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Emilio Ortiz: «Es muy difícil como escritor ponerse en el lugar de un perro»

Emilio Ortiz: «Es muy difícil como escritor ponerse en el lugar de un perro»

A través de mis pequeños ojos

Mario es un joven invidente estudiante cuya vida está a punto de cambiar con la llegada de Cross, un Golden Retriever lleno de vitalidad que será su perro guía. En esta especie de memorias el fiel perro cuenta cómo ha sido el mundo que ha visto a través de sus pequeños y sabios ojos, desde que salió de la perrera y aprendió su oficio, hasta el día a día en compañía de su inseparable compañero, a lo largo de diez años. Es Cross quien narra en primera persona cómo su dueño aprende a moverse y a conquistar su libertad. Y no solo nos cuenta cómo es su propio mundo perruno, él es también testigo de todos los acontecimientos de la vida de Mario: sus amistades, fracasos y éxitos sentimentales y laborales… Un mundo lleno de sensaciones y sentimientos, que Cross traduce en su universo particular.

“Dos seres conociéndose, observándose, poniéndose a prueba. Después el afecto crece, la dependencia llega y finalmente los dos seres son uno”

Cross interpreta situaciones por las que Mario pasa, y las cuenta con su punto de vista, que es una mezcla de instinto y sabiduría. A través de mis pequeños ojos es una emotiva carta de gratitud a un viejo y fiel amigo, ese “que todo lo disculpa, y todo lo comprende”, por una vida dedicada a llegar donde él no podía. Y así, entre mil anécdotas, momentos simpáticos, sabores y sinsabores, la vida de Mario avanza en paralelo a la de Cross. Uno tiene a ratos la sensación de que las cosas te las está explicando un niño pequeño, con ese razonamiento certero tan propio. Y es que niños y perros poseen algo en común que ya señala Emilio Ortiz en su libro:

“Los humanoides pequeños piensan igual que los perrunos, nos movemos por otros valores. Si algo nos duele o nos preocupa al segundo siguiente desaparece, si algo nos contenta, lo vivimos y lo manifestamos hasta la saciedad, no nos andamos con tonterías”

La visión de este perro, que conforme avanza su existencia se torna más observador, no está exenta de crítica hacia los seres humanos. Una visión cómica en muchos momentos, pero a veces amarga cuando se va haciendo mayor. En la narración de Emilio Ortiz, las observaciones de Cross solo tienen de simple lo aparente, pero hay un trasfondo que te incita a ir más allá de lo literal. Algunos lectores han comparado su obra con el Principito de Saint-Exupéry. Cross siempre verá un elefante dentro de una boa, nunca crecerá hasta perder la inocencia. Y tiene la suerte de que su dueño Mario también aprenderá a ver el mundo como lo ve él.

“En su afán de dominarlo todo, de controlarlo todo, se quisieron poner en primer lugar dentro de la escala natural, con la pretensión de tener al resto a su servicio, pero no se han dado cuenta de que el lugar que ocupan es el último, es el más bajo. Son esclavos de ellos mismos, y lo peor de todo es que nos hacen esclavos al resto”

A veces tratamos de imaginar el mundo interior de estos seres mimetizándolo con el nuestro. Identificamos en ellos capacidades humanas como la alegría, tristeza, o la curiosidad en un estado muy primigenio. Muy puro. Cautivados por esa fidelidad extrema. No puedo aquí sino certificar lo que Arturo Pérez-Reverte dijo una vez “poseen todo lo que de bueno hay en el ser humano y carecen de todo cuanto pueda ser despreciable”.

El tiempo que compartimos con ellos es demasiado breve. Nos conforta cada gesto, el roce de su trufa, la mirada que atraviesa el alma. Una presencia que espera y consuela, te acompaña y observa como si lo entendiese todo. Y Emilio ha sabido transmitir todo ello en esta novela deliciosa, escrita con el corazón.

Un libro recomendable a todas aquellas personas sensibles, que quieran tener una visión del mundo desde otra perspectiva, a través de la mirada de un ser que no conoce la maldad.

