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El YouTube de los sabios muertos

El YouTube de los sabios muertos

YouTube es un océano inmenso, un Atlántico o Atlántida, sumergidos y flotantes, la infinita sabiduría y la estupidez sin filtro y sin fin, una escuela abierta, un prostíbulo, una discoteca que no cierra, una feria de las frivolidades, un club de citas, una tienda, una reunión heterogénea de bobos sin lustre y el corazón real de una ilustración inimaginable hace un par de décadas. Ahí está la suma universal de las imágenes, los consejos para abrir una lata de anchoas y un compendio de filosofía aristotélica.

Yo lo utilizo como pasatiempo intelectual, como divertimento, aunque caben múltiples modos de aprovechar el canal en su vertiente formativa. Como soy de natural curioso, a la par que disperso e inconstante, dentro de la constancia, me dejo llevar por el río inacabable de conocimientos, unas veces a golpe de algoritmo y otras despistando algoritmos, y a eso dedico bastantes horas, muy ajeno al ruido pedregoso de las redes, fábricas de banalidad y denuesto.

Como más disfruto es visitando y revisitando a los sabios muertos, a los poetas del tiempo detenido. Me pararé en tres, por no hacer cansina la referencia y por operar con un número muy prestigiado por la matemática y la costumbre. Tres. Antonio Escohotado, Jorge Luis Borges y Antonio Gala.

"Sus dos grandes temas son la defensa de la legalización de las drogas y la refutación del comunismo"

De Escohotado hay infinidad de vídeos, en comparecencias televisivas, conferencias o charlas informales. Su magisterio es evidente para cualquiera que tenga la oportunidad de aproximarse a él. En mi otra vida, como periodista de Informe Semanal, tuve la suerte de entrevistarlo en su casa de La Navata, en Galapagar. Fue, creo recordar, una tarde de otoño, posiblemente de octubre, de temperatura dulce, tan alejada de los soles inclementes de este verano. Nos recibió a los compañeros del programa con esa bonhomía que asoma en cualquiera de sus vídeos. En el tiempo que se tarda en montar el equipo de televisión y luego al final de la entrevista tuvimos un buen rato para charlar de esto y de aquello, pues con él se podía tirar por cualquier lado. El reportaje era sobre la prohibición del gobierno de Zapatero de fumar en los bares, y su posición, por obvia, no hay que subrayarla. Lo único que nos dijo es que quería aparecer en el programa fumando y así lo hicimos. Anécdota personal aparte, en YouTube se puede ver a Escohotado en distintas apariciones públicas, con Sánchez Dragó, por ejemplo, o con el periodista Alfonso Armada, o con Julia Otero, pongan puntos suspensivos. Sus dos grandes temas son la defensa de la legalización de las drogas y la refutación del comunismo, asuntos que se prestan a arduas y ásperas polémicas. Escohotado no escurría el bulto, aunque le prepararan una encerrona, y tampoco levantaba la voz, ni tenía una mala palabra o un gesto feo. Comprobar esto es tan fácil como entrar en Internet y acercarse al maestro. Escribió mucho y leyó e investigó más, pues el saber fue su gran pasión. Sus dos ensayos fundamentales son Historia general de las drogas y Los enemigos del comercio. Hay una entrevista deliciosa de una jovencísima Isabel Gemio en TVE, allá por los años ochenta, que en unas cosas eran peores que estos años 20 del siglo XXI, pero televisivamente eran mejores. Isabel escucha embobada a Escohotado y ahí comprende uno que la más bella no tiene por qué quedarse rubenianamente con el más fiero de los vencedores, sino que puede preferir al más sabio.

"Antonio Gala es otro tempo y otra temperatura. Sus palabras salían labradas de fábrica, de manera que escucharlo es un placer, a poco que uno tenga apego a las cosas bien dichas"

Antonio Gala es otro tempo y otra temperatura. Sus palabras salían labradas de fábrica, de manera que escucharlo es un placer, a poco que uno tenga apego a las cosas bien dichas. A veces en su cadencia poética podía haber un leve aroma cursi, en seguida corregido con una frase directa, tal vez sentenciosa. Gala escribió y presentó dos series en TVE, Paisajes con figuras y Si las piedras hablaran. En ambas se acercaba a la historia de España y a algunos de sus más destacados personajes. Pero el Gala más disfrutable es el charlista o el que aprovecha una entrevista para destapar su sabiduría andaluza y su ingenio carmesí. Hay fantásticas intervenciones suyas con Terenci Moix, Buenafuente o Joaquín Soler Serrano, aunque quien le sacó más partido fue Jesús Quintero, que le dedicó trece noches en Canal Sur.  Quintero es otra presencia ubicua en Internet.

