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El universo de George H. White en 400 imágenes

El universo de George H. White en 400 imágenes

El Ayuntamiento de Llíria (Valencia) conmemora el centenario del escritor Pascual Enguídanos con un libro colectivo coordinado e ilustrado por Juan Miguel Aguilera que se presentará el 15 de diciembre en la biblioteca de dicha localidad.

El próximo 13 de diciembre se cumple el centenario de Pascual Enguídanos Usach (Llíria, Valencia, 1923-2006), uno de los llamados «escritores de quiosco» que, entre la posguerra y la irrupción de la caja tonta en los hogares españoles avivaron la imaginación de las clases populares con sus novelitas de bolsillo escritas en un tiempo récord que abarcaban distintos géneros: westerns, policiacas, ciencia ficción… Eran autores como Marcial Lafuente Estefanía, José Mallorquí, Luis García Lecha o Fidel Prado, entre otros muchos, capaces de escribir hasta tres novelas a la semana que ocultaban su identidad bajo pseudónimos anglosajones por estar represaliados por el franquismo o por motivos comerciales.

"Con motivo de su centenario, el día 15 de diciembre se presentará en su ciudad natal, Llíria, un libro colectivo profusamente ilustrado, Cien años de Pascual Enguídanos"

El valenciano Pascual Enguídanos usó el nombre de George H. White para firmar su serie, La saga de los Aznar que ganó en Bruselas el premio a la «Mejor serie de ciencia ficción publicada en Europa». A lo largo de los años cincuenta escribió 104 novelas de ciencia ficción, 149 del oeste, 47 bélicas, 34 policíacas y ocho románticas. Casi veinte años más tarde, en los setenta, regresó para escribir 25 novelas más de su mítica saga.

Con motivo de su centenario, el día 15 de diciembre se presentará en su ciudad natal, Llíria, un libro colectivo profusamente ilustrado, Cien años de Pascual Enguídanos, promovido por el Ayuntamiento y la Red de Bibliotecas de Llíria gracias al empeño de Dolores López Asensi y Francesc Rozalén. Coordinado e ilustrado por Juan Miguel Aguilera, en la primera parte colaboran Francesc Rozalén Igual, Alfons Cervera, Joan Josep Adrià i Montolío, Joaquín Vidal, Pablo Herranz y Sergio Mars. En la segunda parte, José Carlos Canalda ofrece detallados resúmenes de todas las novelas de La saga, ilustrados por Aguilera con más de cuatrocientas imágenes originales, que visualizan el universo creado por George H. White.

«Cuando me hablaron de un proyecto para conmemorar el centenario del escritor edetano propuse crear un gran libro que fuera al mismo tiempo memoria de su vida y obra, y una enciclopedia visual de su serie más famosa, La saga de los Aznar», dice Aguilera. «Ha sido casi medio año de trabajo, pero creo que tenemos un libro que homenajea dignamente a este autor valenciano y además es muy divertido de leer».

"La ciencia ficción fue en esos años el refugio de muchos escritores que querían escapar de la censura"

Pascual Enguídanos nació en 1923, por lo que gran parte de su vida discurrió durante los peores años de la reciente historia española. Cuando Aguilera, uno de sus mayores fans, tuvo la ocasión de conocerlo en persona, contaba a la sazón setenta años, y le contó que en los años cincuenta tomaba cada mañana en Llíria el trenet de madera para acudir a su trabajo como conserje en Valencia. «A través de la ventanilla veía pasar un mundo muy diferente al actual, en tonos grises. Y mientras tanto, su mente rebosaba con imágenes fantásticas, de naves y planetas, porque aprovechaba esos viajes para desarrollar los argumentos de sus novelas. Me emociona imaginarlo sentado en los incómodos bancos del trenet escribiendo en su cuaderno esas maravillas que era capaz de crear, mientras cruzaba por un entorno deprimente. Es una imagen que demuestra el asombroso poder de la imaginación. Por eso me fascina la personalidad de Enguídanos tanto o más que su obra».

La ciencia ficción fue en esos años el refugio de muchos escritores que querían escapar de la censura. En el caso de Pascual Enguídanos sus novelas están llenas de argumentos que critican las sociedades totalitarias, como el imperio nahumita, mientras la sociedad valerana, a la que pertenecen los protagonistas, es igualitaria, no hay diferencias sociales y todos los bienes se comparten por igual. Aguilera cuenta una anécdota sobre cómo logró sortear la censura cuando un censor le amonestó: «Oiga, ¡esto es comunismo!». Y Pascual respondió: «No, esto es cristianismo»; y pasó sin problemas.

La huida al espacio no significaba ignorar por completo la realidad, y entre líneas se pueden encontrar referencias tanto a la Guerra Civil como a la Guerra Fría. El tratamiento de los personajes femeninos es un rasgo pionero en la obra de Enguídanos. «La forma en la que trataba a sus protagonistas femeninas estaba adelantada al menos veinte años a su época. La sociedad valerana no discriminaba entre hombres  y mujeres, que podían llegar a Almirante Mayor y tener a toda la Flota a sus órdenes. Como Sofía Medina, a la que vemos desarrollarse desde ser una valiente piloto en su juventud (¡Luz sólida!), hasta alcanzar el máximo grado militar en su madurez y dirigir el autoplaneta Valera (Regreso a la Patria). Y estas mujeres empoderadas las describía Enguídanos en la España de los años cincuenta».

Su éxito fue fruto de una gran imaginación y trabajo arduo. Pasaba muchas horas pensando en sus argumentos, considerando cada detalle, su influencia en el entorno y su desarrollo futuro en la serie. «Escribir era su pasión, pero su enfoque iba más allá del oficio. Tenía un amor especial por crear obras de calidad, algo poco común en una época en la que muchos escritores populares eran meros jornaleros de la pluma que a menudo odiaban lo que escribían. Pascual Enguídanos era un escritor perfeccionista. Escribía y reescribía innumerables veces, y no entregaba un original hasta estar completamente satisfecho con el resultado».

