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El maestro de la guerra

El maestro de la guerra

Hace años un amigo se preguntaba si, en un texto biográfico que estaba escribiendo, debía contar toda su verdad, a despecho del daño que causaría a su familia. Una amiga que asistía a la conversación le respondió que un francés apostaría, sin duda, por la verdad porque siempre anteponen a la obra sobre la vergüenza. Una salida honrosa es una clara muestra de tal actitud. Éric Vuillard dispara sin clemencia, y con absoluta precisión, contra la estructura colonial de Francia. Nadie se libra, aunque las décadas transcurridas amortigüen el golpe.

La participación francesa en Vietnam no es, ni mucho menos, tan conocida como la estadounidense, aunque el conflicto comenzara durante la dominación francesa, cuando los vietnamitas quisieron liberarse de su colonizador. Los franceses no han convertido aquellos años en un tema central de su producción narrativa, como sí han hecho los americanos. Tal vez han optado por el silencio porque no quieren airear cómo traspasaron el problema a los estadounidenses, ávidos a la par por liberar su stock de armamento y por luchar contra el comunismo. De hecho, para la mayoría de los lectores, entre los que me encuentro, el rastro más célebre aparece en Apocalypse Now, cuando Marlow detiene su navegación en una plantación francesa, ocupada por colonos que se resisten a la retirada de los suyos.

"Su mirada, así pues, puede tener la amplitud de un realista decimonónico, la objetividad de un cronista del nuevo periodismo y el desgarro de un maldito, y resulta siempre coherente, nunca pierde la brújula"

Éric Vuillard es un escritor superdotado, tanto en fondo como en forma. Posee una técnica admirable y, al mismo tiempo, consigue que el mundo no se contemple de la misma manera después de leerle. Su perspectiva puede parecer cruel, pero solo es objetiva. Así ocurre porque no aparta la mirada ante lo inconveniente y observa todos los factores del conflicto, no solo los que nos cuentan los medios o los manuales de Historia, revelando con claridad y sin conspiranoia los factores económicos, incluso personales, que se esconden tras las decisiones del Estado. Así lo hicieron también sus maestros realistas, como Balzac o Zola. La suya es una voz casi tiránica, que se mueve con libertad desde la conciencia más profunda de los protagonistas hasta la perspectiva del historiador, desde los tiempos más remotos, cuando el hombre temía lo que escondía la profundidad de los mares, hasta el presente o más allá. En esa omnisciencia también hay lugar para una subjetividad salvaje e iracunda, propia de un Céline, sobre todo cuando se acerca, con vehemencia y compasión, hasta los trabajadores que, en condiciones de esclavitud y después de la segunda guerra mundial, pagaron con su vida las consecuencias de la explotación. Su mirada, así pues, puede tener la amplitud de un realista decimonónico, la objetividad de un cronista del nuevo periodismo y el desgarro de un maldito, y resulta siempre coherente, nunca pierde la brújula.

Sus diferentes distancias y registros obedecen al mismo objetivo: revelar lo que no aparece en los libros de historia, sean sesudos o divulgativos. Puede afirmarse que las novelas de Vuillard, traten las dos guerras mundiales, Vietnam, la Revolución Francesa o las guerras de religión del Siglo XVI, cuentan la verdad sobre esas tragedias con más precisión incluso que muchos libros de Historia. Así ocurre porque captan la totalidad, en todos los estratos, sin miradas parciales, ofreciendo una perspectiva integradora. Podría también decirse que todas esas pequeñas novelas —no alcanza ninguna las 200 páginas— forman un gran volumen sobre la guerra, sus causas y sus consecuencias.

Una salida honrosa es, por otro lado, una novela absolutamente actual, que puede trasponerse a la guerra de Ucrania porque cambian los soportes y la tecnología, pero la crueldad se mantiene y quienes pagan los platos rotos de las guerras siguen siendo los mismos. Esa igualdad, el paralelismo de todas las guerras, es resaltada en Una salida honrosa por las páginas que dedica al intento de liberación frustrado del Congo. Así demuestra que cambian los paisajes, pero la actitud colonial es la misma.

"Vemos, como ocurre en toda la obra de Vuillard, el lado oscuro de una Europa que ahora quiere mostrarse como eterna demócrata y defensora desde siempre de los valores humanos"

Una de las mayores novedades es el protagonismo de los vietnamitas, de esos hombres y mujeres que, en las películas americanas, mueren a miles bajo el napalm o los ataques de locura de los reclutas. De hecho, la novela empieza con el trato brutal que los franceses dan a los trabajadores que cultivan el caucho. Es decir, muestra el origen del problema desde el principio: la explotación de las materias primas. Los combatientes vietnamitas son mostrados como una entidad oculta, que sitia a los franceses sin que estos siquiera lo intuyan, una especie de materia oscura, que se mueve por la jungla y crece en la oscuridad, pese al infinito desprecio colonialista de sus enemigos, que no pueden creerse que quienes consideran seres inferiores les causen tantos problemas. Vemos, como ocurre en toda la obra de Vuillard, el lado oscuro de una Europa que ahora quiere mostrarse como eterna demócrata y defensora desde siempre de los valores humanos.

La elipsis final muestra cómo una decisión formal puede ser también política. Obvia todos los años de la guerra americana, esquivando décadas de contienda, situándose en la mítica retirada de Saigon. Lo hace porque sabe lo que todos los lectores ya conocemos y porque sabe también que no es el objetivo del libro. La meta es mostrar la inevitabilidad de esa salida honrosa que menciona el título, que solicitó Mendes France pero fue aplazada en aras de una victoria que no se podía conseguir. Ya sabían que ganar la guerra era imposible, incluso antes de que entraran los americanos, pero intentaron forzar lo irremediable.

A día de hoy, afirmar que Eric Vuillard es uno de los mejores escritores del mundo —y también uno de los más importantes— no es ninguna temeridad.

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Autor: Éric Vuillard. Traductor: Juan Manuel Salmerón Arjona. Título: Una salida honrosa. Editorial: Tusquets. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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