La cursiva, lo menos cursi, creo, es de Red Leather, la canción titulada “Ghost Town”.
Here I am, on a desert road
Calles desiertas, de caminos cansados por los que arrastro unos huesos que ya no son míos, que no me quieren y no me quito ni a los golpes.
At my lowest low, haunted by your ghost
Bajo como la muerte de un hijo, como la pérdida de una familia. Tu ausencia pesa, pesa tanto como siempre pesó, durante años de sol y palmeras lejanas, de suegros centrales, avarientos, de silencios intensos. Nada más bajo que un grupo de células destruidas sin reflexión, sin amor. Violencia a un click, ejercida contra todos, contra ti, contra mí, contra esa vida, contra las criaturas que dependían de nosotros.
You left me at the altar, so high and dry
Al altar me abandonaste, cuando juraste que éramos lo primero, por delante de todo. Y yo juré, por única vez en mi vida, y tu, criatura de cristal, pronunciaste palabras que no entendías. Se queda seco ahora el cordón, y se van altos y mordaces todos esos momentos que solo nos podemos dar el uno al otro.
On that lonely night, tumbleweeds rollin’ by
Y ahora que las noches no pesan ya tanto, porque sirven de antesala al sueño, a la pesadilla, al añorar, al sudor y al miedo, no se si rueda algún matojo de película americana, de carretera regional de Almería, pero mi pecho coge menos sangre de la que contengo, como si pidiera descansar, y no sé cómo darle descanso.
Woah, baby, you were my everything
Fuiste, eres, serás. Tantos buscando ese llamado amor verdadero, y no entienden el arma de destrucción masiva de alientos, de tiempos, que puede ser. La evolución tomó un giro equivocado, y nos dio más receptores de los necesarios, en general, y a mí toda la memoria que no creo que alguien deseara para sí.
We built it up, and burned it down
Lo hicimos, lo creamos. A base de sudor, mucho, en la espalda, en la frente, en la cuenta corriente, entre las piernas, hemorragias cerebrales. De sangre, cicatrices en mis dedos que nunca se irán, en las que aguardas tú. Origen de esa última sangre con que asesinaste todo lo hermoso, mi amor. No hizo falta el fuego, qué primitivo. Si con química y poca reflexión te bastó.
We got nothing left, nothing left now
Nos queda lo que somos. Y no lo puedes negar. Yo ya ni niego ni pienso. Nos quedan esos niños, de mirada de oro, de ambages de jungla, que nunca volveré a ver. Esas tortugas que solo saben de la vida por mí. ¿Les has preguntado? ¿Te has parado a pensar en ellos, en su memoria, en su trauma, en sus necesidades? ¿En sus nostalgias? Quisiera creer que los entiendes, quisiera no sentir este temor visceral por ellos.
You said forever, but since, you’ve been gone
Tantas veces lo has dicho, lo dijiste. Y siempre elegí creerte, con dobleces, porque tú eres tú, yo soy yo. Misma cosa. Casi. Sabemos de huesos y fósiles. Pero de verdad que me tenías en el por siempre. Me tienes para siempre, bastarda.
Baby, there’s nothing left in this ghost town
Solo llantos mudos.
Baby, there’s nothing left in this ghost town
Temblores y escalofríos, gelidez mortal, incomprensión de todos los demás.
Here I am, drinkin’, thinkin’ ’bout you leavin’, but you’re here in spirits
Ya, ya se pasó el tiempo de beber, de destruirme. Tú dejaste trozos por los que se filtran los líquidos. Y ni Hemingway y su pretendida dureza de coger los pedazos y montarlos nuevos, distintos, tiene cabida aquí. El espíritu de una Selva que vive conmigo, en mí, y no creo que le dediques ni un pensamiento.
Know you had your reasons, now it’s wedding seasons, got me in my feelings
Razones, salones, lamparones en mi cerebro. Ninguno de los tres tiene sentido, ni valor real. Siempre hay de estos tres, pero son tan personales que carece de importancia cuando los abres; las razones se desvanecen como un trinar, los salones se llenan de polvo y se vuelven calle, secos y vacuos quedan todos los lamparones.
We built it up, and burned it down
En mi carne está el testigo.
We got nothing left, nothing left now
La escritura, solo una amante terca. Porque el resto carece de sentido.
You said forever, but since, you’ve been gone
Ausente, ausente desde que me crucé con tu mirada de laguna oculta en la intersección entre tu locura y la mía. La misma cosa, demasiado vendaval. Saltos por ventanas, ron derramado, cigarros que nos quemaron las encías, los miedos, llamas que se bailan y desangran sin que el que observa entienda.
Baby, there’s nothing left in this ghost town
Ni nunca lo habrá…
Baby, there’s nothing left in this ghost town
Dejemos pues, a los cementerios descansar en paz.
You were my everything
Eres
Serás


El diagnóstico de nuestro eminente doctor Froiz es el siguiente: demasiadas birras.