“Tan solo una mota de esperanza me permitía seguir respirando. No hacía otra cosa que dejarme llevar por mis pensamientos y respirar… Esperé horas y horas. Horas que eran días, semanas y años”

Conversar con Emilio es un placer. Tras una hora y media, que bien podían haber sido tres, me quedo con las ganas de preguntarle muchas más cosas, pero su perro Spock espera ya impaciente su paseo vespertino. No hay nada pretencioso en este escritor. Hablar de Emilio es hablar de generosidad, bondad, y ausencia de vanidad. Virtudes difíciles de hallar. Nuestra conversación ha transcurrido con naturalidad sobre el fenómeno A través de mis pequeños ojos, que representa su estreno en la literatura, y que se ha convertido en todo un referente, leído por millones de personas. También hemos charlado sobre experiencias personales de Emilio e, inevitablemente, en algún momento hemos derivado nuestra conversación hacia el terrible suceso que acaba de acontecer hace escasas horas en mi ciudad, Barcelona. En días nefastos a veces también suceden cosas muy buenas. Debo agradecer a Emilio que él y su conmovedor libro hayan sido parte de ellas.

Emilio, ¿por qué escribiste este libro, hubo alguna razón en concreto?

Yo siempre quise escribir una novela. La idea nació porque me interesan los temas sociales, la desigualdad, la justicia social…y buscaba un narrador. Un día estaba en el jardín de mi ciudad donde llevo a pasear a mi perro Spock y de repente pensé: qué mejor narrador para hacer una crítica social al ser humano y a nuestra forma de vida, que la de un perro, y además un perro-guía. Esa nueva perspectiva me daba mucha libertad, porque el narrador era objetivo, podía ser inmisericorde, pero a la vez tener un tono dulce, infantil. Ingenuo pero a la vez sagaz. Eso me daba una ventaja muy grande. Me dio la clave.

Esta es tu primera incursión en la narrativa, aunque tú ya habías ganado un par de certámenes de relato corto (I Certamen Internacional Musas de Primavera y la IX Edición de los Premios ANADE). Cuéntanos cómo empezaste a escribir.

Desde siempre me ha gustado mucho escribir, más que vocación es una necesidad. Tengo 42 años y perdí la vista a los 15 años. Descubrí y aprendí el método Braille y luego los audiolibros, y empecé a aficionarme a la lectura. Gracias a las nuevas tecnologías adaptadas para invidentes empecé a escribir mis primeros relatos, que siempre guardaba por un cierto pudor artístico, por no mostrar algo que consideraba muy íntimo… Me daba vergüenza enseñarlos. Pero con el tiempo conocí algunos escritores de renombre, como Lucía Etxebarria y Mercedes Castro,  quienes tuvieron oportunidad de leer estos relatos y me dijeron que tenía talento para escribir y que debía intentarlo.

"Actualmente ya se está publicando en diversos países de Europa y habrá traducción en otras lenguas. Me ha gustado mucho esta primera experiencia en narrativa, aunque tengo algo de miedo a encasillarme y que me conozcan solo como el escritor de los perros…"

Y entonces surgió tu oportunidad con este libro….

Yo ya tenía escrita de hace tiempo A través de mis pequeños ojos y fue entonces cuando decidí intentar publicarla. Desde una pequeña y modesta editorial de Albacete —donde resido— hicimos una primera autoedición. El libro se convirtió en un éxito local y de la noche a la mañana pasó a ser número uno en Amazon. Luego me llamaron de Duomo, una editorial que pertenece al grupo Mauri, uno de los grupos editoriales más importantes de Italia, interesados en publicar mi libro, de modo que firmé con ellos la edición en España. Actualmente ya se está publicando en diversos países de Europa y habrá traducción en otras lenguas. Me ha gustado mucho esta primera experiencia en narrativa, aunque tengo algo de miedo a encasillarme y que me conozcan solo como el “escritor de los perros”… Yo no soy experto en perros, bueno, a no ser que convivir 24 horas diarias con uno me convierta en experto. Tengo varios proyectos en mente, y habrá más sobre perros, pero no solo de esta temática. No puedo contar más de momento….

¿El libro refleja tus propias vivencias?

No, no tiene nada que ver mi historia. Mario es un joven que se abre camino en la vida, primero como estudiante, luego en el mundo empresarial con las dificultades propias de su edad, sumado a su discapacidad visual…y todo acontece en medio de la situación de crisis económica actual. La historia no tiene nada que ver conmigo, pero la crítica que hace Cross del mundo y su perspectiva de las personas con discapacidad sí tiene mucha similitud con mi historia y con la de cualquier persona que haya sufrido discriminación por tener una discapacidad. Por ejemplo, cuando Mario intenta conseguir un crédito para iniciar su proyecto se encuentra con una sonrisa falsa de los amos del dinero, y que enseguida capta su perro. Pero la historia nos enseña que incluso los obstáculos pueden ser salvados con ingenio y con sabiduría.

