Una cicatriz recta y gruesa que desplaza de la mejilla cualquier herida visible, cualquier vestigio de reconciliación entre el cuerpo y sus dibujos pretéritos; una mirada bicolor que divide nuestro nombre en dos, como si no cupiese el hermanamiento de sus hemisferios; un rizo que retuerce la textura del aire y se convierte en raíz, en testimonio presente de quienes ayer secundaron sin fe la amputación de lo visible para sobrevivir, en decálogo del que no pretende ser a costa de su propia geografía. En la llamada narrativa corporal, el rasgo físico no es un simple detalle descriptivo, ni la anécdota a la que recurre el autor para vigorizar el contexto singular de su propia historia: el cuerpo y su granulada composición, las incisiones en la piel traspasadas de padres a hijos, el cabello que aún se debate contra la segregación estética y se desnuda públicamente para ser mapa, son el eje a través del cual se construye la identidad y se reconstruye la memoria, el texto vivo que justifica nuestra pertenencia sociopolítica. «Tenía el pelo corto —confiesa Djaimilia Pereira— y estaba en casa el día que me desperté con añoranza de mí misma, pero añoranza de lo que nunca fue, de dos o tres calles de Luanda, de un estereotipo. Añoranza, Dios mío, de la caricatura de persona que podría haber sido».
De la caricatura que no fue y del deseo, nada primario, de uniformar la sangre familiar; de la búsqueda exhaustiva de lo recto y del pausado florecimiento que acontece en sus periferias; del regreso hacia ese horizonte transfigurado por el recuerdo en el que la imperfección es un signo de vigencia, se nutre la literatura de la escritora portuguesa Djaimilia Pereira de Almeida.
Ese pelo (Las Afueras, 2025) es algo más que una historia biográfica: con su visión transversal de la novela, el ensayo y la literatura de la memoria, la autora nacida en Luanda nos entrega un tratado personal y unívoco sobre la herencia poscolonial. Y es el pelo, el pelo de la protagonista que también perteneció al padre y al abuelo, el nexo que une a tres generaciones y a dos geografías, la de Angola y Portugal, trasplantadas la una en la otra gracias a la negación del silencio y a los largos depósitos familiares que verifican la memoria y la perpetúan.
En este proceso de reconstrucción y de olvido de aquello que, pudiendo imaginarse nunca fue, la textura del pelo crespo se utiliza como espejo inmaterial para diseccionar la experiencia del racismo cotidiano y de las presiones asociadas con los estándares de belleza blanca; presiones no solo vigentes en la sociedad portuguesa y por tanto europea, sino dentro del núcleo familiar de la propia protagonista. Convertir la diferencia en una fuente de afirmación personal y de memoria colectiva es el fin último de esta historia cuyo origen y final son fruto de un ejercicio extraordinario de resistencia.
Nada en la literatura de Djaimilia Pereira responde a la rectitud social de la que busca huir la protagonista de ese pelo. Nada, porque la visión circular y pluriforme de la historia, del trauma familiar, de la identidad vívida y a la vez troceada por la incógnita y el deseo de utilidad; el impulso violento de ser furtivo entre quienes imponen lo lacio y lo blanco como señales de pertenencia, exige una reconversión del lenguaje que permita acomodarlo a ese trazado curvo y a la vez sugerente en el que no es posible caminar hacia delante sin regresar a la primera palabra. Djaimilia Pereira atesora la impagable virtud del fraccionamiento, de la construcción de espacios simbólicos a los que mirar desde los márgenes múltiples del tiempo sin renunciar a sus contornos, de la belleza figurativa que permite transitar por el matiz y hacerlo nuestro.
Ese pelo no es solo una historia erguida por la individualidad y la memoria heredada: en esos pasajes hallará el lector un camino hacia el reencuentro y afirmación, hacia la herida convertida en tatuaje y el cabello que se convierte en pasaje, en texto del que aprender el valor inabarcable de lo que nace diferente y nunca muere en el olvido.
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Autora: Djaimilia Pereira de Almeida. Título: Ese pelo. Traducción: Miren Álvarez. Editorial: Las afueras. Venta: Todos tus libros.


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