Debe celebrarse la reedición de La gallinita roja, de Byron Barton, en formato libro de cartón, por ser un consumado ejemplo de trasvase de las virtudes del cuento tradicional a las posibilidades del álbum ilustrado. La lección de este conocido cuentecillo didáctico, que muestra el proceso de elaboración del pan y la importancia del esfuerzo y del trabajo para sacar adelante una familia, para garantizar la supervivencia de la especie (una fábula neolítica, por tanto), alcanza en la imaginación de Barton un ejercicio artístico brioso, magnético tanto para el lector infantil como para el adulto sensible.
Las escenas de contraposición entre la laboriosidad de la gallina y la molicie del cerdo, el gato y el pato, que se niegan a ayudar, trasladan el ritmo de repeticiones del cuento (doble página verde; a izquierda la gallina con sus tres pollitos, a derecha el trío ocioso). Las escenas de trabajo contraponen planos generales y primeros planos con osadía cromática, subrayando los procesos. El espacio de la página se ocupa de forma dinámica, ni ornamental ni redundante.
Las decisiones subrayan la moraleja: en la escena de celebración final (banquete del pan), el orden se invierte: la doble página cambia de color, un amarillo solar, y a derecha aparecen quienes disfrutarán de la recompensa que nace del trabajo, mientras el trío ocioso aparece relegado a un ventanuco en la izquierda. El colofón es una imagen de la familia en composición piramidal, muestra de perfecto conocimiento artístico de la tradición iconográfica. El autor sabe perfectamente lo que hace, domina lo que tiene entre manos.
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Autor: Byron Barton. Título: La gallinita roja. Editorial: Corimbo. Venta: Todos tus libros.
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