Cantonet: Participación en exposiciones tintinescas (II)

Por aquel entonces yo ya había decidido darme de alta como asociado de Tintincat, y en ese encuentro, llevado a cabo gracias al ingente trabajo del tintinólogo Lluís Ribé, se nos volvió a sugerir nuestra participación mediante la cesión de artículos de nuestra colección para llevar a cabo, junto con material de otros coleccionistas, una pequeña exposición titulada “Els inicis d’una gran aventura”, que combinaba paneles informativos sobre los inicios de las aventuras de Tintín en blanco y negro —nueve libros— con una muestra de objetos y documentos relacionados con la obra gráfica de Hergé.

Se mostraban artículos como la escritura de compra-venta del castillo de Moulinsart, los tres pergaminos necesarios para que Tintín consiguiera las coordenadas terrestres en donde encontrar el tesoro de Rackham el Rojo, el tablero del juego “Milú”, réplica del juego de la Oca, conseguido mediante la acumulación de una considerable cantidad de puntos que se ofrecían en los timbres Tintín mediante su recorte de las revistas semanales de Le Journal Tintin, postales firmadas por Hergé, libros en catalán y en castellano de primeras ediciones con lomo de tela editados en los años 60, libros pasados por la censura, sellos, figuritas, vitolas, relojes de pulsera, etc., etc.

Una exposición llevada a cabo en la Sala Sant Roc de este municipio tarraconense, muy instructiva y con mucho material inédito a los ojos de los simples lectores de Tintín, la cual despertó mucha curiosidad y expectación a toda la población vallenca.

Por otro lado, en la jornada matinal del domingo día 4 de octubre mi amigo Jordi y yo nos volvimos a disfrazar de Chiquito y Ramón Zárate. Durante la mañana nos propusieron a los dos el cubrir por espacio de una hora larga la presencia en un stand de unos compañeros de Sabadell que llevaban a la venta en exclusividad el libro “Tintin i el Art-Alpha” para que ellos pudieran ir a ver la exposición que se llevaba a cabo en la sala comentada. Cuando volvieron se encontraron con que habíamos vendido la nada desdeñable cifra de nueve libros, por lo cual quedaron gratamente sorprendidos.

Quisiera también hacer un inciso para explicar al respecto de las exposiciones que en la celebrada en Mataró tuvimos un percance bastante incómodo mediante la rotura de una figura metálica valorada en unos cuantos centenares de euros, percance que nos obligó a pedir la ejecución de la póliza que supuestamente tenía que cubrir cualquier contingencia, y en donde finalmente tuvo que actuar nuestro abogado para que Caixa Laietana se hiciera cargo del coste asegurado de la misma.

Si bien es verdad que los materiales cedidos para ser expuestos sufren un considerable deterioro con el tiempo debido al trastorno que sufren en concepto de mudanzas, cambios de temperaturas, humedades y la agresión lumínica que impacta en ellos a través de unos focos que en muchos casos son inadecuados como alumbrado a sendas vitrinas y expositores, en Cantonet nunca cuestionamos nuestra voluntad de participar con la entidad pertinente ni con quien nos pidiera colaboración al respecto.

Eso sí, ante lo acontecido en Mataró, en Cantonet decidimos que el traslado del material a ceder en futuras exposiciones, su puesta en escena, su encajado, retirada una vez finalizado el evento y su vuelta a nuestras dependencias era condición incuestionable e irrebatible que todo ese proceso lo ejecutáramos Mª Carmen y yo.

Por aquel entonces en Tintincat se vivían tiempos convulsos. Se tuvieron que afrontar las exigencias jurídicas de Moulinsart, así como la estafa económica que padecieron un gran número de socios en la fabricación de un juego parecido al Trivial Pursuit.

De estas situaciones hablaré en otros artículos, pero hago inciso en ello porque la asociación también tuvo que sucumbir a las exigencias de Moulinsart referentes al cambio del nombre y el logotipo. La palabra Tintín no podía aparecer en el nombre de la asociación, y el flequillo de la “C” tampoco. Sobre el flequillo los portavoces de la asociación, responsables de las conversaciones y negociaciones con Moulinsart, argumentaron que esos cuatro pelos que tiene incorporada dicha “C” son las cuatro barras de la bandera de Catalunya. No quisieron entrar en razón, y su respuesta fue más o menos que las cuatro barras se le pusieran a la barba de la “C”.

Ante lo descrito, en asamblea celebrada en marzo del 2010 se llevó a cabo el cambio del nombre de la entidad mediante la votación de las dos propuestas presentadas por los socios. Una de ellas era el que pasáramos a llamarnos “Molins de Dalt, associació catalana de tintinaires” y la otra que el nombre fuese “1001, associació catalana de tintinaires”, todo entendiendo que en catalán la cifra “1001” se pronuncia como el perro de Tintín, Milú, dato que en Moulinsart les pasó por alto al no tener ni puñetera idea del idioma propio de la asociación. La propuesta de “1001” fue la ganadora por un estrecho margen de votos. Explico este hecho porque la opción de llamarse “Molins de Dalt” fue defendida con fuerte vehemencia por un grupo de aficionados sabadellenses que se estaba forjando, el cual daría como resultado su formación como asociación cultural tintinesca con el nombre de “Moulinsab”.

EXPOSICIONES DE MOULINSAB EN SABADELL Y BARCELONA.

Tanto en la exposición de Valls como las llevadas a cabo por Moulinsab, el desarrollo de las mismas era mucho más adulto que las celebradas en Sabadell y Mataró, las cuales se dedicaron a enaltecer los distintos maestros escultores que dedicaron parte de su vida y obra no tan solo a Tintín, sino a todos los personajes surgidos de la mano de Hergé y a otros personajes de la llamada BD.

Las pretensiones de Valls y de Moulinsab eran otras. Sus narrativas se dirigían a reflejar la veracidad a manera de documentos exclusivos con los que Hergé se inspiró para llevar a término sus libros. Como digo, exposiciones más adultas, más profundas, más reflexivas. Siempre se ha dicho que las aventuras de Tintín son para niños “de 7 a 77 años”, y puestos a encuadrar dicha obra dentro de esa franja de edad, tal como dijo el escritor parisino Frederic Tuten, autor del libro Tintín y el nuevo mundo, Tintín es “la madurez de la inocencia”, definición que da mucho empaque y prestigio a los seguidores y aficionados de cierta edad, siendo cualificada la misma ahora mismo como la quinta obra literaria más traducida en el mundo, con un total de, aproximadamente, 145 lenguas y dialectos.

Volviendo a las exposiciones, y concretamente a la de Moulinsab, sería a principios del 2011 que dicha asociación empezó a entablar negociaciones con los responsables de la obra social de UNIM Caixa Sabadell para llevar a cabo una serie de exposiciones en las que poder explicar y narrar las fuentes de inspiración que utilizó Hergé para llevar a término con cierto rigor los libros de las aventuras de Tintín.

Para ello, y dada la calidad y oficialidad del producto coleccionable que Cantonet ya atesoraba, se nos invitó a participar en dichas exposiciones junto a otros coleccionistas, como la sabadellense Margarita Iglesias. Así pues, se nos sugirió la cesión de material en 3D para dar prestancia a toda una serie de stands divididos por libros en los que se mostraban imágenes de las aventuras de Tintín, comparadas con fotografías y documentación encontrada en colecciones como la revista National Geographic, Enciclopedia Larousse, postales, prensa escrita francófona, etc. Una exposición comisariada por Jacint Guillem, con una narrativa y un recorrido por la misma de un nivel de calidad considerable, a la altura y categoría de los escenarios en los que se llevaría a cabo, y avalada por los conocimientos hergeólogos del que fue en su momento Secretario de la Fundación Hergé, Phillip Godin, autor, entre otras ediciones literarias, de la Cronología de una obra, enciclopedia que se compone de siete volúmenes de gran formato y, en el momento en que narro este artículo, presidente de la asociación “Les Amis de Hergé” (ADH), entidad belga con más de 1.400 socios de infinidad de nacionalidades.

La primera exposición se llevó a cabo en el Espacio cultural de UNNIM Caixa Sabadell situado en la misma ciudad. Se inauguró el 27 de octubre del 2011 y su duración se prolongó hasta el 19 de febrero del 2012, todo ello bajo la presentación, supervisión y aprobación de Moulinsart; los cuales, como ya nos tenían acostumbrados, tuvieron que imponer su última palabra con una de las perogrulladas más grandes que les hemos visto exigir. Ni nuestros oídos ni nuestros ojos daban crédito a la decisión que esta gente tomó e impuso:

La exposición no podía tener el nombre de Tintín en su anunciado, y mucho menos hacer uso de ninguno de los dibujos creados por Hergé.

