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Nexus, el héroe involutario

Nexus, el héroe involutario

Para situarnos, siguiendo la cronología convencionalmente establecida por la crítica, mi afición a los tebeos coincide con la transición de la Edad de Bronce hacia la Edad Moderna del cómic americano, una etapa especialmente creativa y brillante. Se inicia (mi afición) con obras como La Patrulla X (en aquellas fechas se llamaba así) de Chris Claremont y John Byrne, el Thor de Walt Simonson y Los 4 Fantásticos de John Byrne, encuadradas en la tardía Edad de Bronce, y continuó con obras maestras absolutas como Daredevil: Born Again, Batman: Año Uno, Batman: El regreso del Señor de la Noche, La broma asesina, La Cosa del Pantano y Watchmen (por citar solo algunos cómics emblemáticos) que inauguraron la Edad Moderna. Esta transición coincidió con mi propia evolución: de una infancia fanática de los maniqueos enfrentamientos entre superhéroes y supervillanos (donde siempre ganaban los buenos) a una adolescencia sensible a los dilemas morales que planteaba la deconstrucción de esos mismos superhéroes y supervillanos (donde no siempre ganaban los buenos, y ni siquiera estaba claro quiénes eran los buenos).

Los últimos cómics que he citado son auténticas obras maestras, y Frank Miller y Alan Moore, sus guionistas y principales artífices de la revolución temática que inició la Edad Moderna, son dos genios del noveno arte. Sería injusto omitir a algunos dibujantes que también fueron responsables de estas creaciones, como el gran Brian Bolland y el no menos grande David Mazzucchelli. Además de estas obras, hubo otros cómics y autores que continuaron la revolución y contribuyeron con trabajos igualmente notables, como Animal Man, de Grant Morrison, o Sandman, de Neil Gaiman. Estas obras perduran, como lo atestiguan sus constantes reediciones por distintas editoriales y en diversos formatos. Yo todavía conservo los comic books que publicó originalmente Forum (en el caso de Marvel) y Zinco (en el caso de DC). Sin embargo, una obra que no goza del mismo prestigio ni ha sido reeditada en España tan profusamente como las citadas es —por supuesto, en mi opinión— otra joya del cómic americano: Nexus, guionizado por Mike Baron y dibujado por Steve Rude.

Por la fecha original de la publicación del cómic en Estados Unidos (1981), pertenecería a la Edad de Bronce, pero tanto las temáticas que toca como la idiosincrasia del protagonista permiten encuadrarlo en la Edad Moderna. La obra aúna una serie de afortunadas confluencias que la convierten en un cómic único e irrepetible.

"En Nexus confluyen sin estridencias lo clásico y lo moderno. Su estética —obra de Steve Rude— es un brillante alarde retrofuturista"

La primera confluencia fue con los tiempos, pues a finales de los años 70 y principios de los 80 surgieron en Estados Unidos las primeras editoriales independientes, que comenzaron a publicar y promover a autores con inquietudes creativas y artísticas que no encajaban en las líneas de las grandes corporaciones como Marvel y DC. Nexus fue publicado inicialmente por Capital Comics, pasó luego a First Comics y terminó en Dark Horse, todas ellas editoriales independientes.

Los creadores del cómic, Mike Baron y Steve Rude, coincidieron en Madison (Wisconsin), ciudad natal de ambos, a finales de los setenta. Baron trabajaba en una agencia de seguros, aunque era un apasionado de los cómics y la ciencia ficción (probablemente no fue el más popular de su clase). Rude era un joven aspirante a dibujante en busca de un guionista. Su encuentro parecía inevitable y, del intercambio creativo y la tensión artística entre ambos, nació Nexus.

