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«Jugar» con el conflicto narrativo

«Jugar» con el conflicto narrativo

El arranque de la primera novela de Ramón Alcaraz García es simplemente hermoso: tras varios días de intensas lluvias, un extraño carromato aparece varado en la isla del río que atraviesa el remoto y asilado pueblo de San Antonio. Esta repentina presencia suscitará todo tipo de preguntas, dudas y, al final, emociones entre los habitantes del municipio.

En este making of Ramón Alcaraz García cuenta el origen de El fabuloso zoológico ambulante (Velasco).

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Una idea creativa surge en cualquier instante, es como un chispazo «mágico» que te incita a pensar: «Aquí tengo algo bueno para escribir una historia». En esta novela, la «chispa» apareció mientras estaba cenando una noche de verano en una terraza: ocurrió algo sobre la mesa y el gesto automático que me provocó llamó mi atención. Supe que ese hecho era justo el final de la historia que acababa de imaginar, y solo tuve que articular una trama que, como una punta de flecha, desembocara en el desenlace. Dado que el punto de partida era un enigma, algo que se desvelaría justo antes de poner la palabra «fin», tenía una narración basada en una elipsis (en lo que no se sabe, en lo que «esconde» el escritor). Ahora necesitaba que esa intriga llegara de alguna forma a unos personajes, y se me ocurrió el carro, un vehículo que aparece en un lugar remoto y aislado con unos personajes que van a recibir esa extrañeza. Si los personajes se extrañan, eso se transmite a los lectores. La escena inicial cumplía ya uno de los requisitos básicos para despertar el interés en narrativa: «Haz que los lectores se hagan una pregunta que necesitan responder». Y así lo hice: un carromato se presenta en un pueblo y nadie sabe lo que contiene (esa es la elipsis, ese es el secreto). Para aumentar la tensión, el vehículo aparece en mitad de un río después de una intensa tormenta, y durante unos días nadie puede acercarse ni el carro se puede mover de allí. Durante ese tiempo, los vecinos del pueblo se van a debatir en la incertidumbre (también los lectores). Cada uno dirá su opinión, especulará, querrá descubrir quién los visita y, lo más importante, para qué (e igualmente los lectores, que harán sus propias conjeturas).

"Ante lo extraño, cada uno procede según su forma de ser: con valentía, con miedo, con prudencia, desconfianza, ilusión…"

Aunque la idea original nació como relato breve, de unas doce páginas, la necesidad de dar más protagonismo a los personajes pedía estructura de novela. Tocaba desarrollar a esos habitantes del pueblo, creados para plantear diversas hipótesis sobre el contenido del carruaje. Son personajes que actúan como espejos frente a algo que simboliza lo desconocido. Ante lo extraño, cada uno procede según su forma de ser: con valentía, con miedo, con prudencia, desconfianza, ilusión… Alguien, tarde o temprano, tendrá que salir, y lo que hice fue ir complicando la trama con el juego literario de «esto es lo que parece, pero no lo es». De este modo la tensión se mantiene desde el principio hasta el fin, y ya yo no solo se trata de descubrir lo que contiene el carromato, sino de divertirse con las ocurrencias de los personajes y de sus relaciones. Es una forma de distracción (en las diversas acepciones de este sustantivo) que conduce a la sorpresa final, a ese desenlace que, si todo transcurre bien, los lectores no esperan.

"Cuando creamos historias, el concepto de «conflicto narrativo» es fundamental tanto para generar la idea como para sacar el máximo rendimiento a la misma"

Cuando creamos historias, el concepto de «conflicto narrativo» es fundamental tanto para generar la idea como para sacar el máximo rendimiento a la misma. Este «nudo», como era denominado en los originales cuentos infantiles (inicio, nudo y desenlace), es lo que atrae la expectación, lo que obliga a preguntar: ¿qué es esto?, ¿qué va a pasar a continuación? La historia deja de ser lineal para convertirse en una especie de diente de sierra que va subiendo la intriga un poco más cada vez. Cuando parece que está resuelta, de nuevo se vuelve a complicar y la línea argumental se va tensando más, hasta que llega al momento culminante en el que todo queda desvelado. Este «juego» de extrañezas busca atrapar la lectura de principio a fin. En cierto modo, es un «truco literario»: mientras el lector siga con esa pregunta que necesita resolver, no abandonará la lectura.

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Autor: Ramón Alcaraz García. Título: El fabuloso zoológico ambulante. Editorial: Velasco. Venta: Todostuslibros.

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