Después de conversaciones, discursiones y disquisiciones con los responsables legales de Moulinsart a título casi como si fuera un castigo, sólo se autorizó que dicha exposición se bautizara con el nombre de: “AQUELL JOVE REPORTER QUE TENIA UN FOX-TERRIER BLANC”.

Como diría aquel: “Manda cojones”, o “Quins collons”.

En una de las salas de dicho espacio hubo un despliegue de productos y objetos tintinescos referidos al merchandising de los años 1930 a 1990, los cuales fueron cedidos por la mayor parte de integrantes de la asociación promotora. Todos ellos muy interesantes y a ojos del profano con una seducción visual muy atractiva.

El resto de salas fueron ocupadas por un repaso individual de cada libro de Tintín y las fuentes de información que inspiraron a Hergé para generar el entramado narrativo de dichas aventuras .

El día de la inauguración estaba presente, como invitado representante de la Casa del Tibet en Barcelona, el venerable Thubten Wangchen, con el que departí muy agradablemente unos instantes.

El exitoso resultado de dicha exposición provocó un fervor y un subidón entre los promotores, organizadores y participantes, que conllevó a que este evento se encumbrara en metas más ambiciosas a conquistar. Tanto fue así, que los promotores de dicha exposición pusieron toda la carne en el asador en su faceta comercial, y consiguieron que el siguiente lugar en donde albergar dicha exposición fuera ni más ni menos que el edifico “Palau de Mar”, sede del prestigioso “Museu d’Història de Catalunya”.

En dicho edificio, con fecha 6 de junio, se inauguró dicha muestra tintinesca, y su duración se prolongó hasta el día 29 de septiembre del 2013.

Dicha exposición se desarrolló en casi toda la totalidad de la planta baja del edificio, mediante un itinerario desarrollado para ir paseando por el mismo y deleitando al transeúnte conforme avanzaba mediante una gran cantidad de documentación y dibujos comparativos expuestos; y todo ello acompañado y decorado temáticamente por las figuras aportadas por Margarita y nosotros. El contenido de la misma, a nivel de información documental, fue el mismo que en Sabadell, con una ampliación considerable de información aportada, siendo que su resultado final fuese un éxito aplastante.

Para Cantonet fue todo un honor el haber participado en dicha exposición y el haber invitado y disfrutado de ella con gran cantidad de amigos y familiares.

Una vez finalizada la exposición, con la adrenalina a flor de piel, se habló de convertir dicho evento en itinerante por distintos lugares. De forma incipiente se barajó la posibilidad de que el siguiente destino fuera Andorra. Para nosotros dicho traslado ocasionaba serios problemas de logística y control de las piezas, por lo que así lo manifestamos a uno de los organizadores, miembro de Moulinsab. Es probable que no le sentara bien nuestra desafección para trasladar nuestras piezas a dicho país, ya que su respuesta fue inesperada y rotunda. Fue la siguiente:

—Enric, no te preocupes. En caso de que no quisieras seguir colaborando, ya sustituiremos tus piezas aunque sea por copias o reproducciones de las oficiales. Ese no será el motivo que frene la itinerancia de la exposición.

Expuesto lo escrito como tal, pues bueno, vale. Pero el tono en que me dirigió sus palabras fue ciertamente muy ufano y arrogante, dando a entender que Cantonet era perfectamente prescindible, cosa más que sabida por nosotros, pero que no hacía falta que nadie nos refregara por la cara con tal desaire y de forma tan altanera, a la vez que indirectamente pavonearse de llevar a cabo una actuación ilegal con la inserción decorativa de figuras falsas, cuya actuación, si llegase a oídos de Moulinsart, como poco a los responsables los pondrían firmes y de cara a la pared.

Intuí que con ese talante las exposiciones durarían dos telediarios, y así fue. Al final, bien estuvo mientras duró, y después de lo que pasó con la exposición del Tibet, el proyecto itinerante de las mismas quedó en vía muerta, como tantos otros proyectos de algunos integrantes de dicha entidad.

La tercera exposición en la que participamos fue precisamente la del Tibet, pero ya a nivel más discreto, dando entrada a otros tintineros para que también pudieran exponer sus documentos y objetos, escenificando unos dioramas de cartón piedra que auguraban tormentas legales más feroces que la sufrida por el avión Douglas DC3 Air India, siniestrado en la cordillera del Himalaya. Dicha exposición se inauguró el 3 de septiembre del 2015 y se mantuvo, no sin tensiones jurídicas, hasta el 10 de enero del 2016.