En Nexus confluyen sin estridencias lo clásico y lo moderno. Su estética —obra de Steve Rude— es un brillante alarde retrofuturista, comenzando por el diseño del ajustado traje del superhéroe, con el rayo cruzando el torso y el distintivo visor rojo que cubre sus ojos. Por otro lado, los guiones y personajes —creación de Mike Baron— son sofisticados y complejos, y abordan temas como el poder, la justicia y la culpa con un enfoque poco habitual en el cómic de superhéroes.

El dibujo de Steve Rude (apodado en el mundillo The Dude) ha evolucionado a lo largo del desarrollo de esta obra, pero se reconocen las influencias de dibujantes como Paul Gulacy, Alex Toth y Jack Kirby, así como de ilustradores clásicos como Norman Rockwell y Andrew Loomis. Mike Baron se declara admirador de Carl Barks (guionista de los tebeos de Disney) y de autores clásicos de ciencia ficción como Philip José Farmer y Robert Heinlein.

"Nexus es un justiciero galáctico, ejecutor de asesinos y genocidas, que sus autores sitúan en el siglo XXIV"

El cómic es también una conjunción felicísima entre el género de superhéroes y la space opera. Nexus es un justiciero galáctico, ejecutor de asesinos y genocidas, que sus autores sitúan en el siglo XXIV. Sus aventuras transcurren en un universo poblado por planetas habitables o terraformados para su colonización, entidades políticas de alcance cósmico y diversas razas alienígenas. Nexus vive en la luna Ylum, que acaba convirtiéndose en un santuario para exiliados que han huido de sus planetas debido a represiones por motivos de su raza, su religión o sus ideas políticas.

El protagonista, un tipo llamado Horacio Hellpop, como superhéroe está dotado de poderes formidables, pero como hombre está sujeto a las vanidades y debilidades propias del ser humano. Se sirve de sus poderes para cumplir su misión ejecutora y aniquilar asesinos masivos. Sin embargo, estas ejecuciones lo atormentan. No desea verse como un simple verdugo, aunque tampoco está dispuesto a renunciar a su sagrada misión. Ejecutar es lo único que sabe hacer bien (dice), y sus increíbles poderes le proporcionan una grata (aunque algo morbosa) sensación de omnipotencia.

Horacio Hellpop es hijo de Doñita Marlis y del general soviético Teodoro Hellpop. La pareja se conoce en el planeta Vradic, donde el Soviet Supremo ha enviado al general. El puesto asignado dista mucho de ser paradisíaco: el planeta está infestado de nacionalismo religioso fundamentalista y sus habitantes aspiran a liberarse del yugo soviético. La rebelión acaba triunfando y la pareja se ve obligada a huir. Pero antes de abandonar el planeta, el general acata la orden de lanzar artefactos nucleares que aniquilan a sus diez millones de habitantes. Doñita Marlis está embarazada, deciden huir del mundanal ruido y algo los guía hasta la luna Ylum. Allí nace su hijo, un niño aparentemente normal y sano, pero que al crecer comienza a sufrir ataques que obligan a sus padres a sumergirlo en un tanque lleno de un extraño líquido. Además, empieza a recibir la formación de dos criaturas que solo él puede ver: Alpha y Beta. Horacio no se lo cuenta a sus padres, pero durante esos ataques sufre sueños horribles, pesadillas de asesinatos masivos. Alpha y Beta le revelan que el responsable de esas muertes es su propio padre, un genocida que exterminó a todo un planeta. Solo hay una solución para terminar con las jaquecas y los ataques: ejecutar a su padre. La tragedia griega está servida. Sin embargo, al poco tiempo vuelve a sufrir los ataques y los sueños que lo obligan a actuar y ejecutar a asesinos por todo el universo.

