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Donde arde lo que no muere

Donde arde lo que no muere

Vivimos en tiempos de arte fugaz. Obras que nacen para ser consumidas y olvidadas, juguetes que pierden su brillo en cuanto se seca el barniz. El mercado y la moda dictan el valor, y todo lo que no obedece esa lógica se desvanece en el ruido de lo nuevo.

Sin embargo, hay obras que resisten. Obras que, como un viejo árbol en mitad de un campo asolado, conservan su fuego interno. No importa cuánto cambien los gustos, ni cuántas veces el mundo se reinvente: su esencia sigue latiendo, inalterable, en el tiempo.

El arte verdadero no necesita celebraciones masivas ni aplausos efímeros. Su llama no se apaga porque arde en otro plano: el de la vida que entiende la muerte, el de la belleza que no busca halago, el de los ramajes secos que esperan la chispa para arder.

Cuando la fachada se desploma, los juguetes de la moda desaparecen sin dejar rastro.

"El arte verdadero resiste. No cansa, no caduca. Se vuelve venerable en medio del adocenamiento y del diletantismo"

El arte verdadero, en cambio, resiste. No cansa, no caduca. Se vuelve venerable en medio del adocenamiento y del diletantismo. Cada nueva generación puede encontrar en él algo que permanece vivo. Y existe una razón para ello: desde el primer momento, en sus ramajes secos revolotea el alma, el pensamiento del hombre, la memoria de la vida extinguida, la sequedad angosta de la nada. En sus espinos flamígeros, el arte verdadero arde, y en su grito de muerte se enciende la llama, se esparce la ceniza hacia lo eterno.

Miguel de Unamuno, en su Del sentimiento trágico de la vida, intuyó este combate irresoluble entre vida y razón, entre lo que se vive y lo que se explica.

“La mente busca lo muerto pues lo vivo se le escapa; quiere cuajar en témpanos la corriente fugitiva… Para comprender algo hay que matarlo.”

El arte verdadero no puede analizarse sin traicionarlo. No pide ser diseccionado ni reducido: pide ser vivido. Sus ramajes secos no son cadáveres: son ascuas esperando la chispa, aguardando una revelación.

"Ortega y Gasset lo asumía sin complejos en La deshumanización del arte: el arte verdadero divide. Hay quienes ven la llama. Y quienes solo ven ramas secas."

Tampoco todos están llamados a reconocer esa llama. Ortega y Gasset lo asumía sin complejos en La deshumanización del arte: el arte verdadero divide. Hay quienes ven la llama. Y quienes solo ven ramas secas.

“El arte nuevo no es para todo el mundo […] va dirigido a una minoría especialmente dotada.”

El arte de los ramajes secos no se ofrece a los sentidos adormecidos ni a las almas satisfechas. Su llama sólo alumbra a quien sabe ver en la oscuridad.

Quizá por eso el arte verdadero no ilumina como el sol, sino que prende como un rescoldo.

No deslumbra: arde.

Y cuando todo lo visible se apaga, cuando el ruido se retira, aún persiste en alguna parte: como un ramaje sin hojas, pero vivo, extendiendo su sombra callada sobre lo que fuimos.

Y así, entre los espinos retorcidos y las ramas secas de lo que parecía olvidado, aún arden dos fuegos: el de la vida que no se rinde, y el de la muerte que no consigue callarla.

Llamadlo arte de ramajes.

Llamadlo, también, tiempo en que la muerte quiso vencer… y no pudo.

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SABRINA ANALIA CABRERA
SABRINA ANALIA CABRERA
3 meses hace

“Fuego interno”
“Su esencia sigue latiendo, inalterable, en el tiempo”.
“Su llama no se apaga porque arde
en otro plano” / desde otro plano.
“No CADUCA”. SIEMPRE VAMOS A
NECESITAR LO MISMO.

“En ÉL algo permanece V I V O”.
“REVOLOTEA EL ALMA.
REVOLOTEA EL PENSAMIENTO
DEL HOMBRE.
REVOLOTEA LA MEMORIA”.

EL VERDADERO A R T E ARDE DESDE SU
RESISTENCIA.

El Ser Humano suele ser
soberbio: “SU LLAMA SÓLO
ALUMBRA A QUIEN SABE VER
EN LA OSCURIDAD”. O sea, un
soberbio está deshumanizado y
sin vista REAL. Aún aquellos que no
VEN a través de sus ojos ,
VEN desde su Humanidad. Es una
sensibilidad accesible , depende de uno.
NO ILUMINA, PRENDE.
NO DESLUMBRA, ARDE.
LA MUERTE NO DETIENE SU VOZ:
EL MISTERIO DE LA ETERNIDAD.

Las Obras llamadas CLÁSICOS, esas que SIEMPRE tienen DEMANDA , son
Ejemplos.
Hay AUTORES / ARTISTAS que JAMÁS perderán VIGENCIA porque SON
Identidad. Tenemos Raíces , nos guste o no y eso viene desde la CREACIÓN y desde el transcurrir de los años.
Todos PENSAMOS;
también, podemos ‘hacernos los tontos’.

Desde Blas Valentín Moreno

“MIENTRAS EL RÍO SIGA FLUYENDO”
(Blas)
debemos de “LEER- ESCUCHAR- PERCIBIR – COMPRENDER –
REFLEXIONAR – DISCERNIR”
(Marcela).

Blas Valentín
1 mes hace

Gracias, Sabrina, por leer con tanta intensidad y por convertir la lectura en un espacio de resonancia. Lo que has escrito aquí es casi una antología de intuiciones. Que siga fluyendo el río. Abrazo!