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Kim Jong-Il era un hijo de puta (pero tenía sus hobbies)

Producciones Kim Jong-Il presenta...

“Lo que que Kim Jong-Il aprendió y posteriormente aplicó en Corea del Norte se lo habían enseñado las películas”
Paul Fischer en “Kim Jong-Il Presenta…” (Ed. Turner, 2015)

«Para Franco el cine era un hobby”
Josep María Caparrós, historiador de cine

Al cineasta surcoreano Shing Hang-Ok (1926-2006) y a su mujer, la actriz Choi Eun-Hee (1926), les salvó la vida el hobbie de un dictador muy hijo de puta, Kim Jong-Il (1941-2011), el padre del actual jefazo de Corea del Norte, Kim Jong-Un (1983), que no por ser su hijo es menos hijo de puta.

La afición del difunto Kim Jong-Il era el cine, quizá porque el comunismo y sus ficciones no le daban de sí: necesitaba más, y su estatura y su enclaustramiento desde niño aún más, casi tanto como continuar una estirpe legendaria creada por su padre, Kim Jong-Sung (1912-1994), descendiente del rey coreano Dongmyeong, nacido de un huevo incubado por el sol y que montaba un unicornio, el muy cabrón, que hay que ponerse a ser incubado por el sol y montar un unicornio. Repetíos: soy nacido del sol y de un puto unicornio. Enhorabuena.

Pero ¿cómo no vas a entender a Kim Jong-Il, descendiente de un señor incubado por el sol y que montaba un unicornio? La colectivización y el control de la información parece siempre más fácil que Cantando bajo la lluvia. Lo de la plusvalía y el silencio cabrón parece siempre mucho más sencillo que financiar una Casablanca. Aún así, Jong-Il se empeñó en todo, en la ideología juché y el cine a un tiempo: su Casablanca la tituló el secuestrado Shing Hang-Ok, después de ser torturado y de una huelga de hambre, Emisario sin retorno en los ochenta.

Producciones Kim Jong-Il presenta…” de Paul Fischer (Turner, 2015) cuenta parte de una odisea de tres personajes (los rehenes cineastas Shing, Choi y su captor, el dictador norcoreano Kim Jong-Il) aunque quizá eso no sea lo más importante. Al igual que lo esencial de Franco no fueron sus cuarenta años en seco al mando de España, es decir, lo esencial de Franco no fue el tiempo, sino su violencia sistemática contra el opositor, su apropiación de la bandera, su utilización simbólica de las obras públicas o ese reguero de sangre que le regaló en epílogo al marqués de Villaverde para una foto del Interviú: «God save the democracy with Carmen Martínez-Bordiú«.

Franco fue la imagen, que no era la suya propia, enano y con un solo cojón. A Franco le dolía un embalse eterno que aguantase semejante correría de sangre, y se montó el Valle de los Caídos, seco y pétrido, y que ya han cerrado el funicular hoy día porque es cuestión turística ratonera, y que a todos se nos olviden los derrotados.

Kim Jong-Il fue la imagen, que no era la suya propia, era el cine donde aprendió el contrabando, la mafia y el crimen para justificar su contrabando, su mafia y su crimen. Como Imelda Marcos fue solo la imagen de sus zapatitos dirigidos a la cabeza de los Beatles en el aeropuerto de Manila y que hoy enseña en documentales, vieja de los cojones, de La 2.

Nadie, dice el autor Paul Fischer, entendió el crimen-comunicación asociado al Estado como Kim Jong-Il porque lo supo por James Bond. Él, sin quererlo, era realmente, muerto Ian Fleming, el Doctor No enano, con gafones y sin gato.

Aún se le olvidan a Fischer muchos hobbies de sátrapas: se le olvida Pinochet y sus fotos con la Thatcher en silla de ruedas de crimen-comunicación que se le vuelven contra él porque se levanta al regresar a Chile, y no lloraba; se le olvida Ceaucescu y su mujer viceprimera ministra, cutre, de crimen-comunicación que se le vuelve contra ellos un tiro en la puta cabeza, y lloraban; se le olvida Hiroito y su apagón de Sol/Él, cutre, que se le vuelve crimen-comunicación contra él su deidad, y lloraba; se le olvida Castro y su chándal de vieja, naftalínica, que se le vuelven crimen-comunicación contra él sus deportivas capitalistas cuando lee discursos interminables que nadie escucha, y no llora.

En “Producciones Kim Jong-Il presenta…”, libro sangrante e increíble como en ficción es el cine, se le olvidan a Fischer, por quedarse solo con uno y sus circunstancias, tantísimos dictadores cuyos hobbies les mejoran en su ardua, incansable tarea de ser unos hijos de puta.

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Título: Producciones Kim Jong-Il presenta…. Autor: Paul Fisher. Editorial: Turner. Páginas: 400. Edición: papel y ebook.

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