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Los Beatles no se separaron por Yoko Ono, pero Yoko Ono separó a los Beatles

Los Beatles no se separaron por Yoko Ono, pero Yoko Ono separó a los Beatles

El título de esta crónica parece una contradicción, y aún más si lo hubiésemos titulado: «Yoko Ono no separó a los Beatles, pero Yoko Ono los separó». Las paradojas suelen ser luminosas y sintetizan en pocas palabras largas explicaciones. Aquí, sin embargo, se hace necesario añadir una somera narración de los hechos, ya que la disolución de los Beatles no se produjo de la noche a la mañana, sino que fue un proceso lento en el que se sucedieron diversos acontecimientos, además de los problemas económicos y legales que tuvieron con su empresa, Apple Corps. Veámoslos.

1.- La muerte de Brian Epstein. Fue el 27 de agosto de 1967. Los Beatles, con sus parejas, estaban en un retiro espiritual en Bangor, en la costa galesa, cuando Paul recibió la noticia de la inesperada muerte de su mánager y se lo comunicó a los demás. Ese mismo día decidieron regresar a Londres, tras escuchar las palabras de alivio del gurú Maharishi: «No os apenéis. Ha pasado a la siguiente fase. Su espíritu sigue entre nosotros y siempre lo estará».

"Paul se daría cuenta demasiado tarde: Brian Epstein era la argamasa que mantenía unidas las piedras de esa gigantesca catedral"

El más afectado por esta muerte fue John Lennon, no solo porque él y Brian viajaron juntos a España al poco de conocerse, sino porque los dos tenían una personalidad compleja y doliente, y se comprendían. Paul, por su parte, creía que ya no era necesario un mánager, porque el nombre de los Beatles (acaban de lanzar Sgt. Pepper)  se movía por sí solo y vendían todo lo que tocaban. Ahí se equivocó. Paul se daría cuenta demasiado tarde: Brian Epstein era la argamasa que mantenía unidas las piedras de esa gigantesca catedral en la que se había convertido el grupo.

2.- El fin de las giras. Cronológicamente es anterior a la muerte de Brian, pero su efecto se notaría después. El 29 de agosto de 1966, los Beatles darían su último concierto público en San Francisco. Desde entonces su única actuación (y privada) fue en la azotea del edificio de Apple. Los Beatles llevaban tres años intensísimos de giras por el mundo. Al principio todo fue muy bien, pero se darían cuenta de que aquello era una mera repetición y se hartaron de tantos compromisos. George fue el primero en quejarse: «Esto ya no es divertido».

Ese tercer año, además, la gira empezó a torcerse: en Japón recibieron las primeras amenazas de muerte; luego, en Filipinas, tuvieron que escapar por piernas para no ser detenidos por el desaire que habían hecho a Imelda Marcos, la mujer del dictador, al no aceptar la invitación a su palacio. Cuando salieron vivos de Manila (y de milagro), los cuatro coincidieron: «No más giras». Pero aún les quedaba Estados Unidos, una gira que no podían anular, así que volaron al país del Ku Klux Klan en el momento en que una revista juvenil sacó de contexto la frase de John Lennon: «Los Beatles son más famosos que Jesucristo». A partir de ahí todo fueron contrariedades y problemas.

"Las giras eran importantes porque les mantenían entretenidos y unidos"

Este final de lAs giras no era una decisión definitiva, y así lo veía Paul, que creyó que un largo descanso les vendría bien para reconciliarse con su música, pero George tenía muy claro que no quería volver. Otro error. Las giras eran importantes porque les mantenían entretenidos y unidos. Al desaparecer esa rutina cada uno fue por su lado, a veces un poco perdidos, y tan sólo se reunían para grabar su siguiente disco.

3.- El viaje a la India. El 15 de febrero de 1968 los cuatro Beatles y sus parejas viajan a la escuela del gurú Maharishi en Rishikesch para un largo curso de meditación trascendental. Curiosamente, aquellas jornadas de reencuentro espiritual sirvieron para separarlos un poco más, dado que, en esa teórica búsqueda del yo, se dispersó el espíritu de grupo. Ringo se largó muy pronto; Paul aguantó más porque necesitaba descansar; John permaneció hasta que el gurú se mostró imprudente con Prudence, la hermana de Mia Farrow, mientras que George logró permanecer los tres meses previstos, que le fueron muy provechosos y regresó a Londres con un buen puñado de canciones nuevas.

4.- La grabación del Álbum Blanco. El 30 de mayo de 1968 entraron en el estudio de Abbey Road para grabar el material que habían traído de la India. Habían compuesto tantos temas que hicieron un álbum doble, en contra del buen criterio del productor George Martin, quien les aconsejó seleccionar. Pero ni Paul, ni John, ni George querían renunciar a ninguna de sus composiciones de la India. Fue un disco con 30 títulos. La gran novedad —y aquí se notó la ruptura— es que ya no eran canciones de los Beatles, sino que cada uno se preocupaba de sus propios temas, y se dio el caso de estar grabando en dos estudios al mismo tiempo.

