Segundo título de una trilogía en desarrollo con la que Roberto Vaquero se está abriendo paso en las mejores páginas de la ciencia ficción española. Tambores de guerra narra los sucesos posteriores a la primera entrega, Tiempos de infantería, manteniendo el mismo estilo y dinámica narrativa: una historia coral, contada desde diversos puntos de vista encarnados en los varios protagonistas a los que el lector seguirá. Gracias a este recurso narrativo la novela adquiere una poliédrica dimensión en la que no todo es blanco o negro, sino que se presenta una amplia escala de grises. No obstante, y también siguiendo la estela de su anterior obra, Tambores de guerra apuesta por la defensa de unos valores muy concretos: el honor, la integridad, la amistad, el sacrificio por una causa mayor, la primacía de lo colectivo por encima de lo individual y el sentido del deber. Porque, aunque aquí se matizan las opiniones contrarias y se evita el maniqueísmo absoluto, también hay personajes que encarnan los prototipos de héroes y de villanos.
Otro aspecto a destacar de la novela es algo que ya vimos en Tiempos de infantería: la caracterización de los distintos bandos que componen este universo literario. El lector se encontrará con idealistas revolucionarios, maquiavélicos líderes megalómanos, aberraciones monstruosas y fríos hombres de negocios. Destacan especialmente los soldados zombificados del IV Reich y los entresijos del Imperio Bláptico, en cuyo seno se dará un giro de guion que dejará al lector anonadado y con ansias de leer la tercera entrega. Nuevamente, veremos críticas a algunos aspectos de la sociedad en la que vivimos, se señalan diversos problemas y algunos personajes encarnan las semillas de un nuevo renacer. Así, en la novela se tratan temas como las redes sociales, el consumismo, la debilidad de carácter, el individualismo, las IA y la progresiva pérdida de aquellas esencias que nos hacen humanos.
Además, Tambores de guerra desarrolla las diversas capas de profundidad que se insinuaban en Tiempos de infantería: dentro de los principales estados en contienda se fraguan movimientos golpistas que mueven sus hilos y complican el tablero bélico que nos dejó la primera novela, dando aún más emoción y ofreciendo no pocas sorpresas en sus trescientas páginas. Como diría Herbert, veremos fintas en las fintas de las fintas.
Aunque el estilo narrativo, la trama y lo que expresa provienen claramente del acervo personal que Vaquero ha ido construyendo a lo largo de su carrera literaria, el lector puede encontrar (o, al menos, un servidor así lo ha visto) algunas influencias de Heinlein o incluso algunos ecos de Terminator en esta novela, aunque mantiene en todo momento un sello muy personal.
En conclusión, Tambores de guerra es una excelente novela de ciencia ficción que supera con creces lo que el lector satisfecho de Tiempos de infantería espera encontrarse, pero manteniendo una coherencia muy compacta a nivel estilístico y narrativo. En sus últimos capítulos aguarda una sorpresa mayúscula que despertará el ansia del lector por leer la novela que cerrará la trilogía.
Así que Roberto Vaquero ya puede irse espabilando a escribir y publicar la tercera novela, puesto que “el lector cobra sus deudas”.


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