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Dorian Gray no tiene likes

Dorian Gray no tiene likes

El narcisismo digital que hoy padecemos no es tan nuevo: Oscar Wilde ya lo diseccionó con afilado bisturí decadente en El retrato de Dorian Gray. La novela denunciaba cómo la obsesión por la belleza eterna corrompe el alma; hoy basta un filtro de “piel perfecta” y una cascada de likes para replicar aquel viejo pacto faustiano. Nuestro Dorian 3.0 abandona el desván victoriano y se refugia en la galería privada de Instagram, mientras el algoritmo, interpretando a Lord Henry, susurra epigramas seductores: «Sigue deslizando, sé más perfecto». Las consecuencias —desde dismorfia corporal hasta ansiedad— están ampliamente documentadas por estudios recientes.

Cuando El retrato de Dorian Gray apareció en julio de 1890 en Lippincott’s Monthly Magazine, causó tal escándalo que Wilde decidió revisarla y eliminar ciertos pasajes explícitos para la publicación en libro en 1891. En esta edición añadió un prefacio lleno de provocadores aforismos, entre ellos el famoso «todo arte es completamente inútil», proclamando así la belleza pura del arte por el arte. Irónicamente, la novela fue utilizada en su contra durante su juicio por “indecencia” en 1895, convirtiéndose en símbolo del pánico victoriano frente a la decadencia moral. La versión original, sin censuras, fue recuperada en diversas ediciones posteriores, destacando especialmente la edición anotada de Nicholas Frankel publicada en 2011 por Harvard University Press.

"Esa dualidad entre apariencia perfecta y verdad putrefacta refleja la esencia del mito que hoy revivimos en nuestra obsesión por la imagen digital"

En la novela, Dorian Gray es seducido por Lord Henry Wotton para vender su alma a cambio de eterna juventud. Su retrato, pintado por Basil Hallward, registra cada pecado y corrupción moral producto de su hedonismo extremo. Esa dualidad entre apariencia perfecta y verdad putrefacta refleja la esencia del mito que hoy revivimos en nuestra obsesión por la imagen digital. Si en el siglo XIX se recurría a un retrato al óleo escondido en un desván cerrado, hoy usamos selfies filtrados con inteligencia artificial, cuidadosamente guardados en galerías privadas de nuestros smartphones. En ambos casos, la dinámica es la misma: perseguimos una perfección ilusoria, ocultando la verdad de nuestro ser detrás de imágenes retocadas. El catalizador moderno de esta caída ya no es el nihilismo estético, sino la dopamina generada por cada like.

Según La Vanguardia, el 81% de usuarios retoca sus fotos antes de publicarlas y el 90% de las mujeres usaron filtros digitales en el último año. Diversos estudios confirman que esta adicción a la perfección artificial aumenta significativamente la insatisfacción corporal, siendo especialmente vulnerable el público joven. Incluso Meta (antes Facebook) admitió internamente que Instagram afecta negativamente a la percepción corporal de una de cada tres adolescentes.

Lord Henry Wotton fue, en cierto sentido, el primer influencer de la historia literaria, definiendo la influencia como «arte sublime» y seduciendo a Dorian con frases llenas de cinismo y promesas de placer inmediato. En nuestra época, su papel lo desempeña el algoritmo, que premia la perfección artificial y castiga las imperfecciones reales, intensificando la ansiedad y los trastornos alimentarios mediante la comparación social constante.

La novela tampoco es indulgente con las mujeres: Sibyl Vane, actriz enamorada de Dorian, es descartada cruelmente cuando pierde su atractivo estético para él. En la actualidad, muchas mujeres suben contenidos hipersexualizados bajo una falsa bandera de empoderamiento, alimentando así cánones de belleza que solo favorecen al algoritmo y replican viejos estereotipos patriarcales. Estudios recientes revelan cómo el consumo de contenidos fitspiration disminuye la autoestima y perpetúa esta presión estética.

"Al igual que el lienzo grotesco de Dorian, nuestros dispositivos almacenan cientos de fotos descartadas, silenciosos testimonios del desgaste psicológico diario"

La Organización Mundial de la Salud ha alertado sobre el incremento de ansiedad y depresión en adolescentes vinculado al uso intensivo de redes sociales, afectando especialmente a las chicas jóvenes. Cada retoque rápido añade una grieta invisible en nuestra salud mental: dismorfia corporal, baja autoestima, incluso pensamientos suicidas. Al igual que el lienzo grotesco de Dorian, nuestros dispositivos almacenan cientos de fotos descartadas, silenciosos testimonios del desgaste psicológico diario.

Romper con este retrato digital exige desenmascarar la influencia tóxica del algoritmo, implementar políticas de transparencia y límites en filtros digitales, y promover una educación crítica sobre la estética digital. Wilde advertía, con ironía, que no hay nada más peligroso que lograr aquello que más deseamos: juventud eterna, sí, pero en formato de 1080×1920 píxeles y con ansiedad incluida en la letra pequeña.

