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«Sin remordimientos», la excelente película de acción de Amazon

«Sin remordimientos», la excelente película de acción de Amazon

No es que la trama de Sin remordimientos resulte particularmente prolija, pero la finura de la dirección de Stefano Sollima se demuestra en gestos capaces de resumir toda una película. Ese instante en el que John Kelly, el antihéroe encarnado con convicción por Michael B. Jordan, interviene en una partida de ajedrez durante una fiesta familiar y altera su resultado sin remedio es un instante que parece diseñado como un mero adorno de puesta en escena, si acaso un detalle para caracterizar la inteligencia y capacidad de su personaje… pero también uno que define perfectamente la sustancia de una obra tremendamente digna y a la vez muy fácil de menospreciar, como suele ocurrir con todo el cine considerado “de género”.

Estrenada directamente en Amazon Prime, Sin remordimientos es una película encuadrable en el cine de venganzas (criminales matan a la mujer del héroe – héroe los persigue caiga quien caiga). El relato basado en la novela de Tom Clancy no destaca, desde luego, por la profundidad psicológica de sus personajes, pero el director de Gomorra y la miniserie de Amazon ZeroZeroZero se las arregla para dibujar de nuevo un mundo sombrío en el que la toma de conciencia del héroe no sucede tanto en la afrenta inicial como posteriormente, cuando ése se descubre como títere de un sistema amañado.

"Taylor Sheridan, autor de las dos entregas de Sicario, logra probablemente la película más oscura de todas las basadas en historias de Tom Clancy"

Remitiéndonos al ejemplo anterior: ¿quién es la pieza aquí? O, incluso, ¿esa falta de remordimientos del título hace referencia entonces a John Kelly, el Navy Seal a quien asesinan a su mujer en represalia por una operación encubierta, y que ciertamente resulta implacable, o bien a ese enemigo que se esconde en la sombra? Lo cierto es que el guionista Taylor Sheridan, autor de las dos entregas de Sicario, la segunda de ellas dirigida por Sollima, logra probablemente la película más oscura de todas las basadas en historias del autor norteamericano, y sin duda una alejada del idealismo de su creación más adaptada, el analista Jack Ryan.

Y es que la trama escrita por Sheridan es más bien breve. Kelly, a diferencia de Ryan, siempre reticente a la acción, actúa sin hacer gala de ninguna desconfianza y con la determinación de una máquina de matar, lo que sin duda emparentó la película a otras odiseas vengadoras a lo Charles Bronson o Liam Neeson. Pero he aquí que el director italiano, versado en un tratamiento más bien seco de la violencia para recrear la corrupción del sistema (ya sea criminal o político) se las arregla para jugar con la rutina y la moralidad del personaje y su entorno, aunque esta vez, y supongo que por eso, Sin remordimientos tampoco ha sido particularmente bien recibida, sin intentar romper los moldes del relato de acción y venganza convencional.

"Lo más interesante de Sin remordimientos es el brutal tratamiento de la violencia, sin adornos y carente de golpes de efecto"

Heredera de ese proceso de adaptación a su nueva industria si cabe más claro que en Sicario: El día del soldado, todo esto sucede, sin embargo, difuminando la empatía y la confianza del público, jugando con la apariencia de un relato de acción simple y simplista en el que nada, sin embargo, es lo que parece (y que en todo caso cuenta con excelentes actores como Jamie Bell, capaces de engañar al espectador y salir airosos). La consecución de venganza, o de justicia, convierte a Kelly en el elemento “disruptor» de una partida de ajedrez más grande que la del comienzo, por lo que Sin remordimientos pasa a plantearse no solo la moralidad del héroe, que parece tener todo el derecho a eliminar a los malos, sino su propia función en el relato: jugar según sus propias reglas según dicta la moralidad de un cowboy americano supone en realidad darle a los malos lo que buscan. En todo caso, y mientras el soldado trata de alcanzar lo inalcanzable, ya sea la venganza o dilucidar cuál es ahora su verdadero objetivo en este mundo líquido, lo cierto es que el actor Michael B. Jordan revalida su condición de notable estrella del cine de acción sin despeinarse demasiado. Y eso es lo que más debería importarnos.

No se lleven a error: la trama de Sin remordimientos está más sobada que un tebeo viejo y si se atienen a ella, sin duda les parecerá que esto ya lo han visto antes. Lo más interesante de ella es, sin embargo, el brutal tratamiento de la violencia, sin adornos y carente de golpes de efecto, sin un particular glamour pero sí un excelente y cinematográfico sentido del espectáculo, y la presentación de secuencias de excelente construcción que harán las delicias del fan del cine de acción. Sollima no difumina su película sota-caballo-rey en imposibles disquisiciones o dudas y sumerge al espectador en un filme que diluye su sequedad habitual con el espectáculo de Hollywood, pero en donde ambas caras de la moneda parecen llevarse lo suficientemente bien.

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