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Ignacio Uría, la columna como cuento

Ignacio Uría, la columna como cuento

Francisco Umbral es, con gran probabilidad, la gran referencia del columnista español contemporáneo. Dejó escrito en La noche que llegué al Café Gijón, título ineludible para todo aspirante a escritor de periódicos, que «el artículo, como todo género breve, es vertiginoso».

Ignacio Uría (Gijón, 1971) ha recogido una antología de sus artículos en el libro Entre columnas (Renacimiento), y viene a contravenir la teoría umbraliana. Las columnas de Uría no desprenden vértigo, sino sosiego, mucho sosiego. Leídas en un periódico, ofrecen un remanso de paz entre estresantes titulares que demandan atención inmediata. Leídas en un libro, se convierten en parte de una recopilación de cuentos cortos, pero con un hilo común.

Cada artículo de Uría es una historia. Con su protagonista, su principio y su final. Incluso, a veces, con su moraleja. Los personajes de esas historias son reales, sacados de la actualidad, más bien latente que rabiosa, lo que, además de en personajes literarios, los convierte en protagonistas periodísticos.

"El autor ha decidido prescindir para este volumen de las columnas más políticas o de más actualidad, que tan mal envejece"

Tal es el caso del cubano que intentó huir de su país por Guantánamo, irónicamente sinónimo de libertad para él. O la del ciclista italiano investido por dos veces con el maillot negro del Giro, que distinguía al último de la clasificación. O la del arquitecto mexicano que logró escapar de un zulo de tres metros, tras nueve meses de secuestro.

Son héroes casi anónimos, perdedores muchas veces, ordinarios otras, con los que nos tropezamos en cualquier esquina y ni nos fijamos. Y sin embargo, esconden grandes historias. Pero también hay personajes relevantes de la actualidad como Scarlett Johansson o Fernando Arrabal o, desgraciadamente, ya del pasado como Pepín Bello o Guillermo Cabrera Infante, a los que Uría perfila con maestría de retratista en los estrechos márgenes de una columna. Porque «cada vida —escribe— es una novela que se pierde, o una película nunca filmada».

El autor ha decidido prescindir para este volumen de las columnas más políticas o de más actualidad, «que tan mal envejece». Y da vía libre a un amplísimo abanico de temas que ha intentado indizar sin éxito, porque las historias de Uría no admiten compartimentos y se cuelan caprichosamente en los artículos, da igual a qué apartado pertenezcan. Nostalgia, Cine, Deporte, Cuba, Religión, Otras tierras y Grandes vidas son los apartados elegidos. Se echa de menos en la relación la literatura —Chesterton, Dostoievski, Bradbury—, pero da igual, porque circula dando saltos de columna en columna.

"Ejemplo revelador de esa presencia visible del autor en las historias es cómo cuenta el asesinato del empresario Ignacio Uría por parte de ETA. Lo relata a través de la coincidencia del nombre de la víctima y del autor del artículo"

Protagonista es también el propio autor. «Uría escribe y se escribe», sentencia el poeta y también articulista Enrique García-Máiquez en la presentación. Su propia vida —al fin y al cabo de él son los ojos que miran— se sucede a lo largo del libro. No se podría entender la mirada si no conocemos a quién pertenece. Así, convierte en personajes a sus padres, a sus familiares o a sus compañeros del colegio en los Jesuitas de Gijón. Y en escenarios, su querida Asturias de la infancia, su adorada Cuba que tanto le interesa, o su paso por Navarra, que tan profunda huella le dejó, pistas todas ellas que van calando en los lectores, quienes fácilmente esbozarán la figura del autor. Porque Uría no se oculta y nos muestra su propia vida con la misma transparencia que sus firmes principios y sus convicciones, porque «ser es exponerse», precisa el mencionado García-Máiquez.

Ejemplo revelador de esa presencia visible del autor en las historias es cómo cuenta el asesinato del empresario Ignacio Uría por parte de ETA. Lo relata a través de la coincidencia del nombre de la víctima y del autor del artículo. Cómo su hijo, desde la inocencia de la infancia, le pregunta si le han matado a él o mediante las llamadas a casa con voz temblorosa, temiéndose lo peor. Sin embargo, Uría en ningún momento se convierte en protagonista, sino en un elemento más del dramatismo de la historia.

Las columnas de Uría han ido apareciendo en publicaciones diversas: periódicos regionales como El Faro de Vigo, El Comercio de Gijón, Diario de Navarra, Diario de Burgos; o nacionales como ABC; y en revistas «alejadas del esnobismo contemporáneo» y vinculadas a la Universidad, como Nuestro Tiempo o Nueva Revista. Sin embargo, en el libro no se menciona la procedencia de cada uno de los artículos, ni siquiera la fecha de publicación, lo que les da un añadido valor de intemporalidad.

Volviendo a la teoría de Umbral sobre el vértigo de la columna, el padre de Mortal y rosa sostenía que en el artículo «se lo juega uno todo en un par de folios». Uría se lo juega aquí también, ya no porque el lector abandone la lectura de un texto concreto, sino porque abandone el libro entero. Pero no sucede así. Cuenta con la ventaja de que sus columnas desprenden aquello en lo que creía ciegamente Umbral, «lo que el artículo y la crónica literaria tienen de relámpago metal: de floración espontánea del pensamiento».

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Autor: Ignacio Uría. Título: Entre columnas: Historia, periodismo y otros animales. Editorial: Renacimiento. Venta: Todos tus libros, Amazon, FnacCasa del Libro.

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