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Crear a partir de los personajes

Crear a partir de los personajes

Benjamín Recacha García ha escrito una novela negra con varios cadáveres, un asesino en serie y un inspector de policía que quiere liberar al mundo del crimen. La acaba de publicar ahora, pero los personajes que la pueblan llevaban años dando vueltas en su cabeza. Con el protagonista incluso mantuvo largas conversaciones antes de traerlo al mundo.

En este making of,Benjamín Recacha García cuenta cómo creó a los personajes de Días de arañas, buitres y ovejas (Velasco).

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Sin personaje no hay historia. Cada vez que pienso en semejante obviedad, más cuenta me doy de lo importantes que son para mis historias los personajes que las pueblan. Alguna debió de surgir a partir de una idea o para desarrollar un tema que me motivaba, pero en la mayoría lo primero fue el personaje. Y Días de arañas, buitres y ovejas es el máximo exponente de esa manera de crear.

Es mágico cómo esos seres etéreos, modelados por la palabra, a menudo ni siquiera descritos, limitados en su existencia al marco que definen las páginas de un libro, se hacen con un espacio en el rincón del cerebro donde alojamos a quienes transitan por nuestro camino, con la misma entidad que las personas de carne y hueso, y ya no lo abandonan nunca. Cobran vida.

"Antes de que pensara en escribirla, nació su protagonista, Jesús García, un inspector de policía entregado a Dios cuya misión es liberar al mundo del crimen"

Jesús García, su esposa Meli, su hija Inés; Julia y Linares, sus compañeros policías; el comisario Sánchez, el inspector Pulido, la periodista Rita Palau, el Asesino de la Araña y un puñado de secundarios habitan ya ese lugar junto a docenas de colegas de mis historias anteriores y de las que sigo escribiendo.

Días de arañas, buitres y ovejas me acompaña desde hace una década. Antes de que pensara en escribirla, nació su protagonista, Jesús García, un inspector de policía entregado a Dios cuya misión es liberar al mundo del crimen. Arduo propósito en el que ya se empeñaba como secundario en mi segunda novela, Con la vida a cuestas.

Un día visité a García en su parcelita de mi cabeza y le pregunté si quería protagonizar una nueva aventura. Me apetecía profundizar en la relación con Inés, su brillante hija adolescente, y conocer mejor cómo compatibilizaba la devoción divina con su relación de pareja. ¿Qué sentía Meli, cómo procesaba las ausencias de su marido, el peligro constante al que debía enfrentarse por delegación del todopoderoso?

"Cuanto más leo y escribo, cuanto más intercambio experiencias con otras personas que escriben, más claro me queda que el proceso creativo es un misterio"

Para que esa exploración fuera profunda debía someterla a la mayor de las tensiones, por eso creé un criminal desconcertante, culpable de la investigación más compleja a la que García había hecho frente hasta entonces; un desafío que lo llevara al límite y fuera el desencadenante de un conflicto aún mayor: el de su vida personal. Todo ello lo aliñé con las presiones políticas, el sensacionalismo mediático y el hambre morbosa de una sociedad tan asustadiza como estimulada por el horror.

Sin embargo, estuve a punto de desistir.

Cuanto más leo y escribo, cuanto más intercambio experiencias con otras personas que escriben, más claro me queda que el proceso creativo es un misterio. Por mucho que planifiques, que estructures, que juramentes, cada vez es distinto. Y Días de arañas, buitres y ovejas probablemente no existiría de no ser por un hecho imprevisto: la feliz intervención de la pintora argentina Silvina Patano, uno de sus personajes.

"Estaré eternamente agradecido a Silvina y a los lectores cero que, cuando revisé el primer borrador, lo leyeron con ojo crítico y me ofrecieron sus valiosas impresiones"

Un ser de ficción que es una persona real, autora de la genial ilustración de la portada. Sin saber qué estaba desencadenando, ella me proporcionó la clave de la trama principal. Yo tampoco lo supe hasta un año y medio después. Me quedé bloqueado, y en ese intervalo escribí otra novela. Cuando regresé al borrador que había dejado a medias, recuperé la idea de Silvina, que iba a ser una anécdota en la historia, pero se convirtió en muchísimo más.

Eso aportó a la trama principal la solidez necesaria para que las otras, las que alimentan los secundarios, enriquecieran el conjunto. ¿Que cuál fue esa idea? Tendrás que leer el libro para descubrirlo.

La escritura es una actividad solitaria, pero la construcción de una novela puede ser un proceso coral. Y yo estaré eternamente agradecido a Silvina y a los lectores cero que, cuando revisé el primer borrador, lo leyeron con ojo crítico y me ofrecieron sus valiosas impresiones.

Así que, si te gusta lo que encontrarás en sus páginas, te pido un aplauso para ellos.

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Autor: Benjamín Recacha García. Título: Días de arañas, buitres y ovejas. Editorial: Velasco. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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