Inicio > Libros > Narrativa > La irrealidad como excusa para la reflexión

La irrealidad como excusa para la reflexión

La irrealidad como excusa para la reflexión

En busca de la irrealidad es la primera novela de José María Asencio, un joven doctor en Derecho, natural de Alicante y residente en Barcelona, autor de monografías y artículos jurídicos y ponente en congresos nacionales e internacionales relacionados con su actividad como profesor universitario, así como con la carrera judicial, que inició en 2013, y con su experiencia como consultor internacional.

Es la primera novela de este autor, pero se nota la pluma de un comunicador. Se nota que no es la primera vez que ha querido hacerse entender en diferentes ámbitos relacionados con la judicatura. Se nota que, antes de adentrarse en el mundo de la ficción —ha escrito también algunos relatos cortos—, ha tenido que estructurar sus textos para un receptor experto en los temas que aborda en sus congresos o en sus juicios, y también para aquellos que no controlan la terminología jurídica pero han de asumir el contenido, porque la palabra de un juez puede tener la capacidad de cambiarles la vida.

Sí, a José María Asencio se le nota que sabe estructurar su pensamiento y plasmarlo negro sobre blanco de manera que el otro pueda hacerlo suyo, por alejado o cercano que se encuentre de su formación no solo como jurista, sino como un gran aficionado a cualquier área del conocimiento relacionada con el arte.

"El protagonista de la novela no le teme al silencio, pero se siente vencido por los relojes, un objeto de la vida cotidiana que jamás utiliza, aunque no le hace falta llevarlo para sentir su derrota"

Y eso es, precisamente, lo que más me ha llamado la atención de la forma de narrar de un autor tan joven (aún está en los primeros años de su treintena): sus conocimientos y su capacidad para estructurarlos y trasladarlos al protagonista de En busca de la irrealidad, donde un joven escritor —quizá su propio alter ego— recorre las calles de Barcelona tras una quimera que a veces parece materializarse en una mujer real, deseable, tangible, misteriosa y llena de contradicciones, y otras en un sueño inalcanzable, cuya búsqueda lleva al autor a reflexionar sobre las grandes cuestiones del ser humano: la vida, la muerte, la belleza como salvoconducto para la redención, la lucha contra la mediocridad, la soledad, el miedo a la intrascendencia, la predestinación o el silencio, cuyo poder “es incluso superior al de las palabras”, ya que éstas pueden llegar a convertirse en “diccionarios vacíos que contienen todo lo que no fuimos capaces de explicar”.

El protagonista de la novela no le teme al silencio, pero se siente vencido por los relojes, un objeto de la vida cotidiana que jamás utiliza, aunque no le hace falta llevarlo —o tenerlo colgado de la pared— para sentir su derrota porque “cada tic tac me arrebata un segundo de existencia”.

El paso del tiempo como pérdida, como la imposibilidad de retención de lo deseado, la lucha inmisericorde entre lo vivido y lo que queda por vivir, la batalla decisiva de una guerra que el hombre no ganará jamás. “No te dejes engañar por sus bellos adornos ni por sus hojas de laurel talladas en madera de roble. No representan victoria alguna. Si acaso la suya contra ti, el conquistado, el eterno perdedor”.

"La novela se transforma también en una excusa para que el autor, por medio de su personaje principal, reflexione sobre la realidad"

Plagado de referentes relacionados con el mundo de la creación en las artes plásticas, el cine, la lingüística, la literatura y la música —desde Chomsky a Cortázar, pasando por Modigliani, Johann Sebastian Bach o el Ciudadano Kane de Orson Welles, entre otros muchos creadores y pensadores—, el argumento de En busca de la irrealidad mantiene el interés desde la primera página a la última, nos incita a seguir al protagonista en una noche delirante, a través de las relaciones que mantiene con su grupo de amigos, todos ellos artistas, que le acompañan en una aventura personal similar a un viaje interior, donde cada uno proyecta sus inquietudes y su propia búsqueda.

A través de esta búsqueda, la novela se transforma también en una excusa para que el autor, por medio de su personaje principal, utilice la irrealidad como punto de partida para reflexionar sobre la realidad. Y lo hace desarrollando una suerte de pensamiento crítico muy de agradecer en estos tiempos, cuando una parte importante de los autores jóvenes parecen haberse perdido entre la superficialidad, la falta de compromiso y el vacío. Autores que han transformado la literatura en una especie de eco de las banalidades en las que triunfan en las redes sociales, además de desvirtuar cualquier concepto de poesía o de narrativa. Publicar para huir de lo efímero, de la fugacidad de los mensajes en las pantallas, de su caducidad, pero sin modificar el mensaje, ni en la forma ni en el contenido, ni preocuparse por aprender otras técnicas. Publicar para cubrir la necesidad de perpetuarse, sin una búsqueda previa, sin apoyarse en sus predecesores, en los grandes escritores que han hecho de la literatura un arte, sin plantearse que a escribir siempre se empieza leyendo, porque sin cimientos no puede construirse con vocación de solidez.

"El autor ha elegido comprometerse en su novela con conceptos tan universales como la libertad, la igualdad y la fraternidad, el perfeccionamiento como camino para conseguir un mundo mejor"

José María Asencio, sin embargo, opta por cuidar las formas y el contenido, acudir a las fuentes para buscar argumentos con los que elaborar su discurso y reforzarse, entiende que “cada página tiene su historia”, que la literatura no tiene que estar marcada por la necesidad ni por la utilidad, porque “la tarea de escribir consiste en buscar la belleza sin sucumbir nunca al pecado de la perfección, ni de pensamiento ni de acción. No busquemos el adjetivo que mejor acompaña al nombre. Formemos con ambos una unión indisoluble, una fusión que nos empuje a una clara imagen, a un mundo irreal que, sin embargo, se tornaría incierto e imposible si apartases la mirada”.

El autor, por otro lado, ha elegido comprometerse en su novela con conceptos tan universales como la libertad, la igualdad y la fraternidad, el perfeccionamiento como camino para conseguir un mundo mejor y, a través de su personaje, defender su compromiso como miembro de una sociedad de la que no puede desligarse, porque “si yo formo parte de la sociedad, si la sociedad es la que ha hecho de mí lo que soy ahora y si la sociedad no es otra cosa que el conjunto de muchos individuos, no puedo juzgarme sin juzgar, en cierto modo, a todos ellos (…). El individuo no es nada, ni siquiera individualmente considerado (…). Si la enfermedad del individualismo seduce poco a poco a cada una de sus células, la derrota será inminente. Desapareceremos. Caeremos en el olvido”.

—————————————

Autor: José María Asencio. Título: En busca de la irrealidad. Editorial: ECU. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

4.9/5 (21 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios