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Escribir como provocación: ¿Quién escribe a quién?

Escribir como provocación: ¿Quién escribe a quién?

En El perfil de los otros, Gianfranco Pecchinenda propone un viaje literario a través de las metamorfosis de la escritura en la era digital. Entre la realidad virtual y la inteligencia artificial, el autor explora cómo la identidad del escritor —y la del propio lector— se diluye en un territorio donde la ficción, las redes y los algoritmos parecen confundirse.

En este making of Gianfranco Pecchinenda explica cómo escribió El perfil de los otros (Huso).

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Decidir escribir un libro siempre tiene algo de desafío. Una pequeña provocación dirigida a uno mismo, a esa parte racional que quiere explicarlo todo. Para mí, escribir significa justo lo contrario: aceptar el caos y tratar de darle una forma, inventar un sentido donde no lo hay.

Cada historia nace de una pregunta que me incomoda, de algo que veo y no entiendo. Luego viene el proceso de la digestión: dejo que esa pregunta madure y, poco a poco, se convierta en relato.

La pregunta inicial

El perfil de los otros nació de una duda concreta: ¿qué ocurre con la escritura en la era de las redes sociales?

Cuando las palabras dejan el papel y se mezclan con posts, likes y comentarios, ¿siguen siendo las mismas?

"En mitad del proceso apareció otro personaje: Omar Amalfitano, también escritor, también virtual. Su encuentro con Ricardo Montero generó una nueva historia, casi independiente de la primera"

Era 2010, Facebook empezaba a dominarlo todo, y decidí convertir esa curiosidad en un experimento narrativo. Así nació la primera parte de mi novela: Ser Ricardo Montero, un escritor virtual que existía solo en la red. Tenía amigos “reales”, una biografía inventada y una voz propia. Detrás de la pantalla estaba yo, pero en Facebook Ricardo Montero era “alguien”.

Ricardo Montero y Omar Amalfitano: cuando los personajes se rebelan

Ricardo era, de algún modo, mi doble. Pero pronto empezó a escapar de mi control: interactuaba, discutía, publicaba. Y todo ese material empezó a transformarse en una novela paralela.

"La primera parte del libro termina con la muerte de ambos: el autor borra sus perfiles de Facebook. Pero esa no podía ser la última palabra"

La historia contaba la vida de un escritor que empieza a sospechar que él mismo es solo un personaje escrito por otro. Una idea que remite, entre otros, a Miguel de Unamuno (Niebla), Luigi Pirandello (Seis personajes en busca de autor), Paul Auster (La trilogía de Nueva York) o Enrique Vila-Matas (Doctor Pasavento), todos fascinados por el juego de espejos entre autor y criatura.

En mitad del proceso apareció otro personaje: Omar Amalfitano, también escritor, también virtual. Su encuentro con Ricardo Montero generó una nueva historia, casi independiente de la primera y siempre más alejada de mi proyecto inicial.

Escribir se convirtió entonces en observar cómo mis personajes empezaban a vivir por su cuenta.

La primera parte del libro termina con la “muerte” de ambos: el autor borra sus perfiles de Facebook. Pero esa no podía ser la última palabra. 

De Bioy Casares a los algoritmos: un experimento de identidad

La segunda parte surge de esa misma pregunta: ¿y si el autor también fuera un personaje escrito por otro?

Aquí la historia se abre hacia un nuevo escenario: el de la inteligencia artificial.

Después de las redes sociales, las IA representan la nueva frontera de la escritura. ¿Quién escribe hoy? ¿Cuánto de lo que leemos sigue siendo humano?

"Un intento de entender quiénes somos cuando escribimos en las redes, cuando compartimos, cuando nos duplicamos en lo digital. Y de descubrir quién está realmente escribiendo nuestra historia"

En este punto me inspiré en La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares. Su idea de un mundo donde las personas son copiadas por una máquina me pareció la metáfora perfecta para nuestra época, en la que “todo”, también en la Literatura —o “casi” todo— puede ser replicado.

La gestación del libro duró más de una década. Solo hace un par de años sentí que la historia estaba completa, y decidí publicarla.

Hoy pienso que El perfil de los otros no sea solo una novela, sino un experimento de identidad.

Un intento de entender quiénes somos cuando escribimos en las redes, cuando compartimos, cuando nos duplicamos en lo digital. Y de descubrir quién —de todos nuestros “otros”— está realmente escribiendo nuestra historia.

El arte como última frontera

Pero, sobre todo, El perfil de los otros también quiere proponerse como una reflexión más amplia sobre el papel del arte y la literatura en un mundo donde las máquinas aprendieron a escribir, a componer, incluso a “inventar”.

Más allá de las preguntas sobre el autor y sus personajes, la novela intenta por lo tanto explorar ese límite cada vez más difuso entre la creatividad humana y la creatividad artificial.

Quizá la función más profunda del arte, hoy, sea recordarnos que la verdadera creación no surge del cálculo, sino de la experiencia, de la duda, de la imperfección. Y que contar historias sigue siendo —y seguirá siendo— una de las formas más humanas de resistir la tentación de convertirnos en simples emulaciones de algoritmos.

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Autor: Gianfranco Pecchinenda. Título: El perfil de los otros. Editorial: Huso. Venta: Todos tus libros.

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