Carta a Vito Corleone

Es usted uno de los personajes de ficción que más me gustan. También me gusta mucho su hijo Michael Corleone. Y no porque sean modelos de moral o de bondad, precisamente, sino porque ejercen en mí un gran atractivo, por decirlo de algún modo. Creo que esto sucedería si sus actividades fueran muy distintas, porque lo que me atrae de ustedes está en sus personalidades, en su carácter de grandes personajes, y de este modo podrían haber sido artistas, por ejemplo, o banqueros.

Lo que me importa no está en su ocupación en la vida, sino en su talante, su actitud, yo diría que su gesto ante la existencia. Me resulta difícil de explicar; seguramente aceptamos de forma muy distinta a nuestros personajes favoritos del cine o de la novela que a las personas que conocemos en la vida real. Es un ámbito distinto el de la ficción.

Y me parece que en este asunto fueron muy importantes las personas que los crearon: Mario Puzo en la literatura y Francis Ford Coppola en el cine. También Puzo en el cine, porque no olvidemos que fue coguionista de las tres magníficas películas de su historia.

Para empezar he de decirle que la novela es excelente y apasionante, y que la considero clave en la calidad suprema de las dos primeras películas, y a la larga, me atrevería a decir, de la tercera.

Como mucha gente, yo me dejé atrapar por las películas, pero fue leer la novela y comprender hasta qué punto éstas son deudoras del libro, sobre todo las dos primeras, por supuesto, aunque la novela y esas dos películas son el sustrato sobre el que se creó la tercera.

Son obras geniales, el libro y los filmes. Pero ahora, Padrino, yo le quería escribir una carta a usted, un personaje fascinante de la literatura y del cine. Para nosotros ya es inseparable de Marlon Brando, que dice la leyenda que acudió al casting ataviado como usted, convenciendo a todo el mundo de que él debía ser el protagonista de El Padrino I. Qué gran papel y qué gran actor. Uno de los mejores papeles de su vida, quizá el mayor, ¡pero tiene tantos grandes papeles!

Hace poco me decía un amigo que estas películas le parecían muy violentas, y yo le respondía que lo más importante eran los personajes. Los personajes y cómo están hechas, rodadas, ambientadas. Hasta el punto de que son apasionantes.

Francis Ford Coppola era un director muy joven cuando hizo la primera, y luego declaró que estaba bastante nervioso por la responsabilidad que suponía trasladar al cine un gran best seller que estaba muy de moda.

En la novela, según he podido saber, se cuenta la historia de las dos primeras películas, o de la primera y parte de la segunda. Cuando la leí (lo hice en inglés) me expliqué el gran éxito de las películas, siendo éstas obras maestras del cine, pero yo ya sabía de dónde salía tan portentosa historia.

No soy fan del cine de gánsteres, pero me encanta El Padrino. Tampoco soy un especial aficionado al cine de ciencia-ficción y me fascinó para siempre La guerra de las galaxias. Hay obras que se convierten en parte de nuestra vida, como ocurre con algunos libros o algunos escritores. Y la verdad es que no tiene mucho sentido explicarnos por qué, aunque todo tenga sus motivos y sus causas. La cuestión principal es que nos gustan, y que ya nos acompañan para siempre.

Seguimos sus pasos, Don Vito, desde Sicilia, desde que se queda sin padre, sin madre, sin hermano, víctima de la violencia endémica de la isla, y tiene que emigrar, siendo apenas un niño, a Estados Unidos, a Nueva York, donde se abrirá camino.

La segunda parte de la película, encarnado su personaje por Robert De Niro, nos cuenta su juventud, y en la primera, gracias a estos juegos con el tiempo, se ve mejor el mundo de su Familia, hecho un poderoso personaje que recibe a sus amigos el día de la boda de su hija, porque éstos saben que un siciliano no puede negar un favor ese día.

La película tiene el tono de las obras maestras (yo diría que hasta el color). La historia familiar nos transmite toda la fuerza de la mejor ficción, en cine o en literatura. Luego he sabido que Mario Puzo dijo que no había conocido a mafiosos personalmente, que él se estudió a fondo el tema y luego escribió la novela. Magistralmente, debo decir, aunque apostillaba también que si hubiera sabido de su gran éxito la habría escrito mejor.

