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¿Necesitas ayuda? Llama a Jane

¿Necesitas ayuda? Llama a Jane

Una mujer sin rostro espera en un café de la plaza Catalunya de Barcelona. Lleva bajo el brazo un número de TeleExprés. Ronda la cafetería durante varios días hasta que, finalmente, aparece alguien que le pregunta: «¿Qué te pasa?». A lo que ella responde: «Que me gusta el TeleExprés». Su interlocutora asiente y le pide que la siga. La mujer que esperaba va a abortar. Esta es una de las muchas historias entrelazadas en el discurrir de Un aborto, 8.000 pesetas, de Paula Boira Nacher, publicado por Libros del KO en mayo de este año.

La obra, dividida en tres grandes bloques cronológicos, detalla las circunstancias en las que abortaron miles de mujeres durante el Franquismo y la Transición. Paula Boira emprende una ambiciosa tarea que combina el relato histórico, el caso y el análisis de un rico aparato documental que se condensa en una obra de narración amena y comprometida. Desde el testimonio personal, hasta el relato público, pasando por los discursos jurídico o periodístico, la autora ofrece una imagen completa y compleja de un asunto histórico que, aún en nuestro tiempo, sigue siendo polémico.

"La variedad de casos ilustra que se sometieron a estos procedimientos mujeres pobres, menores, estudiantes, madres de familia numerosa, víctimas de violación o de incesto, pero también mujeres de alto estatus social"

El estudio de Paula Boira abre con una reconstrucción de las redes de aborto clandestino en el tardofranquismo y la Transición. La autora rastrea el origen de estas redes y cuenta las historias de quienes contribuyeron a su creación y mantenimiento. Presta especial atención al caso valenciano y a la clínica de Los Naranjos, en Sevilla. Esta reconstrucción demanda una mirada transnacional que permite explicar cómo algunos estudiantes de medicina españoles aprendieron técnicas de interrupción de embarazo en el extranjero y las reprodujeron en nuestro país, cómo médicos extranjeros se ofrecieron a hacer abortos clandestinos en España, y, finalmente, en qué consistió la travesía de las mujeres que tenían la opción de abortar en países como Reino Unido, Francia, Países Bajos o Marruecos. Algunas de ellas recibieron el apoyo de colectivos feministas y agrupaciones de mujeres que mediante «cajas revolucionarias» les ayudaron a costear el viaje y la intervención quirúrgica. Otras recibieron atención médica en nuestro país gracias a la creación de centros clandestinos que ofrecían abortos seguros a un coste reducido o, en casos de carestía económica, a coste cero. Estos centros, entre la persecución policial y cierta aceptación común, permitieron que miles de mujeres de toda condición interrumpieran un embarazo no deseado. La variedad de casos estudiados por Paula Boira ilustra que se sometieron a estos procedimientos mujeres pobres, menores, estudiantes, madres de familia numerosa, víctimas de violación o de incesto, pero también mujeres de alto estatus social, esposas y familiares de los mismos cuerpos que cerraban estas clínicas.

La persecución y estigmatización de estas mujeres hunde sus raíces (al menos, las inmediatas) en la historia del Franquismo, que Boira Nacher recorre a través de un glosario. Este incluye términos clave («delación», «familia» o «hierbas») que permiten a la autora sistematizar el análisis de los archivos documentales de la dictadura. Asistimos al irreparable daño de una moralidad pública autoritaria que llevó a la exclusión, enjuiciamiento y muerte de muchas mujeres que no tenían recursos para interrumpir su embarazo fuera de nuestro país o de forma segura. La autora reconstruye un imaginario del terror que aborda algunos asuntos pendientes de atención, como los riesgos de las empleadas del hogar (lejos de la idealización de la Pamela), el Patronato como institución represiva, la situación de las madres solteras o la arbitrariedad de la justicia franquista, orientada a la consolidación del modelo familiar tradicional y a la defensa del honor del pater familiae.

Agujas de coser, ramilletes de perejil o pastillas de gineclorina fueron algunos de los instrumentos empleados para interrumpir el embarazo, muchas veces recomendados por otra figura trascendente en esta historia: aquella vecina a cuya puerta se llega por el boca a boca y que se ofrece a resolver el problema de forma rápida y económica. No pocas mujeres fallecieron poco después de intentar el aborto, bien a causa del procedimiento, bien como resultado de una infección contraída durante la «intervención». A veces las acompaña una figura masculina, el hermano, un novio o el amante, pues en caso de que el hombre estuviera casado, ambos podían responder penalmente por el delito de adulterio con pena de cárcel. Boira Nacher menciona también a las figuras maternas, que acompañan a sus hijas y son condenadas por el delito de aborto o por su tentativa. En casos extremos, cargan con la culpa de que sus hijas hayan muerto intentando abortar.

"El desarrollo de las redes de aborto clandestino, con personal médico formado y en un entorno ginecológicamente seguro, reduce significativamente la mortalidad derivada del aborto tradicional"

El desarrollo de las redes de aborto clandestino, con personal médico formado y en un entorno ginecológicamente seguro, reduce significativamente la mortalidad derivada del aborto tradicional. Paula Boira también explica cómo se creaban estas clínicas y mediante qué métodos conseguían esquivar a las autoridades. Sin embargo, la actividad siguió siendo delictiva hasta la ley de supuestos del año 1983. Uno de los grandes aciertos de Un aborto, 8.000 pesetas es que su autora no detiene el relato en este punto, sino que detalla las insuficiencias de la ley de despenalización del aborto y los enfrentamientos entre los grupos parlamentarios para su aprobación. A su vez, estudia los juicios que se produjeron con posterioridad a la aprobación de esta ley. En estos participaron reconocidas abogadas como Cristina Alberdi y Cristina Almeida, que también toman la palabra para desvelar cuáles eran las consecuencias de la ley de supuestos. A su vez, Boira Nacher recupera los testimonios de los médicos que debían someterse a juicio una y otra vez para demostrar que los abortos practicados se ajustaban a derecho. La autora explora con casos concretos y cifras exactas el largo camino hasta la aprobación de la ley del aborto aprobada en 2010, durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, sin dejar de estudiar sus consecuencias.

La exhaustiva investigación de Paula Boira Nacher recupera todo un aparato testimonial de silencio, miedo, generosidad y heroísmo, que había permanecido relegado al ámbito de la confidencia. Su prosa refleja un compromiso pleno, pero también la delicadeza y el respeto necesarios para tratar la materia. Además de un ensayo histórico, es un acto de memoria y reparación que otorga dignidad a las mujeres protagonistas. A veces, conocemos su historia de viva voz, mediante nombre propio o pseudónimo, y, en otras ocasiones, nos asomamos a lo que vivieron a través de documentación histórica, registros y noticias. Este es el resultado de una investigación sólida y necesaria, pero también de una escucha atenta a los márgenes de la historia. Un aborto, 8.000 pesetas, se consolida así como un ejercicio de recuperación del pasado y como una invitación urgente a escuchar a quienes nos han precedido para proteger el presente.

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Autora: Paula Boira Nacher. Título: Un aborto, 8000 pesetas. Editorial: Libros del K.O. Venta: Todostuslibros.

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