Cross capta muchas cosas, más que el propio Mario. En cuestión de chicas y amistades, pues los tiene a todos “calados”….

Sí, es que los perros son muy pragmáticos y eso es justamente lo que le sucede a Cross. Es como Sancho Panza, el sentido común de Mario. “Tonterías las justas” es su filosofía, y si ve algo que no le convence, no pierde el tiempo. Para reflejar todo eso a través de los pensamientos de Cross he usado un lenguaje a la vez inocente y mordaz. Cuando me puse a escribir el libro pensé “te vas a tener que poner en la piel de un perro, no puedes hablar de filosofía profunda porque no serías creíble”. Fue complicado encontrar ese equilibrio, pero cuando lo hallé, tras meterle muchas horas trabajando en mi despacho, resultó ser muy liberador, por su pragmatismo. Era casi terapéutico poder deshacerse de las cosas secundarias para pasar a pensar en las primarias, ajustar preocupaciones a las justas y necesarias, las que cubren las necesidades básicas. Cuando todo eso quedaba claro en mi mente y apartaba lo secundario, salía del despacho con una sonrisa tremenda porque lo había logrado, y además me cargaba las pilas de energía positiva. Fue divertido, liberador. Ahora que se ha puesto de moda adiestrar perros, eso está muy bien pero hay que aprender de ellos. Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, pero también debería ser al revés, el hombre debería ser el mejor amigo del perro.

"El otro día estaba hablando con un amigo y le comenté que tenía que ir a un sitio, pues bien al salir Spock me empezó a guiar exactamente a ese lugar, sin yo haberle indicado nada."

El binomio Mario-Cross es indisoluble. ¿Te ha sucedido a ti lo mismo con tu Golden Spock?

Sí, Spock y yo somos idénticos. Llevamos juntos siete años. Los profesionales de perros-guía a eso lo llaman “unidad funcional” entre humano y perro. Spock intuye mi estado de ánimo,  pero yo también el suyo, en un lenguaje hablado y escrito de ida y vuelta. Sé cuándo le pasa algo, él sabe cuándo me sucede algo a mí. Incluso cuando converso él parece comprender. El otro día estaba hablando con un amigo y le comenté que tenía que ir a un sitio, pues bien al salir Spock me empezó a guiar exactamente a ese lugar, sin yo haberle indicado nada. Tengo una amiga a la que visito a veces, es musicóloga y también tiene una discapacidad. Spock se queda a los pies de su silla de ruedas todo el rato, como si quisiera protegerla. Él sabe, los perros saben, quiénes son más frágiles, a quiénes deben cuidar. Nos conocemos el uno al otro. Nuestros estados de ánimo son paralelos.

¿Qué sentiste cuando te entregaron a Spock?

Pues sentí justamente lo que sucede al otro lado de la novela, del que no hablo pues solo he puesto el punto de vista del perro. En mi caso recuerdo que estaba esperando en la habitación, con muchos nervios, escuché como se iban abriendo puertas e iban entregando los perros a mis compañeros, y de repente escuché cómo se abría la mía, de donde iba a salir mi perro. Y entonces sentí una emoción similar a cuando nació mi hija Ana. Se abre esa puerta y notas que se abre la puerta de un tiempo nuevo de tu vida, escuchas el tintineo de las medallitas que llevan colgadas, se acerca a ti…acaricias el pelaje suave. Esos segundos son mágicos. Entonces te dicen “Este es tu perro”, y te sientes padre de nuevo. Cuando me dejaron solo con él le dije “tu y yo vamos a ser amigos, nos queda toda una vida por delante”. Imagino que ellos también intuyen algo cuando van siendo adiestrados y que ese día también es especial y crucial para ellos. Es su punto de inflexión. Recuerdo que nos dijeron que en caso de que hubiera niños pequeños en nuestras casas, era preferible que no jugaran con los perros, para no distraerlos porque era importante para completar su entrenamiento. Cuando se lo dije a mi hija Ana, que entonces era pequeña, me dijo “¿Y para qué te lo has traído?”. Además, cuando ella vio las palabras de cariño con las que yo hablaba a Spock, escuché que le decía a mi madre “ya verás quién va a ser el centro de atención ahora”. Y ahora Ana y Spock son inseparables. Como hermanos. Perros y niños se reconocen.

