La hambruna española

El libro cuestiona el silencio y la tergiversación que aún rodean a la hambruna, revelando en el proceso una terrible y dura realidad: la de las personas que perecieron en España como consecuencia de una denominada política de autosuficiencia alimentaria, más conocida como “autarquía”. Un sistema de regulación de precios que imponía restricciones tanto al transporte como a la venta de alimentos, que acabó generando toda una serie de dinámicas y prácticas perniciosas, sobre todo en la falta de alimentos para los más expuestos a la pobreza. La bajada masiva en la producción de alimentos fue seguida por un acaparamiento prolongado y a gran escala. A su lado floreció un vasto, extenso y profundo mercado negro, justo en el momento en que los salarios se desplomaron hasta un 50% por debajo de los niveles anteriores a la guerra. Todos estos factores contribuyeron a una gran tragedia silenciada durante décadas, que, por primera vez, se explica en profundidad.

La investigación, en los últimos años, en campos como la antropología, la antropometría y la historia han puesto de relieve la dimensión del hambre, los efectos perniciosos de la desnutrición en la estatura de la juventud española y la prolongación de la miseria en la década de los años cincuenta en el papel desempeñado por las mujeres en la supervivencia de la posguerra. Todos ellos son aspectos centrales de esta historia del hambre que navega entre dos aguas: entre su origen e impacto y en desmitificar los propios fantasmas que creó la dictadura para ocultarla. Todos y cada uno de los capítulos del libro cuestionan los mitos creados en torno a “los años del hambre” que han llegado hasta nuestros días y que, básicamente, pueden resumirse en la idea de que la escasez de alimentos era, en primer lugar, herencia de la República, una consecuencia directa de la guerra, del aislamiento internacional o de la “sequía persistente”. Pero, en realidad, la hambruna de los años cuarenta tuvo su origen último en el proteccionismo económico promovido por la autarquía antes incluso del final de la guerra civil. Este sistema, en vigor durante más de una década con fines nacionalistas y propagandistas, condujo al aumento de los precios y a la escasez de artículos de primera necesidad, un camino allanado por la corrupción generalizada. Pero además de esto, fracasó. Los peores años de hambre (1939-1942 y 1946) desembocaron en una rotunda hambruna. Durante esos años, el poder adquisitivo de la población española cayó drásticamente, coincidiendo con el aumento en los registros de muertes por inanición. Se ha estimado que sólo en el período 1939-1944, murieron directa o indirectamente a causa del hambre, doscientas mil personas.

Pronto comenzaron a crearse sustitutivos para reemplazar productos que muy pocos podían encontrar y pagar, como el chocolate, que fue sustituido por la algarroba, o el café, que se mezcló con cebada tostada. También se idearon todo tipo de brebajes culinarios con los escasos ingredientes disponibles. Se cocinaban hierbas arrancadas directamente del campo o animales domésticos como perros y gatos, aunque su consumo nunca estuvo culturalmente aceptado. Se trataba de estrategias cotidianas que no fueron suficientes para salir adelante. Muchos hombres y mujeres se vieron obligados a robar animales y frutas de los campos, comerciar ilegalmente con harina o aceite en el mercado negro y a pasar de contrabando tabletas de sacarina, vitaminas o aceite de hígado de bacalao. En su desesperada lucha diaria por mantenerse con vida, muchos fueron encarcelados, multados o despojados de sus escasos bienes por violar las normas autárquicas del régimen. Por idénticas razones lo ocultaron y nunca lo transmitieron. La sociedad de los años cuarenta en España se dividía, claramente, entre los que podían comer el pan blanco, elaborado con harina de trigo, y los que sólo podían comer pan negro, elaborado con centeno o cebada, harinas popularmente consideradas de segunda categoría, por su mal aspecto y textura desagradable. Nuestros mayores aún muestran en torno a la comida el recuerdo de aquellos terribles años. El hambre que experimentaron de niños aún perdura, aunque muchos no se atreven a admitirlo y prefieren hablar de “necesidad” o “carencia”. Por estas y otras muchas razones, en definitiva, la lectura de este libro saca a la luz una página de nuestra historia reciente, triste y desconocida, la de la hambruna. Su sombra alargada ha llegado hasta nosotros de manera difuminada. Este es su relato fundamental.

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Autor: Miguel Ángel del Arco Blanco. Título: La hambruna española. Editorial: Crítica. Venta: Todos tus libros.