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Indomables, el asedio más olvidado de la Guerra de la Independencia

Indomables, el asedio más olvidado de la Guerra de la Independencia

Hace dos siglos las Guerras Napoleónicas asolaron Europa, y España se convertiría en el escenario de una de las contiendas bélicas más cruentas de nuestra historia: la Guerra de la Independencia. Una guerra que, pese al tiempo transcurrido, no ha perdido un ápice de interés y atractivo y sigue despertando pasiones entre literatos, investigadores y recreacionistas. En este mismo siglo XXI, el episodio ha inspirado un nutrido repertorio de novelas históricas y sigue siendo objeto de brillantes y rigurosos estudios.

El Sitio de Badajoz

La Península Ibérica se vería inmersa en dramáticos episodios, y Extremadura sería una de las regiones españolas más castigadas por los enfrentamientos entre los ejércitos aliados y los napoleónicos.  

Badajoz, por su situación estratégica y por poseer uno de los mejores recintos amurallados de Europa, era una plaza decisiva. Sin embargo, su relevancia en el marco de las operaciones francesas en el suroeste peninsular es una de las claves menos conocidas del conflicto. Esta circunstancia es paradójica, ya que la defensa del Sitio de Badajoz constituyó uno de los más notables ejemplos de resistencia y heroicidad ocurridos durante toda la contienda.

El pueblo de Badajoz, pese a que disponía de escasos medios, se batió con gallardía frente al demoledor ejército imperial junto a los muros de una fortaleza que fue tan olvidada como el himno compuesto entonces —que hubiera debido inmortalizarla— que también permaneció ignoto: el “Himno a Badajoz Vencedora”.

"Hasta en tres ocasiones ofreció a Menacho que rindiese la ciudad y prometió respetar su vida, pero el general se negó"

Rafael Menacho y Tutlló (Cádiz, 1776) tenía una valerosa trayectoria a sus espaldas que le había llevado a combatir en Ceuta, Gibraltar y Bailén, y había sido alcanzado por el enemigo hasta ocho veces. Se decía de él que ya no le cabían más heridas en su cuerpo, cuando fue destinado a Badajoz como Mariscal de Campo. Tras resistir varios ataques del ejército francés, se produjo el asedio definitivo a la ciudad en 1811 con efectivos de más de 20.000 hombres al mando de Soult. Hasta en tres ocasiones ofreció a Menacho que rindiese la ciudad y prometió respetar su vida, pero el general se negó. Los documentos de la época atribuyen a este momento su épica frase:  «Seré sepultado en las ruinas de Badajoz antes que entregar la plaza a los franceses». Muerto Menacho, la plaza se rendiría.

Tras un año de dominio francés, la ciudad volvería a ser tomada en abril de 1812 por la infantería de Wellington en una de las más sanguinarias luchas cuerpo a cuerpo de toda la guerra. Como venganza, el saqueo por las tropas británicas incluiría violaciones y asesinatos de la población civil en uno de los más terribles y salvajes episodios de la Guerra de la Independencia Española.

La gesta de Menacho y Tutlló debería haberle encumbrado al panteón de héroes nacionales, al igual que haberse reconocido el valeroso arrojo de los habitantes de la plaza que  defendía. Sin embargo, no fue así y el devenir de la Historia no les destinó la gloria que sí otorgaría a otras ciudades y hombres en similares actuaciones.

Indomables: Historia del general Menacho y el cerco de Badajoz

"La escultura está basada en bocetos de Augusto Ferrer-Dalmau, el pintor de batallas, también autor de la obra elegida para la portada del libro"

En una tesitura que ha convertido a Badajoz en espacio cultural de relumbre en homenaje al General Menacho, aparece la novela Indomables: Historia del general Menacho y el cerco de Badajoz, de Jacinto J. Marabel. El fin del autor es reivindicar no sólo la gran valía de quien lideró la defensa de esta ciudad, sino contribuir a la divulgación del importante papel que ésta jugó durante el cerco francés de 1811.

Acompañan a la aparición de esta obra un gran ciclo de conferencias, una magnífica exposición y la esperada inauguración de la estatua del propio Menacho esculpida por Salvador Amaya. La escultura está basada en bocetos de Augusto Ferrer-Dalmau, “el pintor de batallas”, también autor de la obra elegida para la portada del libro. La efigie está destinada a convertirse en un icono de la ciudad y un homenaje tanto al héroe como al pueblo que lo dio todo para defenderse del invasor.

Boceto de Menacho. Ferrer-Dalmau

El autor

Jacinto J. Marabel es doctor en Derecho y licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, así como un profundo conocedor de este capítulo histórico, del que ha publicado interesantes estudios. Marabel aborda en Indomables la figura del gran mariscal Rafael Menacho y Tutlló, no en un ensayo histórico, aunque comparta el rigor y la investigación documental, sino como biografía novelada. Ha sido editada por la Fundación CB – Caja de Badajoz con la colaboración de la Brigada Extremadura XI y constituye, hasta la fecha, la más completa obra sobre el héroe.