"Nexus no emprende esta cruzada justiciera por un código heroico clásico ni por un principio de justicia universal ni por venganza"

Este, más o menos, es el argumento del cómic, aunque, por supuesto, a la historia se van añadiendo distintas tramas y diversos personajes que la van enriqueciendo. Los primeros números dan cuenta de las misiones ejecutoras del protagonista: una venerable anciana responsable de ahogar en sangre la insurrección de una provincia bajo su gobierno, un delincuente juvenil con un puñado de asesinatos a sus espaldas, un general soviético causante de miles de asesinatos políticos… Sin embargo, Nexus no emprende esta cruzada justiciera por un código heroico clásico ni por un principio de justicia universal ni por venganza, motivaciones habituales en los superhéroes, sino que se ve forzado a ello por sus terribles pesadillas y jaquecas insufribles; es decir, no actúa por voluntad propia, lo que plantea uno de los dilemas éticos principales de la serie y que compromete al libre albedrío, la responsabilidad y la culpa.

Estas ejecuciones sirven, además, para introducir graves cuestiones de índole política, religiosa y económica. Pero a la serie no le falta ligereza ni sentido del humor (recordemos que una de las influencias reconocidas por Mike Baron es Carl Barks, creador de las historias clásicas del Pato Donald), llegando incluso a dedicar números enteros a episodios cómicos. Todos los cómics incluyen una cita inicial (magníficas en su mayoría), aunque por mucho que uno se devane los sesos, no siempre se encuentra relación alguna con la historia. Por ejemplo, en un episodio titulado “La batalla de Ylum”, la cita es de Miles Davis: «Cuando tocábamos blues y Bird empezaba con el undécimo compás… Max le gritaba a Duke para que no siguiera a Bird, sino que siguiera a su ritmo, pero a la larga nos poníamos a la altura de Bird y tocábamos a una». Pues bien, el episodio trata sobre el cerco de la armada soviética sobre Ylum, y no parece haber ninguna relación evidente con la cita de Miles Davis. Todo indica que estas citas (sin perjuicio de su valor como tales, que lo tienen) forman parte de una broma más del fino sentido del humor de Baron.

"Actualmente, Steve Rude guioniza y dibuja sus propias historias de Nexus, mientras Mike Baron está publicando novelas del personaje, sin que se haya producido ninguna ruptura"

El dibujo de Steve Rude también contribuye a aligerar la carga dramática de la historia con un estilo sencillo, claro, efectivo y, en ocasiones, incluso caricaturesco. Y es que Steve Rude es uno de los más talentosos dibujantes de la historia del cómic y el mejor discípulo de Jack Kirby. Steve Rude es un artista genial, dotado de un trazo limpio, bellísimo y un instinto narrativo incomparable. Cada página es un alarde de su talento para el dibujo, pero nunca olvida que está contando una historia y que cada viñeta tiene un propósito narrativo concreto. No hay faceta en la que no destaque, desde la composición de las páginas hasta el entintado y la rotulación. Se nota que las escenas de acción y pelea le divierten, y se recrea en ellas siempre que surge la ocasión. Los personajes que dibuja tienen una expresividad a la que muy pocos dibujantes pueden aspirar. Y las portadas parecen, en ocasiones, auténticos cuadros, manejando técnicas pictóricas tradicionales —como el acrílico y el óleo— para crear composiciones que podrían estar colgadas en una galería. Me estoy entusiasmando, lo sé, se me ve el plumero a la legua: Steve Rude es mi dibujante favorito. Pero es que nadie entiende el arte secuencial del cómic como él.

Después de cerca de 45 años, Nexus sigue publicándose. Tras casi 100 números entre la serie regular y las series limitadas en editoriales independientes, la publicación del cómic fue retomada por Rude Dude Productions, el sello de Steve Rude, donde continúa su andadura. Actualmente, Steve Rude guioniza y dibuja sus propias historias de Nexus, mientras Mike Baron está publicando novelas del personaje, sin que se haya producido ninguna ruptura definitiva entre ellos. Sin embargo, los lectores y fans deseamos que uno de los matrimonios artísticos más creativos vuelva a confluir para seguir desarrollando juntos uno de los proyectos más interesantes del cómic americano de las últimas décadas.

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