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Jeanette Winterson: «El futuro puede volver a ser zona de exclusión de las mujeres»

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Jeanette Winterson: «El futuro puede volver a ser zona de exclusión de las mujeres»

La escritora inglesa Jeanette Winterson ha alertado este lunes de que el futuro «puede volver a ser zona de exclusión de las mujeres», a pesar de que en los últimos cien años se les «han abierto muchas puertas», porque son mayoritariamente los hombres quienes están diseñando esos días venideros.

Ha sido una de las muchas frases contundentes que ha pronunciado la novelista, que ha presentado su último título, Frankissstein: Una historia de amor, y quien tampoco ha dudado en afirmar que el concepto de «elecciones libres» ha pasado en Occidente «a mejor vida» o se ha mostrado convencida de que las próximas elecciones en su país tendrán «un gran nivel de injerencia tecnológica».

Winterson, conocida mundialmente por obras como La pasión o ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, ha explicado que en Frankissstein, que publican Lumen en castellano y Periscopi en catalán, contrapone la figura de Mary Shelley y lo que supuso la creación de su Frankenstein, con lo que puede ocurrir en una Gran Bretaña post-Brexit con cuestiones como los límites de la ciencia o la inteligencia artificial.

A su juicio, se trata de un libro que puede verse «como muchas cosas a la vez, como una novela gótica, una novela feminista» y un homenaje a la obra de Shelley, que ha definido como «muy profética», que se lee desde hace dos siglos, aunque «somos la primera generación que nos acercamos a ella de una forma diferente, porque somos los primeros en conocer formas de vida autodiseñadas».

Ha lamentado que en disciplinas como la programación informática o ámbitos como el de la inteligencia artificial solo haya un veinte por ciento de mujeres, lo que cree que se debería revertir tanto a nivel de «actitudes, como en la enseñanza, para que las mujeres se sientan cómodas al entrar en estos ámbitos, en los que solo ven a hombres muy frikis ante una pantalla, lo que no resulta muy atractivo».

Las grandes empresas como Apple están intentando cambiarlo porque reconocen el problema. «Pensamos» —ha proseguido— «que las máquinas y los programas son objetivos, pero no lo son, porque están alimentados con datos de hombres hechos por hombres». Tampoco ha dejado pasar que ya existen los robots sexuales y que éstos tienen mucho más éxito entre los hombres que entre las mujeres, porque a ellas, «en general, lo que más nos gusta son las relaciones». En este punto, ante el auge de internet y de las relaciones en línea, ha abogado para que cada persona «se haga más preguntas sobre si podemos o no continuar preservando nuestras relaciones humanas. Necesitamos tocarnos, hablarnos».

Por otra parte, sobre política ha dicho que no soporta «el proyecto neoliberal que tenemos, en el que sólo para que una minoría pueda ganar mucho dinero se ha destrozado la vida de mucha gente». «Es muy importante que España no recule y vaya hacia la falsa democracia del mundo. En mi país manda una minoría de locos de derecha que destrozan cualquier cosa. Cuando se destroza la unidad de la población es más fácil atacar a personas una por una, más fácil explotarlas». Estos gobernantes ven la democracia como «una manera de atacar la estabilidad monetaria. No es un formato óptimo de convivencia, porque ataca esta estabilidad, y a los ricos no les interesa que la población vote y que el dinero sirva para la sociedad, para un estado del bienestar. Lo único que quieren es no pagar impuestos».

Ha advertido de que la tecnología «nunca se utiliza de forma neutra. Los datos no son neutros, consolidan los privilegios de una minoría de poderosos. En mi país, el referéndum del Brexit fue manipulado. Esta no es una época para quedarnos en el sofá: la tecnología puede ser utilizada en contra nuestra».

La escritora ha hecho un alegato a favor del amor, porque «cuando quieres a alguien piensas en ellos, aparte de pensar sólo en ti mismo, y acabas siendo generoso. Es una manera de recordar que no todo está en venta». «Cuando lees, la mente se ensancha y te haces preguntas, es un diálogo contigo mismo y con el libro. Hoy tiene un gran valor, especialmente porque todo está mediatizado», ha concluido Winterson.

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