Con una prosa ágil y cuidada, Marabel repasa el contexto histórico-militar de la España de su tiempo durante más de cuarenta años de enfrentamientos y combates, desde el tercer cerco del Gibraltar al Sitio de Ceuta, la Guerra del Rosellón, la Batalla de Trafalgar, la Guerra de las Naranjas y la Guerra de la Independencia, para finalizar el relato con el asedio de los franceses a la capital extremeña en 1811.

Menacho. Salvador Amaya

El autor consultó más de doscientas fuentes documentales y bibliográficas, entre otras la biografía de Menacho escrita por Nicolás Cambiaso sólo veinte años después de su muerte, libros parroquiales, hojas de servicios, prensa de la época, partes oficiales, el Diario del Sitio, o memorias de los comandantes de artillería e ingenieros.

"Menacho, en una de estas salidas disuasorias, sufriría un impacto de bala de cañón en el Baluarte de Santiago y moriría días después por la gravedad de las heridas"

La parte más épica del relato corresponde a los días previos a la toma de la plaza por Soult y los esfuerzos de Menacho por demorar la capitulación, esperando la vital y crucial ayuda de las divisiones aliadas, que nunca llegaría. Describe la construcción de trincheras, el levantamiento de barricadas, la resistencia en los parapetos de los baluartes atacados y las salidas para retrasar los aproches del enemigo hasta que llegaran los refuerzos. Pero aunque la intensa lluvia que anegaba las trincheras parecía jugar a favor  de los españoles, nada pudo frenar a los franceses, que con nada menos que once baterías hostigaban la ciudad.

Menacho, en una de estas salidas disuasorias, sufriría un impacto de bala de cañón en el Baluarte de Santiago y moriría días después por la gravedad de las heridas. Su segundo al mando, el general José Imaz Altolaguirre, rendiría deshonrosamente la plaza a los franceses el 11 de marzo de 1811. Posteriormente, Imaz sería sometido por ello a un Consejo de Guerra y las vívidas declaraciones de los testigos del proceso se vislumbran en la narración de los hechos.

La intensa investigación y la habilidad de Jacinto Marabel le lleva, sin ralentizar la lectura, a manejar con precisión términos militares, nombres de unidades, efectivos sobre el campo de batalla, convirtiendo la lectura lúdica de la novela en una prodigiosa clase de Historia. Sobresale en el relato la solidez y fortaleza de los personajes históricos. Todos ellos resultan imprescindibles para tejer la trama en la que se desenvuelve la actuación del principal protagonista, Rafael Menacho y Tutlló. Decenas de individualidades que cohesionan y otorgan verosimilitud a la narración, a la que por fluidez el autor superpone alguna fabulación como licencia literaria.                                       

Muerte de Menacho

El pueblo español, protagonista colectivo y crucial

Jacinto J. Marabel, en Indomables, tiene la capacidad de trascender el puro relato descriptivo para profundizar en el valor del protagonista colectivo y crucial: el pueblo español que derrotó a las huestes de Napoleón y aparece encarnado en los vecinos de Badajoz. “Con su acerado carácter dan ejemplo de patriotismo, se levantan al unísono contra el invasor, enfrentándose al mejor ejército de la época con herrumbrosas armas y el escaso bagaje de su corta instrucción”, afirma el autor. “Ofrecieron sus vidas por mantener la independencia, en uno y mil combates, una y otra vez, sin desmayo”.

"El propósito de este libro no es otro que el de rescatar la memoria y rendir tributo tanto al general Menacho como a los héroes anónimos e indomables"

Y es que la Guerra de la Independencia ha sido el conflicto bélico en el que con más intensidad se ha sentido el patriotismo español. Absolutistas, liberales y españoles de todas las clases sociales unidos por la pasión de un pueblo que no quería doblegarse al enemigo. Patriotas bajo una sola bandera y un espíritu colectivo, como tal vez jamás volvería a suceder. Una España que derrotó al ejército más poderoso de su tiempo, algo de lo que deberíamos sentirnos orgullosos

Recogiendo una de las fuentes de primera mano, “Los españoles demostraron siempre una maravillosa superioridad en este género sublime de combate que, si no nos hace invencibles, a lo menos se nos tiene por indomables a los ojos de la Historia”. De ahí la elección del épico título de la novela. Porque en definitiva, el propósito de este libro no es otro que el de rescatar la memoria y rendir tributo tanto al general Menacho como a los héroes anónimos e indomables.

Afortunadamente, parece que estamos viviendo un tiempo en el que empieza a hacerse justicia con todos aquellos que jalonaron nuestra Historia y nos hicieron ser quienes somos hoy. Una justicia que, como demuestra Indomables: Historia del General Menacho y el cerco de Badajoz, siempre merecieron. Porque para muchos de nosotros, no recordar a estos héroes sería desmerecer la grandiosa Historia de España.

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