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Patricia Capdevila: «La clase social no es solo una situación económica»

Patricia Capdevila: «La clase social no es solo una situación económica»

Patricia Capdevila, profesora de la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonès, debuta en la novela con No con un estallido, una obra que ambienta en un barrio obrero de la capital catalana y en la que aborda la «sensación errónea de la igualdad de oportunidades» para los hijos de todas las clases sociales.

En una entrevista a EFE, Capdevila, que se mudó a un pequeño pueblo de la comarca gerundense de la Garrotxa hace cinco años, explica que su libro trata ese asunto desde una visión de barrio de Barcelona «real», pero del que nunca se da el nombre, y que la tranquilidad de su nueva vida le ha dado el entorno que precisaba para escribir.

Sobre esa reflexión por la que aboga en su libro, la que ha sido y es profesora de futuros literatos en un centro de referencia en ese ámbito argumenta que «la clase social no es solo una situación económica, es una experiencia del mundo, crea un marco mental, de posibilidades».

Del escenario principal de la obra, ubicado en su Barcelona natal, señala que le gustaba «la imagen del barrio y los bloques de viviendas», e indica en este sentido que el planteamiento de la novela «tiene que ver con el tiempo, con lo que cambia y lo que perdura, y los bloques eran la imagen perfecta, por su dureza, de lo que queda indiferente al paso del tiempo».

También le interesaba «la sensación de periferia, de estar fuera», a través de una protagonista que rechaza sus orígenes en una barriada, pero sin caer en un cuadro de costumbres, porque «el costumbrismo tiende a la simplificación».

«Cuando se representa la vida de un barrio, se tiende o bien a la idealización o bien a la mera recreación de las miserias de la gente humilde», puntualiza.

Al respecto, apunta que nuevos géneros como el reguetón, «con esos ritmos y estéticas, evidencian una inclinación, en nuestros tiempos, hacia un mal gusto de chándal, cadenas y chulería», pero admite que una artista como Rosalía le suspende «el juicio crítico».

No con un estallido, que acaba de publicar la editorial De Conatus y que la autora presenta este jueves en Barcelona, tiene que ver, indica Capdevila, con «la sensación errónea de la conquista de la igualdad de oportunidades» de unos hijos de obreros que accedieron a la educación para ver después que la clase superior nunca les aceptaría.

«Después cada cual habrá comprobado a su manera en qué medida esa conquista era falsa, una apariencia o una victoria retórica del liberalismo», añade.

EFE/David Borrat.

Capdevila ha visto pasar por su aula a muchísimos alumnos, algunos ya con material previo en el mercado pero interesados en mejorar su estilo o en profundizar en su conocimiento, sin que ella contase con obra propia.

Hace cinco años dio ese salto a un pueblo de menos de 500 vecinos, un acierto en vísperas de pandemia, donde ha visto cumplido su sueño de vivir «más cerca de la naturaleza y en un medio más tranquilo y pequeño».

«Ahora que Doctor en Alaska vuelve a estar de moda, se entenderá esto: cuando yo vi por primera vez la serie, quise vivir en un sitio como Cicely. Tengo la sensación de haberlo encontrado», detalla.

Su trabajo en la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonès, de la que han salido superventas como Ildefonso Falcones, el autor de La Catedral del Mar, le ha ayudado «mucho» a conocer las tripas de una narración.

«Siempre me había intrigado qué hacía que un texto funcionara», confiesa Capdevila, quien se propuso «leer de una manera atenta, como quien aprende lenguaje musical, tratando de entender un tono, una pausa, una aceleración, una ausencia o un exceso, para explicarlo a otras personas».

Patricia Capdevila, nacida en 1980, es licenciada en Teoría de la literatura y literatura comparada y cursó un máster en Estudios comparativos de literatura arte y pensamiento.

Al Ateneu Barcelonès llegó como alumna, se quedó como profesora y, ahora, esa vida en un pequeño pueblo de Girona le ha ayudado a convertirse en escritora ante la expectación de los numerosos alumnos que han pasado por sus clases.

Sus viajes Garrotxa-Barcelona en el autobús de la compañía Teisa forman parte de su rutina, pero su vida de persona neorrural le deja tiempo para crear y ya tiene «algo» nuevo sobre la mesa, aunque prefiere «no forzar» y que, como en No con un estallido, publicarlo solo «si se dan las circunstancias».

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