Se publica por primera vez en español una selección de poemas de una de las autoras más leídas en Polonia, aunque todavía desconocida en España. Considerada la poeta del amor y la muerte, su obra reflexiona, principalmente, sobre la vulnerabilidad del cuerpo y del lenguaje.
En Zenda reproducimos cinco poemas de Mi sombra es mujer (Báltica), de Halina Poświatowska.
***
la cosa más pequeña
de la combinación de elementos
surge una molécula de proteína
de la molécula de proteína
surge un organismo vivo
una flor
un árbol
un mono
un ser humano
los átomos de los elementos bailan
su baile
es un plasma vivo que resucita
sonriente
con dolor
sonriente
las partículas de los átomos
se estiran como gatos
antes de saltar
el salto es tensión
la condensación de la ola
más pequeña
¿a la vida?
¿por la muerte?
Himno idólatra, 1958
***
Vivan los sentidos
seré una mujer
una gata tiene tanto encanto
al encorvar su lomo leonado
una mujer
una loba que aullando siempre
roza el tronco de un árbol
seré una mu-
una gallina cloquea vuela de la valla
y se pasea
con una dignidad natural
una mujer
un cojín rasgado por una uña
expulsa en la cara
una caricia de plumón
-jer — mu-
degollada
me enfriaré en una forma irrepetible
y con esa forma atraeré
con los brazos caídos
prometeré placer hasta el fondo de nada
dar — entregar
y seré ese perfecto cuerpo vacío
una mujer
Himno idólatra, 1958
***
Oda a las manos
Os saludo, manos mías, dedos míos prensores, uno de ellos quedó atrapado por un portazo en un coche, le hicieron radiografías —la mano en esa imagen parecía un ala dislocada— un trocito de hueso perfilado por su propio contorno. El dedo corazón de la izquierda, que había tenido un anillo, ahora ha enviudado y carece de su adorno. Quien me dio el anillo, ya hace tiempo que no tiene dedos, sus manos se han confundido con las raíces de los árboles.
Manos mías, que tantas veces habéis tocado las manos de los muertos y las manos fuertes y cálidas de los vivos. Sabéis acariciar a las mil maravillas, y en ese tacto perdéis la distancia que separa una existencia de otra existencia, el cielo de la tierra. Manos a las que no os es ajeno el dolor del desaliento, pegadas entre sí como dos pájaros temerosos, desamparados, que buscan a ciegas las huellas de tus manos en todo.
Oda a las manos, 1966
***
misericordiosos eran los escitas
cuando murió el rey
asfixiaron con una cinta a su concubina más querida
y el cuerpo muerto de ella
lo echaron a una pira
se mezclaron sus cabellos
con las cenizas de las manos de él
sus pequeños dientecillos
con las cenizas de los labios de él
y cuando las llamas se oscurecieron
recogieron las cenizas calientes
y enterraron todo
en un amplio ataúd
labrado de hierbas y flores
en las que habitaba el viento
Y un recuerdo más, 1968
***
mi sombra es mujer
la descubrí en la pared
sonreía como línea de las olas
y el pájaro de las caderas con alas plegadas
cantaba en la rama de la sonrisa
un árbol florido
cargado de loros verdes
a través del ala abierta
la naranja de oro madura
sol que brilla en las gotas
en la lluvia
un árbol recto y desnudo
mis labios pechos entreabiertos
la luna creciente de las pestañas palpitó
y se apagó
cuando soplaste la llama de las cerillas
y apoyaste en mis hombros las manos
mi sombra fue mujer
antes de desaparecer
Y un recuerdo más, 1968
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Autora: Halina Poświatowska. Título: Mi sombra es mujer. Editorial: Báltica. Venta: Todos tus libros.
BIO
Halina Poświatowska (1935-1967), de soltera Myga, es una de las poetas polacas más representativas de su generación. Doce años más joven que la premio Nobel Wisława Szymborska, su vida estuvo marcada por una grave cardiopatía que la obligó a pasar largas temporadas en hospitales y balnearios. En 1958 fue operada del corazón en Filadelfia; tras su recuperación permaneció tres años en Estados Unidos y completó sus estudios de grado en el Smith College de Northampton. Debutó en 1956 con poemas publicados en la Gazeta Częstochowska, y dos años después apareció su primer libro, Hymn Bałwochwalczy (Himno idólatra, 1958). Le siguieron Dzień dzisiejszy (El día de hoy, 1963), Oda do rąk (Oda a las manos, 1966) y Jeszcze jedno wspomnienie (Un recuerdo más, 1968), publicado póstumamente. Es autora de un libro en prosa Opowieść dla przyjaciela (Narración para un amigo, 1967). Esta es la primera vez que su obra se traduce al español.



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