Un año más, la creación literaria y artística animará el otoño de Madrid y Málaga con las nuevas propuestas del Festival Eñe, que se prolongará entre el 8 y el 30 de noviembre. En la edición pasada, el lema que reunió a los más de 150 protagonistas de la cultura internacional, en torno a los diferentes encuentros, entrevistas y mesas redondas, que, celebradas en las dos ciudades, conforman el grueso de la cita fue la Democracia. La Democracia desde el punto de vista de la creación, “ya que, generalmente, este discurso está en manos de políticos, politólogos y tertulianos que fomentan una polarización innecesaria, con puntos de vista muy cerrados, muy obtusos y previsibles”, comenta Jesús Ruiz Mantilla, director artístico del festival. Como el “asunto es demasiado serio”, se decidió que el debate transcendiera desde esas alturas, que pervierten el sistema con su dudosa elocuencia, siempre al servicio de la falsedad, a los ámbitos de la creación.
Y bien es cierto que esas llamadas al gobierno totalitario desde las tabernas de la extrema izquierda, y a las distintas aboliciones, desde los ministerios de idéntico color, hacen que la reivindicación del hedonismo por parte de Eñe 2025 no sea gratuita. “La gastronomía va a entrar a saco. Es una de las grandes artes, de las grandes disciplinas creativas de este tiempo y de todos los tiempos”. De ahí que una de las primeras citas sea en El Prado, donde Ferrán Adrià disertará sobre El jardín de las delicias (1500-1505), el óleo sobre tabla de El Bosco, conservado en la pinacoteca madrileña.
Ahora que, ya en su retirada, tanto se celebra a Joaquín Sabina, parece procedente recordar una de sus canciones —”Con la frente marchita”— incluida en su álbum de 1990 Mentiras piadosas. En ella, este madrileño de Úbeda se refiere a cómo Argentina dejó de interesar a la izquierda española —que, como el propio Sabina ha repetido en más de una ocasión, no tenía nada que ver con esta del cinismo, los totalitarismos y las lideresas del pacifismo beligerante que protagonizan el debate de nuestros días—, para, ya entrados los años 80, empezar a mirar a la “vieja Europa”. De un tiempo a esta parte, podría parecer que, con la mirada de Eñe, ha pasado algo parecido. Ruiz Mantilla nos lo explica: “Antes éramos un festival de divulgación hispanoamericana, latinoamericana. Y ahora, lo que creo es que España es un país que pertenece a Europa, que Madrid es la capital latina de Europa y que Eñe debe ser un festival latino-europeo. El espectro se nos ensancha, el puente de diálogo entre Europa y América Latina permanece inmutable y Portugal es un lugar clave en esta órbita, con el mismo Portugal y con los países de habla portuguesa de Iberoamérica”.
Los puentes, pues, siguen abiertos. Como también lo está el afán de búsqueda de nuevos públicos. Gente joven, incorporada al mundo de la creación en la última década, los nietos de quienes lo fueron en la Transición, los biznietos de quienes hicieron la Guerra Civil. Cuando Jesús Ruiz Mantilla se hizo cargo de la dirección literaria y artística de la iniciativa, el festival ya llevaba 15 años de andadura y tenía su público hecho. El nuevo director, y sus compañeros de aventura, decidieron incluir en Eñe campos de la creación que pudieran resultar atractivos a los más jóvenes: los videojuegos, cierto cine y cierta literatura fantástica. Se trata, al cabo, de crear un enlace a lo nuevo, a lo joven.
“Este año también hemos establecido un vínculo con la comisión de los 50 años de Libertad. Vamos a organizar algunas actividades específicas dentro de esta clave, que entra perfectamente en el tema del festival”. A decir de los responsables de Eñe, hay que tener muy claro que la creación tiene que ser en libertad. Lo que está al otro lado “es la oscuridad, las nuevas inquisiciones. Y hay que reivindicar la libertad desde una manera placentera y subversiva”.
Como ya es tradicional, el Círculo de Bellas Artes de Madrid será la sede principal del festival. Pero también se han programado actos en diversos museos, bibliotecas, centros culturales y, por supuesto, librerías de diversas ciudades de España, no sólo de la capital. Ni que decir tiene que las librerías, tras vivir unas horas dramáticas cuando parecía que la trituradora digital iba a acabar con ellas, han resurgido como cenáculos de agitación cultural de primerísimo orden.
Entre los nombres que ya se pueden adelantar, hay que dar noticia del sueco de origen griego Theodor Kallifatides, quien conversará en el Círculo con Lídia Jorge, referencia obligada en las letras lusas de nuestros días. A la espera de su encuentro madrileño, hay constancia de la mutua admiración que se profesan en los artículos que se han dedicado entre ellos. Entre nosotros, hablarán sobre el placer de narrar.
La directora de orquesta mexicana Alondra de la Parra, una mujer comprometida con su tiempo, departirá con Raül Refree, también músico y uno de los grandes productores del momento: Rosalía, El Niño de Elche, Rodrigo Cuevas… El académico Manuel Gutiérrez Aragón conversará con la también cineasta Alauda Ruíz de Azúa. El premio Ñ de esta edición le será entregado a Ian Gibson; el dedicado a la poesía joven, a Andrea Bello, quien cambiará impresiones con Aurora Luque. Pero en el centenar y medio de creadores que participan en los encuentros, hay donde elegir con creces.





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