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Carlos Ruiz Zafón

Acabar con el planeta librero, superpoblarlo hasta que reviente. No encuentro otra explicación. Los grandes sellos quieren que la gente compre libros, no necesariamente que los lea. A juzgar por el vertiginoso ritmo de publicación todo apunta a que se trata de un plan ludópata: si para encontrar el pelotazo del año hay que publicar un libro cada media hora, ¡manos a la obra! Libros de cocina, de instrucciones para bajar de peso; de recetas; la primera novela de una presentadora, y de otra, y de otra, y de otra; ejemplares cosidos y de tapa rústica; ediciones encofradas; reediciones; volúmenes listos para la pira de la devolución. Un rasgo los unifica, los saboriza con esa esencia de comida rápida y sucedáneo de literatura; algo que no alimenta, que se digiere rápido y sin dejar rastro. Libros, libros, libros… apilándose en el vértigo de su despropósito.

"Si para encontrar el pelotazo del año hay que publicar un libro cada media hora, ¡manos a la obra!"

El asunto tiene su punto suicida: regar el mercado con novedades que los lectores no serán capaces de absorber; anunciar todos los días el lanzamiento del año y convertir en espectáculo un libro que, quizá sin esas florituras, se vendería exactamente igual… de mal. La semana pasada asistí a uno de esos oficios comerciales, un tedeum del superventas. A las doce de la mañana, un nutrido grupo de periodistas –la lista era de 120 acreditados–, editores, críticos, ejecutivos, libreros,  jefes de marketing y comunicación, esperaban arremolinados ante  las puertas de la Basílica Sagrado Corazón de Jesús, en el Tibidabo. Pasado un minuto de las doce, las puertas se abrieron solas, dando paso al interior de la capilla.

El altar, lleno de libros, estaba dispuesto para la aparición de Carlos Ruiz Zafón, quien hizo su entrada  casi sacerdotal ataviado con unas severas gafas negras y un traje gris oscuro. Bañado por un haz de luz casi mariano, el autor dio un paso al frente para dejarse fotografiar.  Tanto boato tenía su explicación: se trataba del lanzamiento de El laberinto de los espíritus, la novela con la que el escritor catalán cierra su serie de La sombra del viento y con la que Planeta pretende reventar las listas superventas. Sólo hay que ver las cifras: según la información difundida por el propio sello, la primera edición, de 700.000 ejemplares, salió a la  venta de forma simultánea en España y en América Latina. A esa se suma una en catalán, de 50.000 ejemplares. Regar hasta inundar.

Una semana antes de aquel santo oficio, en una comida que tenía por finalidad la deliberación para la concesión de un célebre premio, un grupo de libreros, editores, distribuidores y autores cortaban el grueso filete de un mercado editorial que, según ellos mismos aseguraban, este año gozaba de peor salud que en los peores de la crisis. “Ha sido muy malo este año, se ha vendido mucho menos que los anteriores. Pero mucho menos”; aseguraba uno de los comensales, al tiempo que otro le tomaba el testigo con una estadística todavía más tenebrosa actualmente, la devolución alcanza el 50%. Mal asunto.

"Quizá ahora resulte un poco más gráfico lo que significa una devolución del 50 por ciento en un mercado en el que se editan más de 78.000 títulos"

Desde el año 2010 las ventas de las obras literarias han caído un 30%. El más golpeado ha sido el llamado best seller y ¡de qué forma!  La burbuja del superventas erótico pinchó en 2015 hasta caer 78,2% –aquellos tiempos de las sombras de Grey–; los de temática romántica vendieron un 34% menos, ciencia ficción y terror 19% menos y policiaca 12,9% menos. Las que menos descendieron fueron las obras clásicas con un 7,2%. Quizá ahora resulte un poco más gráfico lo que significa una devolución –los libros que los editores ni los libreros logran vender–  del 50% en un mercado en el que se editan más de 78.000 títulos con una tirada media de 2.886 ejemplares por cada uno. ¿Tiene sentido el tedeum ludópata en este infierno del libro?

Tú no eres como las otras madresDentro de este panorama tienen lugar fenómenos de cierta extravagancia, pero no por ello exentos de celebración, cuando algo bueno traen. Ha ocurrido con Tú no eres como las otras madres, la novela de Angelika Schrobsdorff editada en primavera por Errata Naturae y Periférica y que, sin aparatos de lanzamiento ni santos oficios de mercado, alcanza ya su octava edición. Otros libros, en cambio, arropados por la vitola del gran sello se quedan fríos, incluso tras haber sido objeto de una polémica, como es el caso de la novela Los últimos días de Adelaida García Morales, de la escritora Elvira Navarro, un libro publicado por Literatura Random House, el cual a día de hoy –al menos según la cifra de Cegal en Red– ha vendido 630 ejemplares.

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