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Sáficas y homéricas en la revolución de los espejos

Sáficas y homéricas en la revolución de los espejos

«En toda relación humana hay riesgo, porque el otro es libre», decía Sartre. Esta afirmación puede sonar utópica si echamos un vistazo a la historia del amor romántico. La amistad nace del libre albedrío, pero no está exenta de atentados. Las amigas van creando un refugio de cuidado, complicidad y resistencia con paredes de espejos que suponen irrompibles. No es de extrañar que al hacerse añicos provoquen un desgarro ontológico mortal: no solo se pierde a alguien aparentemente imprescindible, sino una forma de ver el mundo que obliga a repensarlo. En este breve ensayo, La amiga que me dejó: Anatomía de una ruptura, editado por EnDebate, Nuria Labari intenta diseccionar cada uno de los órganos afectados en el proceso de ruptura. Partiendo de un planteamiento epistemológico constructivo, la autora tratará de encontrar la respuesta que no pudo dar Platón: ¿Qué es una amiga?

El libro comienza abordando el dolor del abandono y acaba enganchándose a la cadena de teóricos que, desde la antigüedad clásica, han prestado atención al peculiar vínculo de la amistad. La autora podría haber transitado en silencio las cinco etapas del duelo postuladas por Kübler-Ross de manera obediente y convencional y no haber escrito este libro. Sin embargo, como avezada especialista en el estudio de la identidad personal, elige atravesar las esquirlas del espejo para reformular su propia tesis sobre la pérdida. Hay duelo, sí, pero también una curiosidad meticulosa, casi obsesiva, por entender el accidente mortal. Y al igual que Alicia descubriera la realidad simbólica de su mundo tras el espejo, recurrirá a estereotipos personales para reformular su idea del «Yo» en relación con el resto.

"Nuria Labari logra rescatar el lenguaje de los espejos para comprender que la imagen reflejada no es una superposición de caras ajenas enmascarando la propia identidad"

«Cuando una amiga te dice que no mereces la pena, estás muerta». ¿Es la misma muerte que en la ruptura de pareja? A Labari el proceso intelectual del duelo le dura las tres etapas de su estado mental: derrota, pesimismo y esperanza. En la primera parte «Algo imposible» agarra su corazón con la mano como si fuera una víscera ajena expuesta ante los oráculos de la modernidad. La terapia psicológica; los Fragmentos de un discurso amoroso de Barthes; los podcasts filosóficos de Ducay e Inés García; o el reflejo de la viudedad biografiada de Catherine Lacey son los recursos que elige en su afán por «conocer lo que no puede saber». Sin embargo, las razones del corazón aducidas por Pascal no son suficientes en la biopsia de su dolor y se aprieta las tripas hasta estrujarlas en la segunda parte. «Algo peor» va mucho más allá y llega hasta la antigüedad clásica en su intento por hallar lo que sus contemporáneos no han podido resolver. El escritor Juan Benet le servirá de Cicerón —o Conejo Blanco— en su paseo por la madriguera del tiempo. La autora se unirá al parlamento de Sócrates en el Lisis de Platón para reflexionar sobre la ética de la amistad desde el otro extremo de la línea cronológica con elocuencia y sinceridad. Intercambio, equilibrio y similitud son los baremos para no desproporcionarse en este Circo de Circe que ha creado, junto con una nueva amiga, para invocar en griego antiguo a sus dioses. Invocar es hablar hacia lo que no está, un modo de hacer presente lo invisible a cambio de una revelación. Nuria Labari logra rescatar el lenguaje de los espejos para comprender que la imagen reflejada no es una superposición de caras ajenas enmascarando la propia identidad. Es el tránsito de lo peor a lo mejor, el autodescubrimiento tras salir de la caverna y enfrentarse a ese «algo peor» que la coloca frente a la vieja amiga para enfocar su propio rostro y descubrir que «algo mejor» estaba ocurriendo sin ella. Ese «Algo mejor» inaugura la tercera y última parte más cerebral, política y combativa. Tras indagar en los fundamentos que regían las relaciones en el pasado histórico, ideará un nuevo patrón estructural de hermanamiento y erigirá los pilares de un templo de la amistad inspirándose en el exclusivo salón parisino de Natalie Clifford, pero con las puertas abiertas y sin jerarquías ni pasaportes identitarios. ¿Cómo ha de ser el vínculo entre amigas?: ¿heroico homérico o empático sáfico? «¿Existe una forma de ser amigas que también imita la costumbre masculina?» ¿Se idealiza la amistad de la misma forma que en la relación romántica? ¿Cuántas mujeres caben en el pronombre «nosotras»? Un escuadrón de preguntas alistándose en la revolución de los espejos.

La amiga que me dejó: Anatomía de una ruptura, de Nuria Labari, es un testimonio valiente, una autopsia íntima y lúcida que quizás no resuelva el enigma de Platón, pero incita a valorar cuántas amigas declinan ese «nosotras» y cuántas son tan solo verbos funcionales, de conveniencia o necesidad. Este es su hallazgo, muy útil en esta era del ghosting.

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Autora: Nuria Labari. Título: La amiga que me dejó: Anatomía de una ruptura. Editorial: EnDebate. Venta: Todos tus libros.

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