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Domenico Starnone: «La tarea del escritor es volver a actualizar el pasado»

Domenico Starnone: «La tarea del escritor es volver a actualizar el pasado»

Fotografías: ©Victoria R. Ramos.

Para el escritor italiano Domenico Starnone pensar que el «pasado es pasado» es un «error» y por eso en su nueva novela, Vida mortal e inmortal de la niña de Milán no sólo ha creado una historia sobre el llamado amor inmortal, sino que eleva al escritor como encargado de «actualizar» el lenguaje y el pasado.

Así lo ha contado a EFE este napolitano de nacimiento (1943) y romano de adopción, ganador del Premio Strega en 2001, que propone en su nuevo libro (Lumen) una historia de pasado, presente, vida y muerte, los grandes temas de la literatura universal, que en estas 145 páginas se concentran en el Nápoles de su niñez, donde hablar el dialecto o el «italiano formal» diferenciaba las clases sociales. Y por eso reivindica lo contrario, porque la vida ha cambiado y ahora toca revisitar esos tiempos para actualizarlos y afirmar con rotundidad que «el pasado no debe pasar», y que por eso la tarea del escritor es «actualizarlo». «Hay que considerar la memoria como un hecho activo, y eso es lo mismo que hacemos con las palabras. Cuanto más leo y escribo más meto las palabras en circulación y se convierten en cosas activas», ha afirmado.

En concreto, en Vida mortal e inmortal de la niña de Milán Starnone presenta a Mimí, un niño napolitano de unos diez años que se enamora de una niña a la que ve bailar en su balcón, una niña que no habla su dialecto, sino el «italiano de la escritura», por lo que se presenta como un amor imposible por pertenecer a clases sociales diferentes. Eso sí, será su abuela, un «contenedor de palabras vivas», la que le hará ver cómo el lenguaje no es separatista, sino que es unión, y le hará entender cómo amar es una fuente de creación e imaginación que le hará sentir la necesidad de imaginar historias relacionadas con los muertos de su familia, sobre todo con su abuelo, fallecido cuando solo tenía 22 años.


«Todo lo que hacemos —ha añadido— es lenguaje. En el libro el protagonista está muy fascinado por el idioma, y en una primera fase lo ve como una cuestión de promoción social, porque la lengua que habla la niña es la que consigue mejor separarse de la miseria de ese Nápoles». Por eso, ha considerado, pese a que en la actualidad el mundo esté «dominado por la imagen» a él le da «serenidad» tener la certeza de que el «efecto especial más impactante es la palabra»: «es algo extraordinario».

Pero Mimí crecerá y llevará al lector de la mano también por una historia en la que el autor indaga con delicadeza y acierto en la muerte y el amor para dejar claro que «el amor es una manera para potenciar el sentido de la muerte», otro de los pilares de esta obra y de todas las novelas que ha escrito en sus 40 años de vida literaria.

Traducido en 32 países, Starnone demuestra así cómo es un maestro de las relaciones humanas, un «viejo» que se parece «en algo» a su protagonista porque ambos comparten la pasión por la vida, por el lenguaje y, por qué no, por la muerte como motor para seguir existiendo.

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