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Cuando desaparezca el dolor

Cuando desaparezca el dolor

Se dice que nadie muere del todo hasta que el último de los que le han conocido, aquellos en los que ha dejado algún tipo de huella, desaparece. Es entonces cuando el olvido lo cubre todo y queda un vacío silencioso o la sombra de un recuerdo tenue y frágil. Pero hay cosas que se resisten a perderse con facilidad en las nieblas del pasado: el dolor, la tristeza, la nostalgia. Y aunque cada uno sobrelleva de una forma diferente el perdón, la culpa o el trauma, esas manchas en el alma se transforman en fantasmas que suelen convertirse en compañeros para siempre.

Ismael Martínez Biurrun (Pamplona, 1972) nos hace llegar su última obra, Duración de un fantasma, de Editorial Aristas Martínez, para explicar de qué manera lidia una familia muy especial esa mezcla de pérdida y culpa tras un desastre terrible que hace trizas los lazos que les unen. Y lo hace desde el extrañamiento, desde una realidad que lo es, pero lo deja de ser en momentos puntuales. Martínez Biurrun es uno de los grandes autores actuales que recorre esta senda, junto a Carlos Pitillas (imperdible su Ruidos humanos, prologado por el mismo Martínez Biurrun), Emilio Bueso o Mariana Enríquez, entre muchos otros. El extrañamiento provoca esa incomodidad en el lector que sigue la historia y que nota que hay piezas que no encajan, objetos que no cumplen la función esperada, sucesos que no pueden ser reales, aunque se disfracen y lo intenten. El lector percibe como el progresivo alejamiento de lo cotidiano le conduce a caminos en los que no se siente seguro, y es ahí donde el autor le ataca con lo imprevisto y lo imposible.

"A través de la relación entre estos hermanos casi palindrómicos, una posible metáfora de sus maneras de afrontar los problemas, se va explicando el pasado de la familia Olano, lleno de secretos, misterios y magia"

La sinopsis planteada es sencilla. Tras la muerte del padre de la familia, Romana, la hija menor, va en busca de su hermano perdido para acabar con los trámites de la herencia. Amador, el hermano, ha desaparecido por voluntad propia, escapando de un pasado poco claro con tintes sobrenaturales. En su búsqueda, Romana se verá acompañada por Said, un inteligente joven con lesiones en cuerpo y en alma y, más tarde, por Luz, la novia de este.

A través de la relación entre estos hermanos casi palindrómicos (Amador/Romana), una posible metáfora de sus maneras de afrontar los problemas, se va explicando el pasado de la familia Olano, lleno de secretos, misterios y magia. La búsqueda del hermano por las múltiples propiedades de la familia ayuda a que Romana desgaje los momentos más traumáticos de su juventud a Said. El significado del título de la obra se ofrece bien avanzada la acción, cuando uno de los personajes pregunta a otro cuánto dura el dolor y la tristeza. Y la respuesta es terroríficamente simple: siempre están ahí.

"Se trata de un libro de género, donde los componentes sobrenaturales son esenciales y trufan cada página como fugaces y ligeros roces de pluma o algún graznido a destiempo"

Llama la atención la elegancia del autor en su estilo de narración. Suave, absorbente y con nombre propio, conduce al lector de la mano, sin empujones o explicaciones abruptas. La naturalidad con la que se llega a escenas cargadas de tensión sorprende, incluyendo el final, inevitable e inexorable, que trata de no dejar un solo cabo suelto, aunque sea de una forma un tanto rebuscada.

Se trata de un libro de género, donde los componentes sobrenaturales son esenciales y trufan cada página como fugaces y ligeros roces de pluma o algún graznido a destiempo. Pero el trasfondo de la obra está empapado en los profundos sentimientos de los personajes. Se podría hablar de un libro circular: el viaje de búsqueda, que termina donde empezó; el círculo de manos que invoca los terrores del pasado; el bucle del trabajo de Romana, explicando historias pequeñas de gente minúscula que nunca serán leídas por nadie más que por los que las dictan; el presente que se fusiona una y otra vez con el pasado, impidiendo que el tiempo fluya; la propia familia, que es principio y fin en sí misma.

La duración de un libro no se mide en páginas o en palabras. Se mide por cuánto tiempo quedan sus frases en la memoria del lector. Y mientras se mantengan, que es el caso de esta obra, estará viva por mucho tiempo.

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Autor: Ismael Martínez Biurrun. Título: Duración de un fantasma. Editorial: Aristas Martínez. Venta: Todos tus libros.

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Maria Pealva
Maria Pealva
11 ddís hace

«La duración de un libro no se mide en páginas o en palabras. Se mide por cuánto tiempo quedan sus frases en la memoria del lector». Genial apreciación, sin duda sube puestos en mi lista de lecturas pendientes.

Gracias !

Sabrina Analia Cabrera
Sabrina Analia Cabrera
10 ddís hace
Responder a  Maria Pealva

Me encantó tu rescate textual !!!!!
LA DURACIÓN
DE UN LIBRO SE MIDE
RESPECTO AL
TIEMPO QUE SUS
FRASES SE
MANTIENEN EL
LA MEMORIA DEL
LECTOR.

«BEBEMOS DEL
ESPÍRITU DEL
AUTOR». MACEDO

Última edición 10 ddís hace por Sabrina Analia Cabrera