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5 poemas de Carlos F. Grigsby

5 poemas de Carlos F. Grigsby

Carlos F. Grigsby (Managua, Nicaragua, 1988) fue, con dieciocho años, ganador del Premio Loewe a la Creación Joven por su libro Una oscuridad brillando en la claridad que la claridad no logra comprender (2018). En 2020 ganó el Premio de Poesía Ernesto Cardenal in Memoriam por una selección de poemas. Su poesía figura en antologías como La poesía del siglo XX en Nicaragua (2010) y Puertas abiertas. Antología de poesía centroamericana (2011). Rilke y los perros es su segundo libro.

Zenda reproduce a continuación 5 de sus poemas incluidos en su última obra.

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CUERPOS ANGELICALES

Como los ángeles de Milton
que tienen seis alas y vuelan
entre las regiones del tiempo
hablamos toda la noche
sin tocarnos
compenetrados en espíritu.

Como los ángeles de Milton
que hacen la digestión paradojalmente
volviendo lo corpóreo incorpóreo
porque su Dios es dios de los apetitos
cenamos juntos y bebimos vino
sin tocarnos
compenetrados en espíritu.

Como los ángeles de Milton
cuyas formas volátiles a voluntad
pueden hacer metamorfosis
y si quieren mirarse trocan su cuerpo
en un solo ojo sin párpado
nos miramos morosamente
pero sin tocarnos
compenetrados en espíritu.

Como los ángeles de Milton
cuyos cuerpos aéreos están
en constante mudanza y reaccionan
a cada circunstancia del universo
me deshice de mis bajos instintos
esa noche en que rozamos
mente con mente
sin tocarnos
compenetrados en espíritu.

Y hoy no puedo dormir
y uñas me crecen
y vello
y rezongo
y rondo recuerdos
y gruño.

EN LA ESTACIÓN
ESPACIAL INTERNACIONAL

Al salir por la escotilla
todo era negro azabache
y yo buceaba
con mi blanca escafandra
en el corazón de la noche.

EN EL TÁRTARO

El deseo no sabe
que quiere seguir siendo deseo.
Tántalo no sabe. No sabe
que para que su sed sea sedienta
es necesario que el agua baje
cuando intente beberla. Para que su hambre
sea hambrienta las frutas
no pueden sino eludir sus manos.
No sabe. No se da cuenta.

LAS AVES

Esas aves de estaño
que suelen llamarse ruiseñores
oscuras golondrinas
o cisnes

—cuyas patas negras

y membranosas debajo
del plumaje aristocrático
son horribles—

no son las mismas aves
que se estrellan
contra el vidrio
de un edificio
creyéndolo continuidad del cielo

no son las que vuelan
a través de un parque eólico
bueno para el planeta
pero para ellas
aspas de la muerte

las del gorjeo
ansioso y aturdido
por el ruido de la ciudad
que interfiere en su música

las que quedan a veces
atrapadas en aeropuertos
cuyo mínimo aleteo contrasta
con el rugir de los aviones
y sus enormes alas metálicas
y en las que vemos acaso una alegoría
de nuestro propio lugar en el mundo
ese otro aeropuerto confuso
que es más grande y más ruidoso

o la urraca que entró un día
por la ventana al aula de clases
y por la que todos los alumnos
se agacharon en pánico
mientras ella —también en pánico—
rondaba el rectángulo del salón
una mancha negra blanquiazul
abigarrada al vuelo
y se estrelló no una sino dos
veces en las paredes
antes de salir al ancho aire
en un volar ladeado y a pique
mientras los niños en el aula
se ponían de pie aliviados.

LAS CAVERNAS

Suponiendo que sobrevivimos
a nosotros mismos y sigue
girando este lindo planeta azul,

suponiendo que llegamos a las estrellas
en lontananza y de tiento en tiento se da
el encuentro con una inteligencia extraña,

¿acaso serán como los pulpos
que tienen la mente en los tentáculos? Inútil
especular. En todo caso, ante nuestros vecinos

siderales, ¿de qué nos servirá el pobre
arte de la escritura? Comprenderán
tal vez nuestros aspavientos,

la razón tras nuestro abultado cráneo
y las matemáticas que urdió el mono
bajo las estrellas, ¿pero leernos?

Sospecho que no. Y sin embargo
hoy me puse a pensar
en el sentido de esto de escribir

y veo claro que cada uno escribe
para transmitir al que viene
cómo fue ser humano en su tiempo,

a qué se parecía el amor en su cultura
y, si tenemos suerte, revelar alguna verdad
pequeña, parcial y pobre

que al siguiente, y al siguiente del siguiente,
les ilumine un poco el mundo. Es decir,
seguimos pintando en las cavernas

pero vamos mejorando.

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Autor: Carlos F. Grigsby. Título: Rilke y los perros. Editorial: Visor. Venta: Todostuslibros

 

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