El éxito de las novelas del capitán Alatriste desde su misma publicación fue tal que la experiencia alatristesca pronto empezó a extenderse a otros terrenos, entre ellos las ediciones escolares, para ser usadas en las aulas, y el cómic. Las propias novelas originales ya tenían incorporado desde el principio un importante elemento visual con las ilustraciones que acompañaban al texto, empezando por la portada, siguiendo por sus letras capitulares y terminando con las grandes imágenes a página completa. En enero de 2002, cuando ya habían aparecido cuatro novelas de la serie, con grandes cifras de ventas, comenzó a publicarse un coleccionable en diecisiete entregas de doce páginas cada una, distribuido gratuitamente con El País los domingos. En él Diego Alatriste se transformaba en cómic con guión del propio Pérez-Reverte y dibujos de David Jiménez, que recontaba las aventuras de las novelas originales, junto a una segunda parte histórica, en forma de enciclopedia para jóvenes lectores, una aproximación divulgativa a la vida cotidiana de la España de Alatriste, en lenguaje moderno y didáctico, dirigida por Juan Eslava Galán. El coleccionable luego aparecería editado en libro de tapa dura, bajo el título de El capitán Alatriste de Arturo Pérez-Reverte y la España del Siglo de Oro. También aparecieron dos cuidados y muy recomendables juegos, uno de rol y uno de mesa, creados por Ricard Ibáñez y Antonio Catalán, dos grandes expertos en su campo, con los que los aficionados podían imaginar sus propias aventuras alatristescas con dados, tableros y decisiones a vida o muerte.
Tres años después, en enero de 2005, se presentó la adaptación a novela gráfica del primer libro de la saga, El capitán Alatriste, con guion de Carlos Giménez e ilustraciones de Joan Mundet, que desde el año 2000 ha sido el gran referente a la hora de definir el aspecto visual de la saga (no solo eso, sino que siempre está entre las primeras personas en saber lo que pasa en cada novela, ya que necesita conocer su contenido para ir haciendo sus dibujos). Al contrario del cómic de colorines anterior, dirigido a jóvenes, esta obra tiene el tamaño y la encuadernación de un libro, y todas las viñetas están hechas en blanco y negro, dándole un tono de claroscuro tenebroso que va muy bien con el tono de la saga y de su siglo. Al respecto, Mundet ha explicado: “Es una novela densa, histórica, con muchos datos, dentro de una historieta de aventuras. Pero he tratado de contar la historia con todos sus matices. Todos los párrafos y diálogos que incluidos están sacados de la novela, hasta el punto de que lo hubiera podido firmar el propio Pérez-Reverte”. A esta novela gráfica le seguiría otra de las mismas características, en 2008, adaptando Limpieza de sangre, la segunda novela de la saga.
Estas dos primeras novelas de la serie se desarrollan en el peligroso Madrid de 1623, entre tabernas, callejones, conspiraciones, visitas reales, palacios de nobles y reyes o mazmorras de la Inquisición, a menudo con un arma en la mano, y con apariciones especiales de Francisco de Quevedo, el duque de Buckingham o el mismísimo Felipe IV entre los camaradas y enemigos de Diego Alatriste y su pupilo Íñigo Balboa. Es una pena que el proyecto no haya podido extenderse a alguna de las novelas bélicas y extranjeras de la saga, donde se pudiera ver con amplitud las trincheras de Breda, los canales de Venecia, las batallas navales del Mediterráneo o, volviendo a España, el puerto de Cádiz o las alamedas de Sevilla. En este sentido, la decena larga de ilustraciones grandes que acompaña a cada nueva entrega calman un poco el apetito, cual tapa antes de la comida, pero enseguida vuelve el hambre de más manjares sabrosos.
Las dos adaptaciones, que aparecieron por separado, se han vuelto a publicar en varias ediciones, y en octubre de 2025, coincidiendo con la publicación de la octava novela tras una espera de catorce años desde la séptima, acaba de aparecer un volumen especial en tapa dura, con estampados en oro y cantos tintados de cobre y ambas narraciones juntas: sus 176 y 170 planchas respectivamente, más una introducción de Arturo Pérez-Reverte, un texto introductorio de Antoni Guiral e ilustraciones inéditas y contenidos adicionales aportados por Mundet. Es un volumen de lujo, cuyo precio de salida ronda los 45 euros, pero que se convierte por sí mismo en una de las mejores definiciones de la denominación “novela gráfica”: buena cantidad de texto por viñeta y un estilo de ilustración bien definido que se beneficia del mayor tamaño de página (treinta centímetros de alto) con respecto a la edición original. En suma, quien decida aproximarse así a las dos novelas en lugar de leyendo los libros originales, podrá enterarse de todo sin ningún problema. Merece la pena el esfuerzo, tanto para aficionados de la saga como de la novela gráfica como arte, y constituye un espléndido regalo para el alatristero que cada uno tenga en su entorno.
Aquí se puede leer una interesante entrevista de María José Solano a Joan Mundet, hecha para la revista monográfica especial que la Fundación Ferrer-Dalmau publicó en 2019, aquí se puede ver una conferencia del propio Mundet sobre su experiencia trabajando con las novelas, y aquí Mundet muestra cómo realizó las ilustraciones para Corsarios de Levante, la sexta novela de la serie, llegando a construir la maqueta de una embarcación para conseguir mayor realismo.





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