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Bevilacqua y Chamorro: Cumpleaños en la pandemia

Bevilacqua y Chamorro: Cumpleaños en la pandemia

Lorenzo Silva ha dado amplia información sobre los vacilantes orígenes de la que hoy es la popular y reconocida saga policial centrada en una pareja de guardias civiles, el curtido sargento Rubén Bevilacqua y la joven y novata guardia Virginia Chamorro. Surgió hacia 1994 como una novela independiente y sin propósito de continuidad. Aquella opera prima, El lejano país de los estanques, desvelaba las circunstancias de la muerte violenta de una joven y hermosa extranjera en el verano mallorquín. Señalé a su salida el enfoque tradicional del relato frente al gusto paródico posmoderno ya por entonces en boga y el riesgo de encomendar el trabajo a una pareja de este cuerpo tan hispano (no tendría otro antecedente este particularismo nacional, y lo sería del todo distinto, que el jefe de la guardia municipal de Tomelloso, Plinio, y su ayudante el veterinario don Lotario) y no al detective habitual del noir.

Celebré el buen pulso narrativo de la historia y la obra no pasó desapercibida, porque mereció el apreciado premio del programa radiofónico El ojo crítico. Había sido, sin embargo, rechazada por algunas editoriales y no la aceptó una de las que la habían repudiado, la editorial Destino, hasta que Silva resultó finalista del Nadal de 1997 con uno de sus títulos más apreciados, La flaqueza del bolchevique. La intriga de Bevilacqua y Chamorro apareció al año siguiente e inició una larga singladura de peripecias delictivas que suma trece entregas más. Los lectores han apoyado esta aventura y la crítica las ha tratado siempre con respeto, aunque, a mi parecer, con déficit de entusiasmo.

"No alteró nada aquella insólita epidemia las tendencias criminales de la gente. Y como para demostrarlo, Silva anuda en una sola peripecia dos casos delictivos"

Cumple, pues, la pareja literaria treinta años desde su alumbramiento, y durante más de un cuarto de siglo nos ha acompañado a los aficionados a la literatura. La hemos visto crecer en su empeño profesional y en su relación personal. Han ascendido en el escalafón del benemérito cuerpo y han mantenido un trato personal dificilísimo, que más de una vez nos ha hecho conjeturar un nuevo rumbo para sus vidas, aunque Silva nos ha frustrado siempre las expectativas de que algo ocurriera. Con ellos hemos recorrido parte importante de nuestra vida y a su lado hemos presenciado momentos singulares de nuestra historia reciente. En buena medida, la saga aporta un reflejo histórico un tanto como hacía Vázquez Montalbán con su Carvalho, aunque sin la intención testimonial explícita, y, desde luego, sin la voluntad de denuncia del catalán.

Justo uno de esos hitos históricos sirve de marco temporal a Las fuerzas contrarias, la nueva investigación de la ya afamada pareja. Me refiero a la pandemia de hace un lustro. No alteró nada aquella insólita epidemia las tendencias criminales de la gente. Y como para demostrarlo, Silva anuda en una sola peripecia dos casos delictivos. Por un lado, el asesinato de una anciana en Toledo y, por otro, la desaparición de una mujer en Badajoz. Sitios distantes e historias muy distintas que obligarán a los guardias a calibrar sus fuerzas, jibarizadas por el covid, y a socorrerse con ayudas ocasionales. Solventan las dificultades sobrevenidas con la abnegación acostumbrada y resuelven ambos casos con trabajo minucioso y aplicando las deducciones del sentido común. Quizás un solo caso habría conferido a la novela una mayor unidad de acción y evitado que en ciertos momentos se produzca algún hiato. Pero el conjunto de los dos crímenes contribuye a reforzar la idea del esfuerzo que han requerido las excepcionales circunstancias, que afectan tanto a los policías como a los personajes y, añadiríamos, que concernieron también a todos nosotros, a los lectores.

Con fino instinto, aunque sin mucho detalle, señala Silva el revulsivo social e individual que supuso la pandemia. No es, sin embargo, una obra que se centre, como han hecho otras muchas, en narrar tan inimaginable suceso. Aquella sensación colectiva de abatimiento y sinsentido es nada más el marco verista de unos crímenes, un dato más del fluir novelesco que refuerza la veracidad de lo narrado. La novela va en otra dirección. Los supuestos delictivos y su resolución tienen el peso necesario en un relato que se atiene al marco genérico de lo criminal. Pero no reside en ello el quid de la historia. No es una novela sobre unos crímenes sino sobre quienes los investigan. Las fuerzas contrarias es una novela acerca de quienes vienen sosteniendo la saga desde el comienzo. Es la novela de dos seres humanos, de Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro, y ellos mismos, no los casos en liza, se convierten ahora, en un momento trascendental de su trayectoria conjunta, en asunto de la obra.

"Sobre estos protagonistas vuelca Lorenzo Silva una emocionalidad que hasta la fecha ha reprimido y los hace sujetos de reflexiones morales que en otros títulos —en otros casos— habrían resultado pegadizas"

Sobre estos protagonistas vuelca Lorenzo Silva una emocionalidad que hasta la fecha ha reprimido y los hace sujetos de reflexiones morales que en otros títulos —en otros casos— habrían resultado pegadizas. Aquí todo ello es pertinente, porque estamos ante el balance de una relación personal bien complicada, en la que siempre han jugado un papel el espíritu del cuerpo policial, el escalafón y la diferencia de sexo. Así, pasan a interesarnos más ellos y lo que sienten que lo que hacen. Con mucho pesar, y solo por no reventarle a nadie la lectura, no me permito hacer un espóiler del desenlace porque me ayudaría a explicarme. Sólo diré que el final guarda una gran sorpresa que funciona como un broche que cierra tantas horas de convivencia de la pareja y justifica el carácter meditativo y la tonalidad elegíaca de esta última entrega. Algo tiene de modélico ese trato humano bajo la capa de lo profesional, y es que Silva tiende a darnos un sentido positivo de la vida. No incurre en buenismos, pero difunde los valores positivos de nuestra especie.

El final, que me he prohibido contar —y a punto estoy de retractarme—, abre horizontes inusitados al futuro de la saga. Supone un aliciente más para aguardar con recrecida curiosidad las próximas investigaciones de la pareja policial. Salvo que Silva haya decido ponerle fin. Algo posible por la dinámica interna de la serie, pero improbable.

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Autor: Lorenzo Silva. Título: Las fuerzas contrarias. Editorial: Destino. Venta: Todos tus libros.

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