Estamos rodeados de infinidades de vidas. Vidas que pasan sin apenas rozarnos, vidas que cambian el transcurso de la nuestra, vidas coetáneas que nunca conocemos y que, aun así, son paralelas.
El relato es fundamental si uno quiere adentrarse tanto en las mentes de otras personas como en esos momentos en los que se desdibujan los límites entre la realidad y la ficción. Además, algo fundamental de los relatos que componen la obra es que incomodan al lector por su violencia explícita y, sin embargo, desdramatizada. Apalear un gato, matar un pájaro o pinchar a un bebé con una aguja hasta hacerlo llorar es visto como algo natural y hasta entretenido. No hay crítica, no se juzga al personaje por su comportamiento, tan solo se observa el acto y sus consecuencias. La incomodidad del lector se une a la curiosidad, casi morbosa, de ver qué ocurrirá a continuación.
Por otra parte, en esta perturbadora obra de ficción hay anclajes a la realidad, a la Historia con mayúscula, que amplifican todavía más lo irreal. El primer anclaje es el propio Francesco Pasquale, que es un antepasado del autor. Su nacimiento y su muerte están documentados y su vida, esparcida por Italia y España, está recogida en anécdotas y papeles administrativos.
Gracias a su existencia pasada, pueden entrar a la historia otros personajes históricos sin que el lector salga de la historia. Los músicos Wagner, Schumann y Verdi, coetáneos a Francesco, ayudan a componer la profundidad del personaje, a comprender sus sueños, pesadillas y tragedias, que no son más que vivencias compartidas. Los paralelismos entre las vidas de los tres compositores y la de Francesco ayudan a dar otra capa a la obra y reflexiona sobre una idea que hiere nuestro orgullo: el dolor es compartido y lo único es universal.
No siempre es agradable comprobar que no somos tan únicos como nos gustaría. Hay tragedias que uno no quiere compartir, que quiere que sean suyas, que no quiere que nadie comprenda. La idea potencia la incomodidad del lector, no tanto porque comparta vivencias con Francesco o el resto de personajes, sino porque sabe que sus antepasados sí. En la novela, hay tres fragmentos de la biografía de Francesco, uno por cada compositor. Todos ellos acaban con los años en los que ambos personajes fueron coetáneos. Todos son un recuerdo de que estamos viviendo en el mismo tiempo que miles de millones de personas.
Claro que, introducir personajes históricos tienta a los lectores a distinguir qué es real y qué no. ¿Francesco Pasquale durmió junto a un cadáver? ¿El sexto acabó en el horno? ¿Qué fue del cerdo del pozo?
No es que no comprenda el ansia de saber, es un motor poderoso pero ¿es necesario en este caso? Las obras de ficción son las únicas que pueden permitirse mentir sin miedo a las consecuencias porque su objetivo no es contar un suceso real. Su propósito es escarbar en las mentes de los lectores e implantar nuevos pensamientos o sacar a la luz aquellos que más intentan ocultar. La ficción es real por lo que arranca de quien la lee.
Vidas más interesantes que la propia, vidas no tan únicas como pensábamos y vidas en las que la realidad son las emociones y no los hechos, motivos más que suficientes para dejar que cada relato de Sobre las cinco almas de Francesco Pasquale instrumentalice nuestra propia vida. Nuestra propia alma.
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Autor: Unai Elorriaga. Título: Sobre las cinco almas de Francesco Pasquale. Traducción: Unai Elorriaga. Editorial: Galaxia Gutenberg. Venta: Todos tus libros.


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