2025 va a llegar a su fin y, con él, un aniversario que ha quedado sin festejar. Por la relevancia del mismo extraña el olvido de quienes tendrían la responsabilidad de darle la importancia que requiere. Nos estamos refiriendo ni más ni menos que a los cien años del estreno del primer largometraje dirigido por una cineasta de nuestro país: Flor de España o la vida de un torero, de la actriz y directora valenciana Helena Cortesina (1904-1984). Un film que contó con el guion y la codirección del cineasta, dramaturgo y sacerdote José María Granada. Estrenada en Portugal el 22 de enero de 1925 —dos años más tarde de su filmación, debido a una serie de problemas—, la producción desgraciadamente se encuentra desaparecida. De ella apenas disponemos de algunos fotogramas que han sobrevivido. Eso y la partitura original que Mario Bretón —hijo de nuestro Tomás Bretón, el célebre autor de la música de la zarzuela La verbena de la Paloma o de la ópera La Dolores— ideó para el acompañamiento del largometraje, pues todavía quedaba un año para que el cine comenzara a dejar de ser silente gracias a Alan Crosland: primero con el estreno de su Don Juan, primera película parcialmente sonora; segundo, con The Jazz Singer (“El cantor de jazz”, 1927)— sólo un año después.
Quien esto escribe supo del nombre de Cortesina en 2014, durante la realización de su Trabajo de Iniciación a la Investigación en el Período Formativo del Doctorado en Manifestaciones Artísticas y Literarias (Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma). Mi investigación se centraba en las adaptaciones cinematográficas realizadas sobre el teatro lírico español durante la época silente, por lo que rápidamente sentí un gran interés por las partituras pensadas para acompañar a dichos films. Por desgracia, son contados los ejemplos conservados de las obras musicales de aquel tiempo, si bien algunos de los compositores más célebres participaron en su elaboración: de José Padilla (Vida de Cristóbal Colón y su descubrimiento de América, Gérard Bourgeois, 1916) a Tomás Bretón (La verbena de la Paloma, José Buchs, 1921) o Ruperto Chapí (Curro Vargas, José Buchs, 1923).
Fue el profesor Julio Arce Bueno quien, desde el Departamento de Musicología de la Universidad Complutense, me puso sobre la pista de una partitura conservada en la Sociedad General de Autores sobre la que no se había prestado una adecuada atención. El autor de la misma era justamente el hijo de Tomás Bretón y se titulaba con el folclórico título de Flor de España. Se trataba de una música compuesta para acompañar a una película de mismo título, si bien no había obra musical previa —esto es, se elaboró la música expresamente para el largometraje—. De la película poco o nada se sabía. Sin embargo, gracias al estudio de este manuscrito, pude ir reconstruyendo fielmente la trama del film. La composición musical se destina tanto a director de orquesta o a sexteto, incluyendo partichelas para los distintos instrumentos: violín, viola, bajo, contrabajo, flauta, oboe, clarinete, fagot, trompa, trompeta, trombón, caja y bombo. El número de intérpretes dependía del tamaño de la sala en que se proyectaba el largometraje —que aparece dividido en “cuatro partes”, dada su extensión—. El encargado de dirigir la partitura en las sesiones en que el film se proyectó durante el tiempo de su estreno se había preocupado de ir anotando la información más importante que sucedía en pantalla, a fin de saber en qué momento proceder a la ejecución de las distintas partes musicales que debían tener lugar. De este modo ponía en contexto las distintas piezas musicales con las que se ambientan escenas amorosas, de festejo taurino o de acción, incluyendo pasodobles, marchas militares, valses, chotis, números de zarzuela o canciones de moda importadas como el fox-trot —algunos pertenecientes a otros autores (incluyendo el propio padre del autor, Tomás Bretón) o a obras preexistentes (La Giralda, La Tempranica, Marcha Real o Gallito)— y perfectamente reconocibles para el público. El argumento se encuentra inscrito dentro de lo que se conoce como “españolada”, dado el público mayoritario que demandaba este tipo de historias, así como su corte ideológico conservador —el de quienes producían mayoritariamente las películas de la época—. Narra la historia de una florista enamorada de un torero que acaba alcanzando fama como bailarina y cupletista bajo el nombre artístico de “Flor de España”. Entre los intérpretes de la película destaca el famoso actor secundario español Jesús Tordesillas.