Al final, Dorian destruyó su retrato y a sí mismo. Nosotros, atrapados en el scroll infinito, continuamos pulsando “me gusta” sin cuestionar las grietas que cada click genera. Quizá no tengamos un cuadro físico que muestre nuestra decadencia, pero las estadísticas sobre salud mental comienzan a dibujar una imagen inquietantemente similar.

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Amaia Millares
Amaia Millares
3 meses hace

¡Cómo enganchan estos artículos! Ya se que detrás de esta genial escritora hay un maestro entregado y puedo decirlo porque en la Universidad acudí a una de sus conferencias. Es tan amable, lista, humilde y guapa que te dan ganas de llevártela a casa para siempre. Sabe de todo, pero también sé que su vida no ha sido nada fácil.

Rosa Amor
Rosa Amor
3 meses hace
Responder a  Amaia Millares

Qué alegría leerte. Gracias !! Por circunstancias, últimamente me muevo más en plataformas de investigación y en clases e-learning, así que salgo poco de la cueva… aunque espero volver pronto a la arena, si las cosas lo permiten. Ya no hay aquellas merendolas con estudiantes en las que intercambiar versos era más que la vida misma. Espero haberte tratado bien en aquel encuentro; a veces, cuando una se ve rodeada de varias personas, corre el riesgo de, sin querer, desairar a alguien, y eso me apenaría mucho. Ojalá podamos coincidir de nuevo, para que la conversación vuelva a ser fuego vivo y no sólo rescoldo en la memoria.

Amanda 98
Amanda 98
3 meses hace

Me encantan estos artículos que conectan tan bien con los jóvenes. He comenzado a seguir a la autora desde que está en Zenda y espero que siga.

Rosa Amor
Rosa Amor
3 meses hace
Responder a  Amanda 98

¡Qué alegría leer esto! Esa conexión con los jóvenes es, sin duda, el mejor premio para quien escribe: tender puentes entre la tradición y el presente. Ojalá esa voz siga resonando en Zenda y más allá, porque lectores como tú son los que dan sentido al camino.

Rosa Amor
Rosa Amor
3 meses hace
Responder a  Amanda 98

En cuanto a seguir en Zenda, no soy yo quien lo decida: Zenda es como esas tabernas del Siglo de Oro, uno nunca sabe si habrá silla libre para la próxima velada o si tocará buscar otro patio donde contar historias.

Mario Raimundo Caimacán
Mario Raimundo Caimacán
3 meses hace

Admirada
Rosa Amor del Olmo

Estos últimos días he disfrutado tanto y aprendido tanto leyendo sus artículos periodísticos que en agradecimiento (y para que entienda que no está sola en éste mundo bárbaro y salvaje) le dedico la lectura de un poema mío sobre un tema que tanto significa para usted (con el riesgo de ser tomados como “versos de agosto”):

EL LLANTO DE WILLY BRANDT

Un hombre solitario y poderoso

Está de rodillas, penitente.

Llora copiosas lágrimas,

Llora por las víctimas inocentes,

Llora de vergüenza infinita

Porque los asesinos eran bestias

Más que hombres,

De su propia patria y lengua.

Llora Willy Brandt desconsolado,

Jefe de un gobierno germano

En la Democracia impuesta,

En la Alemania ya libre

Por el enemigo vencedor y generoso,

Porque en la mitad comunista

Solo hay lacayos, títeres y esclavos

Del poder soviético opresor,

Que al Trono de Stalin todos deben

Acatamiento, obediencia, sumisión;

De ese mismo Stalin,

Carnicero aliado a Hitler,

Que a Polonia invadió.

El visitante en Varsovia

Llora ante el Memorial, arrodillado,

Recordatorio del Holocausto perpetrado:

Millones de hombres y mujeres,

Desde niños hasta ancianos,

Judíos, gitanos y de otras minorías,

Con furia genocida asesinados,

A ritmo de turnos de fábrica

Y precisión planificada a sangre fría,

Con saña criminal que espanta y horroriza.

Todos inocentes, todos indefensos,

Fueron masacrados con frialdad asesina

Por gente alucinada con perversas mentiras,

Por gente de alma ruin y miserable

Y un Estado Alemán hecho criminal,

En manos de canallas,

Cuyas tesis oficiales sostenían:

Que no somos los hombres de naturaleza igual,

Que ellos, Nazis, por regodearse viles en el fango,

Eran “la raza superior” y les tocaba,

Aberrados, matar y ser amos.

Eran gente mala, vil e ignorante,

Que vivían en error gigante,

Desconocían la historia irrefutable

De la pretendida “raza superior”:

Cuando ya era viejo para griegos y romanos

De la Antigüedad conocida,

Construir en piedra grandes ciudades,

Puentes, acueductos y teatros,

Debatir de Ciencias, Artes y Filosofía,

Sus antepasados eran bárbaros

Que ni alfabeto tenían;

Chozas y cabañas de troncos

Lo más avanzado que construían.

