Como aquel mar primordial que, desde el vacío, dio origen al cosmos, Dos mares del poeta macedonio Josip Kocev concibe un universo propio a través de la palabra. En palabras de Patricia Crespo Alcalá: “Con una sintaxis quebrada, reflejo de la fractura del ser contemporáneo, un lenguaje cotidiano reinterpretado en su simbolismo —a la manera de Lorca—, Kocev traza una poética tan crítica como irónica que no busca respuestas, sino un lugar donde resistir el oleaje. Así se presenta la mejor poesía macedonia”.
En Zenda reproducimos cinco poemas de Dos mares (La Tortuga Búlgara), de Josip Kocev.
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Conchas del tiempo
¿Cuál era el mundo que se deslizó
como arenilla entre tus dedos
cuando éramos niños del cielo
y, allá arriba,
escuchábamos las vidas futuras
en las conchas del tiempo?
(¿Será aquel en el que
los labios me duelen del silencio,
y las manos del anhelo
por este hogar que
ni se me olvida
ni logro recordar?)
Abajo
solo eres liviana pasión
que me crucifica en dos mares
y aguda aguarda su muerte
en la marea que asciende.
Aquí
vivo atado a todo
lo tangible y terrenal,
un cuerpo de humo amarrado a cuerdas
que duda adónde volver:
si junto al fuego o allá entre las nubes.
*
Mundo sin nombre
No tiene nombre este mundo donde
la tristeza está tumbada de espaldas
siempre lista
para mirarnos
con ojos de noche.
Si le damos un nombre
brotará el espacio,
entonces todos podrán
encontrarnos,
las aves determinarán
los puntos cardinales y las estaciones,
y la gente el cómo:
cómo atreverse a amar,
cómo se debe morir.
*
Vivo instante
Debiera venderse todo para el vivo instante,
toda sabiduría y todo recuerdo
son un bien destruido para el vivo instante
cuando caminamos por el rocío de la hierba
con un par de ignorancia en los pies,
listos para fundirnos en el amanecer
como si nunca hubiéramos sido noche.
*
Letra
Hallo tu rostro
ensimismado tras la ventanilla
de trenes apresurados.
Esta mirada ajena
no sostiene el mundo en el que yazco
y pasa de largo por la estación donde espero.
No te atreves a concebirte ahora,
cuando el tiempo juega con astucia
al lenguaje y el sentido.
Debes ser la letra que me espera
al final de todos los abecedarios,
la voz que cuenta mis renacimientos
hasta el día en que caiga al suelo,
ya maduro, para hablarte.
*
Mar exhausto
Han florecido miedos en los que debo adentrarme
para coger algo de tu dolor,
experimentarlo,
y poder por fin llamarte mar exhausto,
esparcir sobre ti las cenizas
de este abrasador día que se fuga.
Sé que tu rostro se deslizará
de mis manos,
y que algún día te hallaré
entre copos de nieve tardíos.
Tu olor será un nuevo nacer,
te sostendré sin lamentos,
y te cuidaré
hasta la próxima pérdida.
***
Josip Kocev (Skopje, 1985) se graduó de la Facultad de Derecho Justiniano I de Skopje. Trabaja en el campo del marketing y la comunicación. Es autor de cinco libros de poesía, incluyendo Yo, Quentin Scribbler (2015), Silencio escrito (2016), Ahora es el Nunca más largo (2018), Museo de los sentimientos (2019) y Dos mares (2023). Ha recibido el premio Enhalon de las Noches de poesía de Struga (2017) y el premio Beli mugri otorgado por el Centro Cultural Kocho Racin de Skopje (2019). Ha sido finalista en varias ocasiones en el prestigioso premio de poesía macedonio Brakja Miladinovci en las Noches de poesía de Struga. Ha participado en diversos festivales de poesía tanto nacionales como internacionales. Es miembro de la Red Europea de Poesía Versopolis. Su poesía ha sido publicada en revistas literarias y antologías tanto en Macedonia como en el extranjero.
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Autor: Josip Kocev. Título: Dos mares. Traducción: Marco Vidal González. Editorial: La Tortuga Búlgara. Venta: Todostuslibros.


“Debes ser la letra que
me espera / al final de todos los
abecedarios”
Kocev
“SOS LA PALABRA ARDIENTE QUE
ESPERA/ AL COMIENZO Y AL
FINAL DE TODOS LOS RELATOS”.
Yo
“Tu VOZ es la razón por la que Vivo”.
Ismael López Gálvez
“Tu VOZ es la razón por la que
Existimos”.
Yo
El MISTERIO de la CREACIÓN está “escondido” en cada Átomo, en
cada Célula , en cada Elemento , en
cada Existencia. En la Vida.
Desde Argentina.
Muchos DOCENTES dan Cátedra fuera la de las Universidades.
Gracias a los Hombres y Mujeres de la Ciudad de Burzaco (Alsina 798).