Aunque carecía de una formación científica convencional, sus «especulaciones científicas eran asombrosas», subraya Aguilera.

"Cuando le pregunté que de dónde sacaba esas ideas, tan solo me dijo: Me parecían lógicas"

«Cuando escribió la serie original los viajes espaciales eran todavía un sueño lejano y el programa espacial estadounidense estaba en pañales. Mientras los cerebros electrónicos programados con tarjetas y del tamaño de varias habitaciones (como ENIAC y UNIVAC) maravillaban al mundo, Pascual Enguídanos describía en sus novelas astronaves controladas por ordenador, rayos de luz sólida años antes de la invención del láser, efectos relativistas en los viajes espaciales y batallas interestelares con superarmas fabricadas con antimateria. Describía un asteroide hueco convertido en nave espacial: el autoplaneta Valera, que superaba en tamaño a la Estrella de la Muerte y conseguía transportar a los exiliados de la Tierra a través del espacio a velocidades cercanas a la luz. Como consecuencia de esto, gracias a la relatividad de Einstein, el Universo envejecía a un ritmo diferente al experimentado por los viajeros de Valera. Desplazarse entre la Tierra y las colonias humanas significaba cientos de años, miles en ocasiones, y los valeranos se iban quedando poco a poco como anacronismos vivientes en aquel universo que se transformaba mientras ellos viajaban entre las estrellas. Sin embargo, cuando estuve en su casa no vi nada que revelase afición por la ciencia o la astrofísica. Cuando le pregunté que de dónde sacaba esas ideas, tan solo me dijo: «Me parecían lógicas».»

A la hora de realizar las 400 ilustraciones para el libro, Aguilera se ha guiado por su criterio de escritor, «no hacer una descripción tan minuciosa que resulte aburrida, sino colocar los detalles suficientes para crear una imagen impactante en la mente del lector». Se ha basado en las imágenes, ricas y multicolores, que le transmitió la lectura de la saga. «Me encantan las portadas originales de José Luis Macías, reproducidas también en el libro 100 años de Pascual Enguídanos. Tienen todo el sabor y toda la autenticidad de su época y, como las películas de Ray Harryhausen, son imposibles de superar hoy en día, incluso con toda la tecnología informática, el 3D y la pintura digital. Las ilustraciones del libro muestran cómo he visualizado durante todos estos años el universo creado por el escritor. ¿Cuál es el aspecto de los thorbods, y el de los sadritas? ¿Cómo es un crucero clase Stelar, y un caza Omega? ¿Cómo se vería un circumplaneta desde el espacio? La ventaja de los libros frente a los medios audiovisuales es que nos obligan a imaginar», concluye Juan Miguel Aguilera.

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A continuación reproducimos este texto de Alfons Cervera sobre el escritor Pascual Enguídanos.

¿SUBLITERATURA?: ¡VENGA YA!

Las casas sin libros. Una, la mía. Me gustaba leer. Pero qué. Ni bibliotecas, ni nada. Sólo los mercados de los jueves en Llíria, el pueblo al que mi familia emigró desde Gestalgar para buscar otra vida. Ahí las novelas del Oeste, del FBI, de Ciencia-Ficción… Eso leíamos. Eso sigo leyendo desde entonces. Llegué muy tarde —tal vez demasiado tarde— a la que algunos llaman, con orgullo desmedido, gran literatura. La mía siempre será la que descubrí en aquellas “novelitas”. Me gustan las novelas de Francisco González Ledesma. Me gustaron aún más cuando supe que su nombre de escritor también era Silver Kane.

"Escribían dos novelas a la semana. A veces, tres. Había que vivir"

Lo mismo me pasó con Pascual Enguídanos. Vivía en una pequeña plaza, al lado de mi casa. Cuando lo veía por la calle, desde lejos, tenía para mí la estatura de un gigante. Era un escritor, como nos contaba en las clases de la Academia Edeta la profesora María Ribas. Un escritor. Nada menos. Leía sus novelas. Todas. Las más famosas eran las de Ciencia-Ficción. Lo siguen siendo. Pero a mí me gustaban más las del Oeste. Usaban nombres anglosajones. Era la mejor manera de que nos creyésemos las aventuras que narraban todas las semanas. Todas las semanas, sí. Escribían dos novelas a la semana. A veces, tres. Había que vivir.

Conocí a George H. White cuando hacía muchos años que había abandonado la literatura. Un honor que ustedes no se pueden imaginar poder compartir con él y con Carmen, su mujer, tardes enteras al abrigo de una amistad recién nacida. Y profunda. Empecé a amar la literatura gracias a sus novelas. Y a las de Silver Kane, Keith Luger, A. Rolcest, Alf Regaldie, Peter Debry, Edward Goodman, Curtis Garland y tantos otros que nos ayudaron a soñar mundos lejanos cuando los sueños —sin nosotros saberlo— se habían convertido en pesadillas. Tengo una buena colección de esas novelas. Las sigo comprando. En viejos almacenes, en librerías de segunda mano, en los mercadillos. Donde sea. Uno de los días en que fui a visitarlo, le pregunté a Pascual Enguídanos si aún seguía escribiendo. Me miró como desde muy lejos. Creo que sonrió, entrañable, sin ningún atisbo de desprecio. Y me contestó: “La literatura que ahora se escribe es una mierda”. ¿Quieren ustedes que les ponga aquí algunos ejemplos de esa literatura? Mejor los ponen ustedes, ¿vale? Mejor los ponen ustedes.

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