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Los verdaderos herederos del imperio

Los verdaderos herederos del imperio

Han pasado ya 5 meses desde su esperado regreso, y 5 meses dan para mucho. Dan para analizar lo que se ha visto, para volver a ver y buscar nuevos matices y da para reposar y asentar lo que se nos ofreció. Y tras todo esto las conclusiones están claras: queremos más, pero mucho, mucho más. Desgraciadamente las aventuras que durante 33 años habíamos estado esperando no han resultado a gusto de todos y la sensación es la de un déjà vu que ha jugado con nuestras mentes creando un efecto Ratatouille, tan efectivo como fugaz y que una vez asimilado queda diluido, incluso ahogado por la necesidad de verdaderas novedades.

En este viaje más allá de Orión nos hemos propuesto visitar toda clase de mundos, conocer seres e historias fascinantes. Y es por ello que no podemos pasar de largo el universo más célebre de la cultura popular. Esa galaxia muy, muy lejana que concibió George Lucas y debutó en cines en 1977. El universo de Star Wars, o como lo hemos conocido en España La Guerra de las Galaxias.

Hablar de Star Wars no es sólo hablar de cine. Si algo ha caracterizado siempre este universo es su riqueza en matices y su viviente capacidad de expansión. Expansión a otros muchos campos más allá del celuloide o los discos digitales de este siglo de tecnología. Star Wars es cine y es también literatura, comic, música y, para bien o para mal, ese concepto tan de moda como es el “merchandising”,  es decir la comercialización de toda clase de artículos relacionados con la marca. Algo que en un principio puede dar gran gloria a un producto en la forma de figuras de gran calidad, réplicas de objetos, camisetas, o incluso dar un toque simpático y curioso con la aparición de cubitos de hielo con forma de casco imperial, pero que puede ser un arma de doble filo y terminar humillándolo todo de una forma vil y absurda, alcanzando creaciones monstruosas como logotipos estampados en  papel higiénico. Y es que en el siglo XXI parece que ya todo vale, la verdadera magia se pierde y olvidamos que de lo sublime a lo ridículo hay un solo paso.

"Los aficionados a este universo han buscado respuestas a preguntas inconclusas en las películas y han ansiado conocer más información de sus personajes y de las aventuras vividas por éstos fuera de lo ofrecido en las salas de cine."

Pero dejemos a un lado esta expansión de la marca, más o menos acertada, por el mundo del comercio, además no voy a ser tan cínico de no reconocer el consumo de según qué productos en mi persona, pero en ocasiones hasta para un fan resulta cargante ver el rostro de Vader en según qué sitios.

El motivo de traer Star Wars a este viaje más allá de Orión y con ello a Zenda es por su riqueza como fuente de literatura.

Durante más de 30 años desde que se estrenara en 1977 La Guerra de las Galaxias, a la que luego le añadiríamos su ubicación en la saga con el epígrafe Episodio IV: Una Nueva Esperanza, los aficionados a este universo han buscado respuestas a preguntas inconclusas en las películas y han ansiado conocer más información de sus personajes y de las aventuras vividas por éstos fuera de lo ofrecido en las salas de cine. De este modo nació lo que se conoce como “Universo Expandido”. Obras plasmadas en novelas, cómics o videojuegos que ofrecieron más contenido sobre esta galaxia.

Hasta que en 2012 Disney comprara “Lucasfilm” y con ello la marca “Star Wars”  este universo expandido había crecido con un entrelazado de sólidas raíces, dando a sus protagonistas un futuro que iba mucho más allá de lo concluido en 1983 en El Retorno del Jedi. El futuro de los Skywalker, de los Solo y de sus hijos ya había sido escrito y nuevos villanos y nuevos retos habían surgido y se habían superado. Todo esto dejaba a Disney poco margen de maniobra de creación si quería respetar y seguir con coherencia las historias que habían surgido todos aquellos años.

Y éste fue el punto de inflexión, el punto de no retorno. Aquí se tomó una de las decisiones más nefastas posibles para un aficionado. Disney hizo trampa, optó por el lado oscuro y tomó el camino más fácil y más seductor, rompió con todo lo establecido más allá de las seis películas estrenadas. Anuló todo ese Universo Expandido como obras canon de la saga. Una maniobra que no gustó a las comunidades de fans, pero que se entiende desde un punto de vista financiero, y seamos razonables, Disney antes que una fábrica de sueños es una empresa, una empresa que debía recuperar la indecente cantidad invertida en la franquicia.