¿Puedes contarnos un poco en qué consiste el adiestramiento?

Al mío lo adiestraron en Rochester (Estados Unidos). En la escuela suelen estar dos o tres meses en los cuales son vacunados y se ponen en marcha las garantías legales que los identifiquen como futuros perros-guía, con lo cual su acceso a cualquier establecimiento público está garantizado. Entonces se busca una familia de acogida que tenga un perfil similar al del futuro dueño para facilitar su socialización. Si por ejemplo el futuro propietario tiene hijos, es mejor que la familia de acogida también los tenga. Con esa familia de acogida están entre tres meses y un año. Y luego regresan a la escuela donde inician su adiestramiento que suele durar entre cuatro y seis meses, y se va perfilando al usuario, atendiendo a sus características, como la forma de caminar (rápida, lenta..), incluso su tipología corporal. Por ejemplo, yo mido cerca de 1,90, pues mi perro Spock pesa unos 43 kilos, así que también es grandote como yo. Sabrás que un golden suele pesar alrededor de 23 kilos, para que te hagas una idea. Al final, el usuario y el entrenador hacen un curso de un mes, y entonces se crea la simbiosis entre humano-perro.

La responsabilidad de estos perros es enorme, ¿te dio miedo al principio?

Aprender a moverse sin bastón es muy complicado. Da miedo dejarlo, porque tú lo vas arrastrando, y aunque no es cien por cien seguro, es uno mismo quien lo controla. Cuando dejas el bastón pasas a confiar tu vida y tu seguridad al perro. Yo al principio iba muy tenso, y él lo notaba. Costó, pero lo logramos. Esta raza en concreto es muy buena para este aprendizaje, saben hasta preguntar al propietario qué hacer, con signos, movimientos, en caso de duda. A veces hay dificultades en la calle, porque hay vallas, obras…pues bien, Spock se para y vuelca su cuerpo hacia la derecha para que lo note. Ese es un gesto de duda. Hay un concepto que usan los adiestradores “desobediencia inteligente” que consiste en que el perro tome sus propias decisiones si él, su dueño, o ambos, están en peligro. Entonces desobedecen.  Cuanta más desobediencia inteligente tengan, más seguros son. A veces la gente quiere acariciarlos. Yo les dejo si son niños, pero si son adultos prefiero explicarles que es mejor no distraerles, pues de hecho están trabajando. Siempre que lleven el arnés, están trabajando. Cuando se lo quito, entonces pasa a ser un perro normal, juguetón, está en su tiempo libre. En los semáforos, es el ciego el que da la orden para cruzar, cuando sentimos que el tráfico cambia a la perpendicular, lo percibes. Y le das la orden de continuar.

Cuando relatas los pensamientos de Cross ¿en realidad quieres transmitir los tuyos a través de su mirada?

No, intento no perder nunca ese punto de vista de un perro. Bueno, el que imagino que puede ser. Es muy difícil ponerse en el lugar de una especie ajena, pero te da mucha objetividad. Cuando me planteé este libro pensé que solo tenía dos opciones de narrador: o un perro o un extraterrestre. Pero me quedé con la primera opción para no complicar la vida.

"Lo que acaba de pasar en las Ramblas en Barcelona es inexplicable. Para qué, de qué sirve. No hay ni una sola especie que haga esas barbaridades, salvo la nuestra. Los animales emplean la violencia solo por supervivencia, no para autodestruirse."

Los amantes de los perros (y animales en general) solemos trasladar cualidades  humanas a los animales, con un solo punto de vista: el nuestro.  ¿Qué crees que pasaría de verdad si pudiéramos contemplar la vida desde su mirada?

Nos quedaríamos atónitos y avergonzados. Esto sería un buen ejercicio de reflexión: ver desde fuera. Pensar como especie a la que pertenecemos y reflexionar sobre lo que estamos haciendo desde lo individual hasta lo colectivo. Lo que acaba de pasar en las Ramblas en Barcelona es inexplicable. Para qué, de qué sirve. No hay ni una sola especie que haga esas barbaridades, salvo la nuestra. Los animales emplean la violencia solo por supervivencia, no para autodestruirse. Nosotros deberíamos aprovechar nuestro propio conocimiento y capacidad de raciocinio para aprender, pero nos dejamos llevar por sentimientos y emociones nocivas. No somos dueños de nuestra parte más básica. No hace falta recurrir a la filosofía para esto, ya lo decía Roberto Carlos en la década de los 80: “Quisiera ser civilizado como los animales”.

