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Fotografía de dos hombres en el monte de las calaveras de búfalo, un poema inédito de John Dos Passos Coggin

Fotografía de dos hombres en el monte de las calaveras de búfalo, un poema inédito de John Dos Passos Coggin

Foto: Carbon Works, Rougeville, Michigan. 1892. Burton Historical Collection, Detroit Public Library.

Zenda comparte en exclusiva un poema inédito del autor estadounidense John Dos Passos Coggin, con traducción al español de Rosa Bautista, que pivota alrededor de una fotografía tomada en la localidad de Rougeville, en el estado de Michigan, hacia finales del siglo XIX. 

***

Photograph of Two Men on Buffalo Skull Hill, 1892

Like farmers counting their first
harvest won from the hardscrabble West,
like homesteaders hammering the last
nail of their prairie cabin before winter,
these men glory in their self-reliance.
Adjusting, readjusting their trophy stance.
Stepping onto a skull for stability.

Atop their necropolis, they remember
when the nation’s fathers blew the bugle
charging them west. Their .50 caliber rifle
barrage from trains, from horseback, from
prone position on a prairie dog mound.
It snuffed out their directional hearing and
broke their collar bones, but damn, the stories.
Saloons rolling with gawkers at the buffalo guns.

From Shenandoah to the Pacific ranges,
the geyser of buffalo blood erupted higher
than any Texas oil gusher. The prairie,
once a caravan of mothers, calves, and Bulls
thundering, bellowing for their territory,
now steeped in pools of red silence.

Then another harvest. Of skeletons.
Ten dollars for one ton of dried bones,
the fuel for sugar and fertilizer factories.
Children picking light bones for pennies.

After they’re kings of Michigan and gods of capital,
these men will see Lakota hauntings. Bedridden,
suckin’ bootleg whiskey through a hose, they’ll
fight off the ghost of a wolf that died of hunger.
Searching for buffalo, the wolf found a fawn
skeleton picked clean by turkey vultures.

Now though, in the camera flash, they feel a soul
stronger than the buffalo’s. They take a knee
before the halo of Manifest Destiny.

*** 

Fotografía de dos hombres en el monte de las calaveras de búfalo (1892)

Igual que los granjeros tras la primera
cosecha en el Oeste indómito,
como colonos que logran amartillar el último
clavo en su cabaña antes del invierno,
estos hombres se vanaglorian.
Al posar con sus trofeos, intentan
mantener el equilibrio entre los cráneos.

En lo alto de su necrópolis, recuerdan
la llamada hacia el Oeste de los padres de la patria
al son de una corneta. Disparan sus rifles calibre 50
desde los trenes, a lomos de los caballos,
agazapados tras el montículo de una madriguera en las praderas.
Medio sordos, rotas las clavículas, ¡pero diantres, menudas historias!
Abarrotados de curiosos, los salones se rinden
ante los cazadores de búfalos.

Desde Shenandoah hasta las cordilleras del Pacífico,
géiseres de sangre de búfalo, más altos
que los de cualquier pozo petrolífero de Texas. La pradera
antaño caravana de madres, toros y terneros
atronando, bramando por conquistar su territorio,
está ahora cubierta de charcas de silencio rojo.

Luego otra cosecha. De esqueletos.
Diez dólares por una tonelada de huesos secos,
combustible para las fábricas de fertilizantes y de azúcar.
Por unas monedas, los críos recogen los huesos más pequeños.

Y tras convertirse en los reyes de Michigan y dioses del capital,
se les aparecerán los espíritus de los indios Lakota. Postrados en
cama, sorbiendo whisky de contrabando,
lucharán contra el fantasma de un lobo que murió de hambre.
Buscando búfalos, el lobo encontró un cervatillo
descarnado por los buitres.

En este instante, ante el flash de la cámara, les embarga un espíritu
más poderoso que el de los búfalos.  Se rinden
ante el resplandor del Destino Manifiesto.

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Jesús López Tomás

Debería leerse en todas las escuelas del mundo, en todas las facultades donde el pensamiento fuere referencia, en todas las iglesias de los Estados Unidos de Norteamérica, a los iluminados, a los fundamentalistas de su propia justicia, a todo aquel que exista