Según nos consta, arrastrados por la estela de éxito que dejaron las exposiciones anteriores y basándose en unos parámetros similares a cumplir, se consideró innecesario informar a Moulinsart. Y así, los promotores del evento decidieron dar carta verde a la misma bajo el aséptico nombre de “LA AVENTURA D’AQUELL JOVE REPORTER BELGA AL TIBET” .

Dada la temática tibetana de la exposición, el día de la inauguración, y en calidad de invitados, volvieron a hacer acto de presencia los representantes de la Casa del Tibet en Barcelona, encabezados por el venerable monje budista Thubten Wangchen, el cual, al verme por segunda vez, rompió el escaso protocolo que había y se me dirigió ante todos los presentes, ofreciéndome un cálido abrazo que me conmovió. Sencillamente captó mi presencia entre los muchos asistentes, y se acordó de mí y de los momentos compartidos en la exposición de Sabadell. Dicho monje es una persona muy jocosa y divertida, con un alto don de positividad. Ya en su participación oral, preguntado sobre los motivos de Pekín para eternizar la invasión de su país, finalizó su explicación aduciendo que no hay justificación posible y que todo son “cuentos chinos”, término que arrancó varias carcajadas entre los asistentes.

En esta muestra se enseñaba al público la gran cantidad de documentos y libros utilizados por Hergé para realizar la narración y los dibujos de uno de los libros más bellos y humanos de toda la colección. En un espacio contiguo a dicha exposición, en homenaje al 30º aniversario de la primera ascensión catalana al Everest, llevada a cabo en 1985 por los ciudadanos de Sabadell llamados Conrad Blanch, Toni Sors y Carles Vallés, también se escenificó mediante unas fantásticas vitrinas toda una serie de objetos y elementos utilizados en esta hazaña por dichos alpinistas. También en días posteriores se preparó un espacio para que un grupo de monjes tibetanos llevaran a cabo un “mandala” muy colorido como muestra de agradecimiento.

Tal como he explicado, los promotores de dicha exposición dieron el visto bueno sin encomendarse a Moulinsart, y ese hecho les provocó más de un dolor de cabeza y alguna que otra noche de insomnio. Al no tener los permisos adecuados para llevar a término dicha manifestación tintinesca, informados en Moulinsart de la misma por distintos canales, su actuación amenazante y extorsionadora no se hizo esperar. Contactaron con los responsables de Fundació Caixa Sabadell – BBVA, vía carta certificada o burofax —no me hagan decir—, con la exigencia inmediata y sin discusión posible del cierre de la misma, apostillando que, al margen de dicho cierre, se atuvieran a las consecuencias legales que se derivaran del incumplimiento contractual firmado en su momento, en el cual no aparecía en ningún caso la aprobación de dicha tercera exposición.

Por lo visto, la tensión en las conversaciones entre los contendientes llegó a ser inaguantable. Los representantes de dicha corporación bancaria hicieron saber a los tintinólogos de Moulinsab que nunca más les propusieran ningún acto relacionado con Tintín, o sea, con sus representantes legales. Acabaron hasta las mismísimas.

Miren si así fue que, según explican, en un momento álgido de acoso y derribo, los representantes jurídicos de dicha entidad bancaria se dirigieron por escrito a las juristas de Moulinsart en estos términos:

Después de días de acoso continuado por parte de ustedes, dirigiéndose en todo momento a nosotros como legítimos representantes de los herederos universales de la obra de Hergé y por el contrario nosotros no conociéndolos de nada; antes de seguir con dichas amenazas jurídicas, ¿nos podrían hacer entrega por correo certificado de los poderes notariales a su favor, que les otorgan la potestad de defender dichos derechos en nombre de sus legítimos herederos? Entiendan que hasta la fecha solo hemos sufrido amenazas de ustedes sin que se nos hayan acreditado como es debido.

Pues bien, por lo visto esta petición fue lo suficientemente contundente como para bajarles los humos a dichas juristas y, aunque parezca raro, según mis fuentes, nunca más se supo del tema, aunque dejó un mal sabor de boca tan desagradable al departamento jurídico de los promotores bancarios y de su obra social que nunca más quisieron saber nada de Moulinsart.

Y es que al margen de actitudes mezquinas, comportamientos arrogantes y aureolas opulentas de control y poder, por suerte… siempre nos quedará Tintín.