Y está Borges, figura incomparable de la literatura contemporánea. Con este tengo también mi pequeña anécdota. Fue una tarde de junio de 1985, en el Retiro, en la Feria del Libro de Madrid. El Homero de Buenos Aires, el ciego entonces todavía mortal, estaba atendiendo a una larga fila de lectores, con rara parsimonia, con una serena y fina elegancia, en un punto ligeramente irónica. Yo no hice cola, sino que me quedé cerca del autor de El Aleph para verlo y escuchar lo que iba diciendo mientras estampaba su rúbrica y ponía una frase. Me llamó la atención que llevaba la cuenta de los libros que firmaba e iba haciendo, por lo bajo, un comentario a propósito de cada número, emparejándolo con un acontecimiento histórico significativo. Cuando llegó al 86, se me quedó grabado que dijo, lacónicamente: “Probablemente el año de mi muerte”. Y así fue: murió el 14 de junio de 1986, un año justo después de la tarde, ahora me parece mitológica, en que le vi firmar libros en El Retiro.

"En YouTube puede uno viajar en el tiempo con los personajes y ver un Escohotado joven o un Quintero cuarentón, y luego comprobar cómo van cayéndoles los años"

El A fondo de Soler Serrano, un clásico televisivo descubierto por los modernos, está completo en YouTube, y tiene dos entrevistas fantásticas con Borges, una de 1976 y la otra de 1981. Es difícil señalar cuál es mejor, porque ambas merecen un puesto en la galería de joyas de la tele. En una de ellas, Soler Serrano, con su estilo torrencial de época, le saluda con una larga parrafada elogiosa que termina apuntando que Borges es uno de los mejores escritores de su tiempo. Con una sonrisa abierta e irónica el escritor comenta: “Pues si yo soy uno de los mejores, no quiero imaginarme cómo serán los peores”. Hay otras muchas entrevistas con el escritor argentino que merecen visitarse, además de un ciclo de conferencias impartidas en Buenos Aires bajo el título de Siete noches, y en las que aborda los temas de La divina comedia, Las mil y una noches, la pesadilla, la cábala, el budismo, la poesía y la ceguera. Sin una nota, a palo seco, sin un titubeo, en ejercicios de memoria e inteligencia deslumbrantes.

En YouTube puede uno viajar en el tiempo con los personajes y ver un Escohotado joven o un Quintero cuarentón, y luego comprobar cómo van cayéndoles los años, para constatar que, al igual que los buenos vinos, los sabios mejoran a medida que caen las hojas del calendario, quitando los tiempos de descuento, pues la vejez tiene un punto fronterizo con la muerte en que la persona se desdibuja, como si estuviera poco a poco deshaciéndose. El caso de Borges es distinto. Borges siempre tuvo la edad de Borges.

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Marina
Marina
3 meses hace

Coincido con todos los mencionados. Siempre vuelvo a ellos. Agrego a Punset, que también me hipnotiza. Le dejo esta otra con Escohotado, por si no la escuchó. Me pareció formidable. ¡Saludos! https://www.youtube.com/watch?v=kOkLoLaLMsg

José Antonio Hernández de la Moya
José Antonio Hernández de la Moya
3 meses hace

Creo que este artículo de Juan Antonio Tirado, EL YOUTUBE DE LOS SABIOS MUERTOS acierta al definir a YouTube como un océano inmenso, a la vez Atlántico y Atlántida: en sus aguas conviven la sabiduría y la estupidez, la escuela abierta y el prostíbulo, la feria de las frivolidades y la biblioteca universal.

Yo, como cualquier hijo de vecino, también lo frecuento como pasatiempo intelectual, dejándome arrastrar por ese río inacabable de imágenes y conocimientos, unas veces guiado por el algoritmo y otras burlándolo.

Y es que, efectivamente, en YouTube todo cabe: desde la apertura de una lata de anchoas hasta un compendio aristotélico. Y, sobre todo, el reencuentro con los sabios muertos, poetas del tiempo detenido de la talla de Escohotado, Borges y Gala.

¡Enhorabuena! Una magnífica reflexión.