Madrid, finales del siglo XIX: una brillante, aunque poco convencional, estudiante de Medicina se enfrenta a una serie de asesinatos de hombres jóvenes cuyos cadáveres carecen de una causa aparente de la muerte. Aunque, eso sí, todos desprenden un enigmático olor.
En este making of Miguel Vasserot explica qué le llevó a escribir Cuando llegues al infierno (NdeNovela).
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Si soy sincero, escribir Cuando llegues al infierno ha sido un acto de pura supervivencia creativa. No tengo horarios ni métodos infalibles ni esa disciplina que los escritores defienden. Yo escribo cuando puedo, cuando me arde la cabeza de ideas y no me queda más remedio que sentarme y volcarlas en el papel. A veces paso semanas sin tocar una sola línea y, de repente, me sorprendo escribiendo toda la noche. Es caótico, lo sé, pero de ese caos surge, paradójicamente, el orden narrativo que trato de plasmar en mis obras.
Con los personajes fui igual de rebelde. Por eso me impuse que fueran variopintos, sorprendentes, incluso incómodos en ocasiones. Me interesan más los antihéroes: las mujeres y hombres que tropiezan, que se contradicen y que muestran sus debilidades sin tapujos. La protagonista vuelve a ser una mujer, como ya ocurrió en mis novelas anteriores, porque me permite explorar capas de vulnerabilidad y fuerza que muchas veces se descuidan en los personajes femeninos. Eugenia no es una mujer agraciada en belleza, sino una estudiante de medicina en el Madrid de finales del XIX, segura y magnética, a la que le gusta disfrutar de la comida, del sexo y de las noches locas con sus amigos.
El escenario principal de la novela transcurre en un Madrid que, más que de postal, es un lugar al que las crónicas de la época llamaban «ciudad de la muerte». Es sucia, caótica, desbordada de hombres y mujeres que buscaban en la capital un futuro mejor. Por eso me llevo al lector a conocer los mercados al aire libre, las tabernas ruidosas donde lo mismo se cerraban tratos que se tramaban crímenes, las aguadoras y los vendedores ambulantes que cantaban sus productos, los cafés llenos de humo; y, como contraste, también lo llevo a que conozca las casas señoriales, las reuniones de la alta sociedad y los balnearios tan de moda entonces. Necesito que, quien entre en mi historia, sienta el hedor de los cadáveres en descomposición, el dulzor del vino agrio, el sudor de los trabajadores, el barro bajo los zapatos y, por supuesto, el aroma que desprenden los jóvenes guapos y pobres que van siendo asesinados por la ciudad.
Para ello, he bebido de muchas fuentes: noticiarios, novelas, tratados de medicina legal, crónicas de juicios, informes de autopsias reales. Pero también me dediqué a pasear por las calles de la trama con la imaginación en marcha para preguntarme: ¿qué verían, qué escucharían, qué olerían los personajes de Cuando llegues al infierno en ese mismo lugar hace casi ciento cincuenta años?
Investigar el pasado con tanta información te lleva a un problema de difícil solución: si te pasas de erudito, aburres; si te quedas corto, suenas falso. Hay que ser muy estricto con la fidelidad histórica que nunca quise sacrificar, pero también debes de conseguir un pulso narrativo que debía adaptarse a la narrativa rápida que es la que más llega al actuar lector.
Como conclusión, podría decir que esta novela es la hija del caos, de mis obsesiones y de mis contradicciones, de noches en vela, de paseos por Madrid, de risas, de momentos de tristeza personal, de olores que me llevan al pasado, y de personajes que he convertido en parte de mi vida. Cuando llegues al infierno es eso: un intento de darle orden a mi propio desorden creativo para invitar a los lectores a recorrer un mundo en el que entenderán que resolver un crimen es tan complicado como entender el corazón humano.
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Autor: Miguel Vasserot. Título: Cuando llegues al infierno. Editorial: NdeNovela. Venta: Todos tus libros.


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