Para mí está muy bien escrita, con una estupenda narración, sencilla y directa. Envolvente. Como pienso de otros best sellers, si llega a estar mejor escrita tal vez hubiera sido peor, habría llegado menos a los lectores. Vaya por delante que me gusta mucho cómo está escrita; además yo pienso que un gran narrador no es exactamente un gran escritor, o es cierto tipo de gran escritor, y Puzo me parece que es uno de éstos.

También he leído que sus primeras novelas tuvieron buena acogida entre la crítica, pero que no se vendieron mucho, y que escribió El Padrino para salir de la ruina. Esto de la ruina es un buen incentivo para la creación literaria, porque conozco otros escritores de gran éxito que lo tuvieron tras penurias económicas, como si esto fuera un poderoso acicate para hacer excelentes libros.

De Puzo leí su novela sobre los Borgia, póstuma, y me gustó mucho. Ahora tengo otros libros suyos pendientes para leer, como El último Don o El siciliano, que tienen una pinta estupenda.

Don Vito, su personaje es tan grande que sólo con usted ya se puede hacer una gran novela. Sólo con su imagen del principio de la primera parte, cuando recibe en su despacho a los amigos que acuden a pedir favores, esa imagen en tenue penumbra con el gato entre las manos, un gato que dijo Coppola que no estaba previsto meterlo en la película, pero que lo vieron por ahí y les gustó…

Creo que sin Marlon Brando hubiera perdido mucho su personaje. El presidente de la Paramount dijo en un momento dado que Brando no actuaría nunca en El Padrino, pero al final fue su principal baluarte. También me gustó mucho Al Pacino, que se estrenaba como actor en el papel de Michael Corleone, el heredero de la familia, contra todo lo que puede parecer en la primera película (en la novela se ve más claro). Es curioso, porque Al Pacino no gustaba mucho al equipo de rodaje, y no se sentía “querido”; decían que era “soso”, acostumbrados quizá a actores más espectaculares de la época. Pero a Coppola le gustaba mucho para ese papel de Michael, y se quedó. En realidad me gustan todos los actores de El Padrino. Dicen que uno de los fuertes del director está en cómo selecciona y dirige a los actores.

La tercera película, Don Vito, lo tiene en el recuerdo, por ejemplo por la Fundación de los Corleone, que se llama Fundación Vito Corleone. Sin embargo hay un detalle que no me encaja mucho, después de darle bastantes vueltas a estas películas, y a la tercera en concreto. No me encaja que el heredero de la Familia sea Vincent Corleone (antes Vincent Mancini, Andy García), cuando tiene un carácter muy poco apropiado para ello, como lo tenía su padre, Sonny, que fue “un mal Don”, como le dijo usted en su momento a Michael. Pero en fin, lo cierto es que no hay otro candidato, ni mejor ni peor.

Puzo era fundamental en la creación de estas películas, por lo que he podido comprobar o intuir. Coppola dijo que Puzo y él estaban pensando en una cuarta película, donde se mostraría a Vincent Corleone como Don, y en flashbacks, en paralelo, la historia de su padre, Sonny, de joven. Pero Coppola dijo que al morir Puzo se abandonó la idea.

Lo lamento mucho porque me encantaría ver ese Padrino IV, pero también debo decir que no me gustaría esta película si no estuviera a la altura de las otras tres. Sin embargo, ahora también debo decir que del Padrino III decían muchos que era inferior a las dos primeras, y después de reencontrarme con ella hace unos años me parece excelente y apasionante. Quizá sea inferior, pero aun así es una gran película, en mi opinión.

Su historia, Don Vito, la historia de su familia, es para verla muchas veces, apreciarla en todos sus detalles, que son muchos y tal vez inabarcables. Y los aficionados de las películas siempre tendremos la novela para ampliar nuestros conocimientos de la saga y, con ellos, disfrutarla más, comprenderla mejor.