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Fundación Francisco Brines, despropósitos y preocupaciones

Fundación Francisco Brines, despropósitos y preocupaciones

Foto de portada: El poeta y Premio Cervantes Francisco Brines, escribiendo el poema ‘Mi resumen’, que eligió como su epitafio. Foto: cortesía exclusiva Víctor Alverca Bravo.

En la Fundación Francisco Brines parecen estar muy contentos con la próxima entrega del Premio Internacional de Poesía que, en su quinta edición, otorga esa institución, cuya ceremonia tendrá lugar el 8 de noviembre en Valencia capital. No sería para menos si no hubiera muchas razones que no solo ensombrecen esa celebración, sino que generan grandes preocupaciones que hacen empequeñecer lo que sería motivo de alborozo.

Por un lado, la Fundación arrastra un rezago importante en cuanto al inventario de bienes, del que se han hecho registros parciales de las obras de arte que cuelgan de sus paredes y de la gran biblioteca, un aspecto que genera una enorme inquietud, ya que además hay otra clase de objetos, como muebles, documentos y cartas, que permanecen sin inventariar de forma correcta.

"También en la parte exterior de la finca, hay varios huertos de naranjos donde se acumulan basura y cristales"

Por otra parte, el edificio mismo, que recordemos ha sido declarado Bien de Interés Cultural, se encuentra en un estado de descuido evidente, y además de necesitar un mantenimiento profesional, especialmente en el exterior, donde hay mobiliario roto y se requieren trabajos de albañilería, pintura y restauración con tratamientos especiales, en el interior se han detectado humedades, las cuales son visibles en algunas áreas e incluso en paredes de las que cuelgan cuadros importantes que pueden verse afectados por esta situación. En este punto cabe mencionar que existe un seguro que podría resultar precario, teniendo en cuenta que la finca es ahora una institución destinada a recibir público, y si no se tienen en cuenta unas coberturas adecuadas, podrían surgir graves problemas si hubiera un robo o un accidente de cualquier tipo. También, en la parte exterior de la finca hay varios huertos de naranjos donde se acumulan basura y cristales, los cuales, debido al calor y al sol que seca la maleza, podrían provocar un incendio de consecuencias fatídicas.

Texto manuscrito del poema Mi resumen, que Brines eligió como epitafio. Foto: cortesía exclusiva Víctor Alverca Bravo.

Otra cuestión delicada en la que las autoridades culturales, tanto de la Generalitat como del Gobierno central deberían reparar, es la indolencia con que el Patronato de la Fundación Brines opera, ya que, sin ningún respeto por las propias normas que así lo establecen y prohíben, algunos de sus miembros han llegado a pernoctar, durante una semana y a título personal, en el edificio de Elca, gravísimo hecho que ha sido puesto en conocimiento de la Guardia Civil y del Ayuntamiento de Oliva, como consta en una comunicación formal presentada ante el consistorio el pasado 11 de julio. En este sentido, es pertinente preguntarse asimismo cuántos juegos de llaves del recinto existen, pues al parecer hay un número indeterminado de copias que no se sabe en manos de quién están, pues ni la Guardia Civil ni el Ayuntamiento de Oliva cuentan con uno de esos juegos.

En cuanto al Premio de Poesía en sí mismo, que este año, al igual que en el pasado año, se celebra en la ciudad de Valencia y no en Oliva, el cambio de sede contraviene los deseos expresos del propio Francisco Brines, quien siempre quiso que se llevase a cabo en su ciudad natal para que de esta forma tuviese una visibilidad en el panorama cultural español e hispanoamericano que, de otra forma, se ve muy menguada; pero ni siquiera el Ayuntamiento de Oliva, que forma parte del Patronato que rige los destinos de la FB, ha defendido la localización de la ceremonia de entrega del galardón, mostrando una apatía y desinterés que, en general, parece que tiene todo lo relacionado con el legado del Premio Cervantes valenciano, dejando al mismo tiempo que el Jurado, designado y elegido por recomendación de Brines para que encabezara la selección y fallo del premio, cambiara de manera súbita y sin comunicarlo a quienes los conformaban originalmente.

Aparte de estos hechos, que son ya por sí mismos lamentables, cabe mencionar que en los últimos dos años la FB apenas organiza eventos culturales, y los que han tenido lugar no han contado con una mínima difusión adecuada, lo que hace dudar si pudieron organizarse como eventos privados.

Exterior de Elca, sede de la Fundación Francisco Brines en Oliva, Valencia.

En este contexto, no está de más señalar que los huertos de la finca, que eran alquilados a agricultores de la zona para obtener un rendimiento económico extra, ahora mismo están abandonados y nadie se ocupa de ellos, por lo que sus cosechas se están perdiendo.

Pero es tal la mala gestión del Patronato de la FB que la preciosa escultura de un frondoso naranjo de acero que en su día el escultor Jesús Martínez, Chule, un artista valenciano de reconocido prestigio, regaló en vida de Brines a la Fundación y que lucía espléndido en uno de los patios de Elca, fue devuelta al escultor tras la muerte del poeta aduciendo que era “peligrosa” para los visitantes, y sin tener en cuenta que el Cervantes, además de que la admiraba como pieza artística, la consideraba ya parte del paisaje de la finca.

Ante este lamentable panorama, la FB podría esgrimir falta de recursos económicos, pero no hay que olvidar que durante años han contado con el apoyo económico de la Generalitat valenciana —hace apenas unas semanas anunció que la Conselleria de Educación, Cultura, Universidades y Empleo le destinaba 30 mil euros para colaborar en los gastos de funcionamiento de la entidad, así como en las actividades realizadas durante 2025 para fomentar el estudio y la difusión de la obra y personalidad literaria de Francisco Brines—, del Ministerio de Cultura a través de su Dirección General de Archivos y Bibliotecas, y del Ayuntamiento de Oliva, el cual ha destinado este año un presupuesto de  24 mil euros, todo lo cual no sabemos para qué ha servido si la institución parece en ruinas y no se gestionan otro tipo de apoyos económicos, pues lo que un día fue la Asociación de Amigos de la FB ha quedado en nada.

Finalmente, y como huella de la desidia con que ha actuado la FB en su gestión, solo basta recordar que Francisco Brines quería que en la capilla donde reposaran sus restos mortales se escribiera un epitafio que él mismo había compuesto y que recitó en diversas ocasiones a quienes tuvimos el privilegio de compartir tiempo con él, pero la FB no solo no lo ha hecho, sino que el panteón familiar está en total abandono sin que nadie cumpla esta última voluntad de quien quiso dejar un legado y un patrimonio material y cultural que, por desgracia, no se ha sabido gestionar y preservar adecuadamente hasta ahora, por lo que es inaplazable la pregunta de si hay alguna institución o autoridad competente que deba intervenir y preocuparse seriamente para que la herencia que generosamente dejó a la sociedad uno de los grandes poetas españoles y valencianos de todos los tiempos reciba la atención y el cuidado que merece. El tiempo lo dirá.

Transcripción del poema Mi resumen, que Francisco Brines eligió como epitafio.

Mi resumen

“Como si nada hubiera sucedido”.

Es este mi resumen

Y está en él mi epitafio.

Habla mi nada al vivo

Y él se asoma a un espejo

Que no refleja a nadie.

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