Pequeño tratado sobre la amistad es uno de esos libros que pueden pasar desapercibidos por su tamaño o por su ritmo apacible, sin embargo alberga una profundidad emocional y filosófica que lo convierten en una lectura imprescindible. Joana D’Alessio es editora, escritora y docente argentina. Construye en menos de cien páginas una reflexión íntima y luminosa sobre uno de los vínculos más subestimados en nuestra cultura: la amistad.
Lo notable es cómo articula estos pensamientos con imágenes de la naturaleza urbana: flores que aparecen en una vereda, árboles que recuerdan abrazos, plantas que se convierten en metáforas de vínculos.
La flora para D’Alessio no es un decorado sino un lenguaje emocional.
Cada amiga tiene un capítulo con su nombre y una flor asociada: un herbario íntimo y literario. Esta estructura no solo embellece el libro, sino que le da una profundidad simbólica y afectiva.
A pesar de que este libro se presenta como un ensayo, se mueve, no obstante, con fluidez entre géneros. Tiene algo de diario, algo de carta, (el género de la amistad y el amor) y de taxonomía.
Sin embargo, el libro no es solo íntimo. También es ético. Porque reivindicar la amistad —y más aún, la amistad femenina— como núcleo vital, no como apoyo del amor romántico es un posicionamiento. D’Alessio recupera un lugar relegado, pocas veces se trata el tema de la amistad per se, y lo coloca en el centro de la experiencia humana.
El Quijote, sin embargo, puede entenderse como una relación de amistad. Todo el libro ambos personajes charlan en el camino. Así hace D’Alessio en este tratado, pero en la ciudad, y con la flora de fondo. Las conversaciones con los amigos definen los límites de nuestro propio conocimiento, orillando nuestra voluntad, y señalando nuestra posición vital.
También nos recuerda la autora a Shane O’Mara, el neurocientífico de Elogio del caminar, o Thoreau, que, con Caminar, defiende la unión del hombre con la naturaleza mediante el andar.
En una sociedad donde se premia el éxito individual y las relaciones productivas, el tiempo compartido con otro, sin más propósito que el afecto, es algo revolucionario.
Uno de los aciertos del libro es su tono. La escritura de D’Alessio es suave, melancólica. Evita el sentimentalismo fácil para acercarse a una ternura que no es complaciente, sino crítica y humana.
Cada oración está cuidada como se endereza una planta, se injerta un esqueje o se riega. El ritmo es sereno como cuando se contempla lo cotidiano, una hoja cae, una amiga sonríe:
“La existencia en general es caos y desorden y el diálogo con una amiga me ayuda a juntar los pedazos. […] Las caminatas se parecen a los vínculos: a veces son largas y otras se acortan, pero siempre dejan huella.”
Este libro es un contrapeso a la celeridad, a lo prefabricado, a lo productivo. Es una defensa de lo lento, un tratado sobre lo que no importa a los grandes relatos del poder. Caminar frente a la carrera. Observación frente al paisaje movido desde dentro de los trenes que nos llevan a los grandes centros laborales. Comunicación frente a la barbarie hiperconectada de las narrativas digitales
Una carta de amor a la amistad. Un hermoso elogio de lo inútil.
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Autora: Joana D’Alessio. Título: Pequeño tratado sobre la amistad. Editorial: Tránsito. Venta: Todos tus libros.


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