El tribunal ante el que presenté y defendí mi trabajo predoctoral “Flor de España” en los orígenes del cine musical español en septiembre de 2014 me otorgó sobresaliente. Tras la imposibilidad de iniciar mi Tesis en la mencionada universidad —tuve que dejar de contar con el que había sido mi director y ningún profesional de aquellos con los que contacté quiso o pudo hacerse cargo de mí como investigador—, sentí que todo este trabajo iba a ser finalmente reconocido ante una noticia inesperada: desde el propio Departamento de Musicología de la Autónoma me informaban en 2016 de que mi trabajo había sido elegido para publicarse en su repositorio digital, dada su importancia y originalidad. Mientras esperaba a lo que nunca se materializó, publiqué un primer artículo académico sobre Helena Cortesina y Flor de España en el número 25 de la revista de musicología Sineris en 2015. A pesar de que esta revista digital de la Complutense ha acabado desapareciendo, el artículo en PDF Flor de España o la vida de un torero: Una partitura para el cine mudo español puede seguir consultándose online. También la Filmoteca Española, cuando estuvo dirigida por Josetxo Cerdán, se interesó por la investigación y llegué a tener una reunión con sus responsables en octubre de 2020 para iniciar un proyecto con el que estrenar la partitura, así como buscar y recuperar el film de Cortesina —y, en caso de no encontrarlo, proceder a una reconstrucción dramatizada para proyectarla durante el concierto— de cara al centenario de su producción. Finalmente, se me informó de que la propuesta no había recibido subvención por parte del Ministerio de Cultura, quedando paralizada. Fueron tiempos difíciles, con el COVID sobre nuestras cabezas.
Durante los años que transcurrieron hasta el presente, me doctoré en 2019 con la tesis doctoral El fragmento como referencia de la modernidad en los procesos de creación de la vanguardia artística española (1906-1936). Su tema, centrado en la literatura, las artes plásticas, la música, el teatro y el cine producidos en España durante las tres primeras décadas del siglo XX, trataba de la influencia que las obras más avanzadas de esta época —de naturaleza fragmentaria— habían tenido del nuevo arte europeo; uno de sus capítulos estaba dedicado a las creadoras de las diferentes disciplinas, destacando a Cortesina—. También publiqué nuevos artículos académicos, como Mujeres artistas y vanguardias: La formación del nuevo arte español a través de fragmentos de modernidad (1906-1936) para la revista Multidisciplinar de Estudios de Género Femeris, en 2019.
Renunciando a tirar la toalla en mi apuesta por visibilizar la figura y obra de Cortesina, contemplo entre mis planes futuros poder estrenar la partitura de Flor de España en colaboración con mi amigo y gran pianista Jorge Gil Zulueta, quien ya ha iniciado la transcripción de parte de las partituras originales a formato digital. Además de investigador, Jorge se encarga de componer e interpretar música para films mudos —destacando adaptaciones para Shoes (Lois Weber, 1916), Los cuatro jinetes del Apocalipsis (Rex Ingram, 1921) o Nosferatu (Friedrich Wilhelm Murnau, 1922). Con él inicié a principios de 2020 la composición de una partitura para El dos de mayo (José Buchs, 1927), habiendo intención de estrenarla en la Filmoteca durante la proyección del film —en el caso de Jorge encargándose de la parte de piano y en el mío de la del violín—. La llegada imprevista del confinamiento dio al traste con el proyecto.
Por su parte, la doctora, directora y guionista de cine Irene de Lucas Ramón finalizó recientemente un libro propio sobre nuestra protagonista titulado Helena Cortesina: Una cineasta pionera en España (Generalitat Valenciana, 2025). En él aparezco como referencia debido a mi investigación pionera sobre la cineasta y su film.
Ahora que se cumplen 100 años del estreno de Flor de España o la vida de un torero —así como 10 años de la publicación del primer artículo de investigación sobre la partitura del film, sobre la película y sobre la cineasta, obra de este servidor— es un buen momento para su reivindicación —más vale tarde que nunca— antes de que el ya muy próximo 2026 abra con su nuevo curso un año para nuevos y a buen seguro interesantes proyectos.




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