El Heavy del Bigotón: prólogo

No es mi intención desentrañar en su totalidad la madeja de mentiras y medias verdades con las que el viejo y mostachudo rockero nos ha enredado para conservar su anonimato. Sería una tarea que por el momento se me antoja imposible. Sin embargo, analizando su carrera, y con la ayuda de diversos expertos, me gustaría en este y en los capítulos venideros poner la primera piedra de la construcción de su biografía: una figura envuelta en un aura de misterio, cuya trayectoria motivó a bandas como Spinal Tap, Strange Fruit o The Rutles a coger sus instrumentos; reconocida, por aquello de buscar respetabilidad, como influencia por los mismísimos Milli Vanilli, y con decenas de clubes de fans en países como Ruritania, Syldavia o el Reino de Redonda.

Debido a la escasez de imágenes de su vida privada acompañaré los textos con viñetas de cómic: las de este prólogo, sin ir más lejos, ilustran una teoría planteada por Herman Pociña, catedrático de Historia del Rock por la Universidad del Bierzo. Espero que los dibujos no resten credibilidad a los lectores prejuiciosos para con el noveno arte: si es así, sólo me queda tranquilizarlos, ya que considero mi trabajo como algo sagrado desde la adolescencia, cuando la lectura de un ensayo tan serio y bien documentado como Bermudas, base secreta de los ovnis, me enseñó todo lo que sé sobre investigación. Y a su autor, Jean Prachan, dedico esta obra.