Llora Willy Brandt aunque inocente,

Que al Nazismo se enfrentó con valentía,

Combatió con palabras y con armas,

Enfrentó la Gran Barbarie,

A cuyas banderas juraron serles fieles

Heidegger y demás Nazis, muchos miles,

Refocilados partidarios de crueles pesadillas,

Impunes por la desmemoria, el olvido y la mentira,

Quienes ni una disculpa, ni arrepentimiento,

Jamás expresaron en sus largas vidas.

Nunca pidieron perdón ni expiaron sus culpas,

Muy bien escondidas.

Quizá solo lamentaron la derrota,

No lograr sus delirios de dominación y conquista,

Sus metas de esclavizar

O exterminar en todo el ancho mundo,

A la Humanidad excluida

En sus locuras racistas, asesinas.

Hombres perversos, malvados,

Cuya “voluntad depoder” era su guía,

Degenerados a la bestialidad atávica,

Siempre acechante desde los abismos,

Fracasos de la civilización,

Renegados de todo Dios y de Cristo,

Que oprimir, esclavizar, asesinar,

Exterminar, de los Nazis era rito.

Destronado el Emperador

Por la Gran Guerra perdida,

No por su culpa genocida,

Ningún gobernante alemán

Por los Hereros y Namas lloró,

Cientos de miles de muertos,

Pueblos enteros a balazos asesinados,

O quemados vivos, envenenados,

A golpes, de sed, enfermos sin medicinas,

Muertos de hambre o extenuados

Del duro e inhumano trabajo,

Y como esclavos tratados,

Que muchos fueron encadenados,

Seres humanos de piel negra y hermosa,

De su propia tierra desterrados,

En su suelo africano atrozmente asesinados

Por Lothar von Trotha y demás delincuentes

Del Ejército Imperial del Káiser alemán,

Guillermo II de infame memoria,

Todos degenerados y genocidas,

Compañeros de Hitler en ruindad,

Crimen, racismo y desvaríos.

Por no llorar a las víctimas africanas

Del genocidio alemán en Namibia cometido,

Reincidió Alemania y lloró Willy Brandt,

Todo en un mismo siglo.

En tres décadas

Dos guerras de conquista desastrosas,

Totalmente aplastados, vencidos,

Y dos genocidios, pavorosos,

Es el prontuario de la fementida “raza superior”,

Incapaz de pensar y sentir compasión,

Que admiró a necios y dementes por sabios,

Fácil rebaño de charlatanes

Con disfraz de políticos o intelectuales,

Que la rebajaron a actuar como animales,

A cometer crímenes monstruosos,

A ser tarados morales,

Seres irracionales, salvajes brutales;

Y su legado vergonzoso, dos manchas imborrables,

Sin posible perdón ni olvido,

Cuestionan a la Humanidad entera:

Somos aún una especie egoísta,

Primitiva, bárbara y salvaje.

No hemos aprendido que todos somos iguales,

Que la Humanidad es una sola,

Que su piel es hermosa en todos los colores y lugares,

Que debemos superar la larga barbarie,

No solo de los nazis alemanes, de los fascistas italianos,

De los japoneses militaristas, de los asesinos comunistas

De la escuela de Mao y Stalin,

O de falsos patriotas disfrazados,

De cada Genocidio perpetrado,

Que media Europa y medio mundo,

Era antisemita, racista, intolerante,

De fanatismos, odios y locura plagados.

Debemos ser humanos, no terribles monstruos criminales,

Criaturas ruines, abominables, infames.

Por eso, de rodillas, lloró Willy Brandt,

Solo era posible llorar,

Y con él lloramos todos,

Lloró la Humanidad.

MARIO RAIMUNDO CAIMACÁN

(Del Poemario “Poemas de un Mundo Salvaje” de 2023)

Atentamente,
B.S.M.

Mario Raimundo Caimacán

Rosa Amor
Rosa Amor
3 meses hace

Gracias, Mario, por este poema intenso y comprometido que rescata, con hondura y memoria, un gesto político y humano que aún nos interpela. Sus versos no solo devuelven la imagen de Willy Brandt arrodillado, sino que abren una reflexión necesaria sobre la vergüenza y el dolor como patrimonio de toda la humanidad. Me anima mucho recibir estas palabras suyas y comprobar que, incluso en este mundo tan bárbaro y salvaje, todavía es posible encontrarse en la verdad de las palabras y en la dignidad de la memoria.Porque mientras alguien escriba y otro escuche, la humanidad no estará del todo perdida.

Jorge Juan 65
Jorge Juan 65
3 meses hace

Este es un excelente artículo que convierte un clásico indiscutible en una poderosa reflexión contemporánea:

“Ese viejo pacto faustiano de Wilde está más vigente que nunca: ahora, en lugar del retrato oculto en un desván, nuestra alma vulnerable se deja en manos del algoritmo. Un like puede ser tan corruptor como la eterna juventud.”

Me encanta cómo Rosa Amor del Olmo traza con precisión esta continuidad: la obsesión por la perfección nunca fue nueva, solo se actualiza. La novela de Wilde ya advertía sobre los peligros de idolatrar la belleza. Hoy, con filtros y redes sociales, ese mensaje es más relevante que nunca. Es una lectura imprescindible, aguda, sensible y alarmantemente actual.