El autor de este libro usa la figura del hobo (trabajador itinerante estadounidense de finales del siglo XIX y principios del XX) para dialogar con las fuentes temáticas tradicionales de la poesía, al tiempo que reflexiona sobre la condición humana. Metapoesía y soledad, crítica desnuda, luz y oscuridad, junto al amor y su envés, transitan los versos dejando un sabor agridulce en nuestra forma de caminar por el mundo.
En este making of Luis Colder explica cómo escribió Código Hobo (Espasa).
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Lo que se hace visible se banaliza. Un vagabundo teje en medio de los sedentarios. Creo que fue a mediados de enero de 2023. Un hombre sin nombre remendaba en los soportales de un polideportivo a las afueras de Pontevedra. Hacía el frío típico que enero suele dejar en los termómetros. Yo iba a comprar pan, y no sé muy bien por qué —a lo lejos— me llamó la atención el gesto de su brazo que trazaba semicírculos en el aire. Estaba cosiendo algo, un trozo de tela clara que tenía en el regazo. Al acercarme más pude comprobar con sorpresa que realmente no había aguja ni hilo. El siguió con su movimiento, subía y bajaba ensimismado el hilo y la aguja imaginarios. Yo seguí mi camino.
A veces hay imágenes poderosas que incendian, la de aquel vagabundo lo fue. Me llevó de inmediato, mientras caminaba, a volver a pasar por el corazón a Jack London, a aquella traducción que hizo Mari Luz Ponce Hernández de The Road, para la editorial Buck, que leí en 2010.
Y mi mente empezó a cocinar palabras, frases, versos, poemas; y durante los tres meses siguientes un hobo recorrió el diccionario de estar en una realidad que ya no fue la misma. Aquel hombre que ya no viaja en trenes de carga ni deja señales en los postes telefónicos tejió con su hilo trasparente avisos que nos advierten de que el desencanto es un aceite virgen extra, que en las nubes hay clubes de lectura, que se puede leer a Bauman en el Anchoas antes de que un ególatra lo derribe; también que hay mantras que recorren los pies del mundo, que hay penas que no nos valen y que debemos buscar otra talla; además nos avisó de que a nuestros los hijos le dejamos un planeta repleto de hijos de puta, de que alguien ha robado lo que no sucede y que incluso puede haber una poética de bragas usadas que recorren las estafetas del deseo del mundo.
Al final todos los poetas escribimos el mismo libro. Los arquetipos son los mismos; desde el poema de Gilgamesh hasta Código Hobo las palabras buscan contar el amor, la muerte, la soledad, el paso del tiempo. Cada poeta lo hace a su manera, unidos a través del tiempo por el hilo invisible que teje la vida. Pobre del que crea que está inventando la pólvora.
La poesía por definición no es cartesiana, el uso no convencional de la lengua está lejos de las demarcaciones de la convención. El poeta debe ser permeable a su tiempo, conocer la tradición, respetarla y después prenderle fuego, precisamente como última señal de respeto, siendo plenamente consciente de que él también arderá un día. Seamos pirómanos, pues.
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Autor: Luis Colder. Título: Código Hobo. Editorial: Espasa. Venta: Todos tus libros.


En el fondo, ser poeta no es más que una actitud ética que se muestra en imágenes. La poesía ha vuelto, ha regresado… quizás con un código, quizás… Igual es el código del silencio, ese silencio que Luis Colder escucha, que sabe escuchar. El ser humano se enfrenta a un lenguaje que desconoce y a otro que no sabe cómo quitárselo de encima.