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De este modo llegamos al Episodio VII: el despertar de la fuerza en diciembre de 2015. Esa trampa comercial que llegó hace 5 meses y que jugó con nuestros recuerdos haciéndonos creer que la vida de nuestros protagonistas había avanzado y que iban a vivir nuevas aventuras, cuando lo que realmente hizo fue engañar a nuestras mentes ansiosas de más Star Wars, porque lo que funcionó años atrás podía volver a hacerlo. Una vuelta a la línea de partida camuflada en forma de déjà vu narrativo y siguiendo paso por paso las secuencias establecidas por Lucas en “Una Nueva Esperanza”. Casi nos lo creemos, estuvo cerca, pero algunos ya somos perros viejos. Quizás en la próxima de verdad podamos emplear la palabra novedad.

"Recuperemos a Luke Skywalker, al verdadero, al guerrero, al que alcanzó el rango de Jedi y derrotó al Lado Oscuro"

Pero aquel universo expandido sigue estando ahí, ya no serán parte del canon, ya no guardarán coherencia con las nuevas películas, pero siguen mereciendo la pena. Las decenas de novelas publicadas estos años son ahora difíciles de encontrar, estando la gran mayoría de ellas descatalogadas, pero una de ellas ha regresado y es una oportunidad que no se debe dejar de aprovechar.

Olvidad por un tiempo el episodio VII. Olvidad la insulsa idea de que Han Solo no ha madurado y se fuerza a sí mismo a ser un sinvergüenza que parece no saber hacer otra cosa en su vida que dedicarse al trapicheo. Devolvámosle el honor de haber sido uno de los héroes que derrotaron al Imperio y que descubrió que valía para mucho más que para ser un contrabandista. Recuperemos a Luke Skywalker, al verdadero, al guerrero, al que alcanzó el rango de Jedi y derrotó al Lado Oscuro, no esa versión barbuda y ermitaña que ha decidido desaparecer con la mera justificación de que alguien quiera buscar respuestas. Y sobre todo descubramos lo que ha pasado con el Imperio Galáctico después de perder a sus líderes. Deshagámonos de esa Nueva Orden que ostenta un poder absoluto ganado sin esfuerzo por necesidades de un guión sin alma, apartemos del tablero de juego a quien prometía ser un villano de renombre y que finalmente quedó engullido por las pataletas de un aprendiz frustrado ocultas tras una máscara tan innecesaria como impuesta por una hábil maniobra comercial.

Agarrad un ejemplar de “Heredero del Imperio” que ha vuelto de nuevo a las librerías. Esta obra publicada en 1993 y escrita por Timothy Zahn es el primer volumen de la trilogía que originalmente siguió a la trilogía clásica, no en el cine sino en tinta y papel. La llamada “Trilogía de la Nueva República” que incluiría otras dos obras, “El Resurgir de la Fuerza Oscura” y “La Última Orden” Esperemos que sigan con las nuevas ediciones de estas obras.

En “Herederos del Imperio” podemos descubrir las verdaderas consecuencias de la caída del Imperio Galáctico, cómo Han y Leia evolucionan como pareja y como parte de los responsables del nuevo gobierno que ha de surgir para poner orden en la galaxia mientras que Luke asumirá el deber de restaurar la orden Jedi preparando la formación de nuevos caballeros.

Todo esto mientras que los miembros restantes de la flota imperial se reorganizan bajo el mando del último de los grandes comandantes de Palpatine, el Almirante Thrawn, un ser astuto y calmado que descubrirá cómo anular los poderes de la fuerza.

El episodio VII ha sido una gran película a nivel técnico, y un buen punto de partida para nuevas historias, pero no es aceptable que un producto merezca tanta alabanza cuando su virtud está en lo que promete que vendrá después y no en lo que realmente nos ha mostrado de por sí.

La espera al episodio VIII aún es larga, y hasta que los nuevos personajes calen como lo hicieron los viejos, si es que alguna vez lo consiguen, seguiremos encontrándonos muchos rollos de papel higiénico con el rostro de Vader impresos por el camino.

Pero las viejas novelas están ahí, y aunque ya no pertenezcan al canon, siguen siendo excelentes, de modo que para hacer más placentera la espera recomiendo que emprendáis el viaje por los verdaderos herederos del legado de Star Wars.

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