"John Lennon, tras actuar con la Plastic Ono Band en Canadá, decidió abandonar los Beatles"

Resultó muy negro el ambiente del álbum blanco. Para empezar, los tres Beatles se encontraron con la presencia de Yoko Ono, que fue la pegajosa sombra de John en todo momento. Ahí se rompía la sagrada regla de que en el estudio sólo podían estar los Beatles. Así que Paul, por su parte, llevó a la norteamericana Francie Schwartz, su amante de entonces, y George dijo que quería que su amigo Eric Clapton tocara el solo de guitarra en «While My Guitar Gently Weeps» (el mejor tema del álbum, por cierto). El ambiente fue tan tenso que el pacífico Ringo se hartó de todos y los plantó; se tomó unas vacaciones en el yate de Peter Sellers en Cerdeña, y ahí compuso «Octopus’s Garden».

5.- Las espantadas. Esa fue la visualización de la primera ruptura. Más adelante, mientras grababan la fallida película y disco Get Back (titulado luego Let It Be) sería George Harrison el que se iría, harto de que Paul le corrigiera continuamente. Y para rematarlo, John Lennon, tras actuar con la Plastic Ono Band en Canadá, decidió abandonar los Beatles. El nuevo mánager, sin embargo, le convenció de que se quedara, porque habían firmado un jugoso contrato en Estados Unidos. Finalmente será Paul McCartney, el que tanto había luchado por mantener unido el grupo, quien anunciaría, en una auto-entrevista incluida en su primer álbum solista, que se separaban. Fue un 10 de abril de 1970.

"Hubiera sido una broma del destino que por George entrase Eric Clapton, su mejor amigo. Pero si Clapton le quitó a su mujer, Pattie, ¿por qué no iba a tomar también su puesto en los Beatles?"

La separación de los Beatles se podría  justificar diciendo que los tiempos cambian, que ya no eran aquellos muchachos de Liverpool que sólo pensaban en la música y en las chicas. Ahora tenían esposas, incluso hijos. Se podría decir que cada uno evolucionó por su cuenta, y que les apetecía probar otras aventuras musicales. De hecho, todos lanzaron discos en solitario mientras seguían juntos. Se podría decir…

Estos flecos, sin embargo, no justifican la disolución de un grupo que fue tan grande y estuvo tan unido. Todas las bandas de largo recorrido han pasado por una evolución parecida, y han tenido sus pequeños y grandes problemas, pero no se han separado necesariamente —véase sus amigos los Rolling Stones—,  sino que han sustituido a alguno de sus miembros, y a otra cosa, mariposa. Y esto mismo es lo que hubiera pasado con los Beatles de no haber aparecido Yoko Ono en la vida de John Lennon aquel 7 de noviembre de 1966. Sin la existencia de Yoko Ono —aquí estamos haciendo historia ficción— los Beatles no se hubieran separado.

Es seguro que George Harrison se hubiera ido, pero los pilares del grupo siempre fueron John y Paul, dos genios cuyo talento se multiplicaba cuando estaban juntos. Así que lo más probable es que tras el adiós de Harrison hubieran llamado a un nuevo guitarrista. ¿A quién? A cualquiera. ¿Quién no querría estar en los Beatles?… Hubiera sido una broma del destino que por George entrase Eric Clapton, su mejor amigo. Pero si Clapton le quitó a su mujer, Pattie, ¿por qué no iba a tomar también su puesto en los Beatles? De hecho, cuando Harrison se fue de la grabación de Get Back, John sugirió abiertamente llamar a Clapton.

"Paul McCartney, que también ha hablado sobre esta cuestión, siempre dejó muy claro que Yoko no fue la causante de la disolución del grupo"

Todo lo que hemos contado hasta ahora sería la respuesta osada y extensa a la pregunta: ¿Fue Yoko quién separó a los Beatles?, que es la que se hace a todo autor que ha escrito sobre el grupo, y la que se nos ha repetido en las entrevistas tras la publicación del libro Los Beatles y ellas, ilustrado por Marta Ponce. Paul McCartney, que también ha hablado sobre esta cuestión, siempre dejó muy claro que Yoko no fue la causante de la disolución del grupo. Sin embargo, es muy posible que más de una vez se haya preguntado en voz baja sobre lo que hubiera pasado con los Beatles sin la aparición de Yoko Ono.

John era un tipo complejo, impulsivo, cobarde y sentimental, que nunca hubiera tenido suficiente fuerza para  disolver el grupo. Yoko fue quien le dio la confianza que no tenía, le abrió la mente y le llevó por otros caminos que ni siquiera él mismo se había planteado. Aun así, la separación de los Beatles afectó a Lennon. No tanto como a Paul, quien estuvo más de un año sintiéndose como un parado laboral, levantándose deprimido cada mañana, sin saber qué hacer con su día, con su vida.

De Ringo apenas hemos hablado, pero es que Ringo no daba problemas, y se sentía a gusto siendo quien era, la comparsa, el tipo simpático que estaba ahí y que había tenido muchísima suerte de haber llegado a los Beatles en el momento en que empezaban a triunfar.

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Ilustraciones: Marta Ponce, del libro Los Beatles y ellas.

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