Las anécdotas de las que hablas en el libro, ¿son reales?

Algunas son inventadas y otras son calcadas a mis vivencias con Spock. Cuando regresé a España con Spock me paré en una cafetería para ver cómo se comportaba.  Saludé al camarero, me pedí un café, Spock se sentó tranquilo, y yo pensaba “qué bien está marchando todo”. De repente noto un levísimo pero amplio movimiento y la chica que tenía sentada a mi lado me dijo “tu perro se ha comido mi croissant”. Entonces quise invitarla pero ella no quiso. Lejos de estar molesta, estaba encantada con Spock, le gustaban mucho los perros. Al final, ni la invité a desayunar ni pude ligar con ella, pero usé esta anécdota en el libro, pues así se conocen los dos protagonistas, Mario y María.  En otra ocasión, haciendo el camino de Santiago, le faltó tiempo para buscar un pequeño riachuelo de barro para revolcarse. La atracción de los Golden por el agua es tremenda.

¿Crees que ellos nos comprenden?

Nos aceptan, más que comprendernos. Entendernos…no mucho. Pero sí logran aceptarnos en su totalidad.

Me gustan tus reflexiones sobre la Naturaleza, tú abogas por el retorno a ésta en este párrafo:

“Bastaría con que volvieran a sus orígenes, no siempre fueron así Seguro que hubo un tiempo en el cual los humanoides tuvieron un comportamiento normal, en el cual vivían sobreviviendo y hacían caso a sus instintos”

Eso es una crítica antropológica y etológica. Teniendo la suerte de ser una especie capaz de razonar, no lo aprovechamos. Lo suyo no es regresar a los orígenes, pues en realidad no hemos cambiado mucho, tan solo usamos una tecnología más destructiva. Lo suyo sería usar la inteligencia para algo tan simple como hacer el bien, o tener cierto equilibro. Cross entiende lo imbéciles que somos, cómo perdemos el tiempo preocupándonos por tonterías, con lo felices que están ellos. Una cosa interesante es que los perros juegan siempre, toda la vida. Igual que los lobos. Nosotros hemos perdido esa capacidad. Sabes la frase “deja al abuelo que ya no está para estos trotes”, pues debería ser justo al revés.

Llevas ya siete ediciones. La acogida está siendo espectacular…

Creía en la historia y sabía que tenía mucho potencial. Pero también existía la posibilidad de que pasara desapercibido. Pero, aún sin ambición ni meta, yo creía en esta historia. Da mucho gusto ver cómo los lectores lo habéis hecho crecer. Los lectores me han descubierto cosas que yo no sabía, eso es lo mágico y el secreto de tanto de éxito. Algunos lo han comparado con el Principito, que es una de mis obras favoritas… a mí ni se me había pasado por la cabeza, pero esa comparación me encanta. Te sientes muy bien.

¿Quién te animó a lanzarte a escribir?

Fue precisamente mi amiga la escritora Mercedes Castro. Cuando lo leyó me dijo “esto tiene que ser publicado”. Todo fue tan deprisa que le tuve que explicar por teléfono lo de la edición con Duomo, mientras venían televisiones para entrevistarme en casa. Una vez, durante una entrevista en TV3, Spock se comió el guion de la presentadora, literalmente. Quiso ser el protagonista desde el primer momento, se subió al sofá para “chupar cámara” y la presentadora tuvo que seguir sin guion toda la entrevista.

Para finalizar, cuéntanos ¿cómo escribes, qué tecnología usas?

El programa del ordenador que uso está hecho por Freedom Science y el programa se llama Jaws. En el Iphone tengo un sistema de voz integrado (Voice Over) para seguir gestos y voz. A veces leo en Braille porque es bonito y no quiero olvidarlo, pero es muy lento y los libros ocupan muchos volúmenes. Prefiero la rapidez de un libro sonoro. En la ONCE hay un fondo de biblioteca digital muy bueno con lecturas hechas por profesionales  para que las podamos escuchar, leer.

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