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“Solo asesinatos en el edificio” salta el tiburón en su temporada 5… pero da igual

“Solo asesinatos en el edificio” salta el tiburón en su temporada 5… pero da igual

La serie Happy Days alcanzó en los 70 una enorme popularidad en la televisión americana, narrando en tono cómico situaciones cotidianas e ingenuas de la vida del común de los mortales. Según pasaron las temporadas se produjo en ella un fenómeno habitual en todas las historias, solo que con Happy Days lo hizo con una imagen. Una imagen que más tarde daría pie a una expresión. Fonzie, uno de sus protagonistas, viajaba con el grupo a Los Ángeles y allí decidía saltar con esquí acuático sobre un tiburón apresado en la playa. Un clic se produjo entonces, un cambio de tono a lo absurdo que se alejaba de las situaciones reconocibles para el espectador y que dio pie a la citada expresión: “saltar el tiburón”, utilizada cuando una serie trata desesperadamente de conservar su impacto original y acaba exagerando, perdiendo su propio pulso, el encanto de la fórmula original.

"Aún no lo han saltado, pero la lancha se dirige hacia su objetivo sin asomo de duda"

Probablemente los tres protagonistas de Solo asesinatos en el edificio, serie autoconsciente como la que más, son también conocedores de que están tomando el asa del esquí y lanzándose sobre el tiburón. Aún no lo han saltado, pero la lancha se dirige hacia su objetivo sin asomo de duda. Quizá sea la memoria de este cronista la que falla, pero puede también que Selena Gomez, Steve Martin y Martin Short lo discutan en alguno de los primeros capítulos de esta quinta temporada. Al fin y al cabo, Mabel, Charles y Oliver se disponen ellos mismos a ser personajes de ficción, con un largometraje basado en el podcast de sus propias aventuras en el Arconia.

La quinta temporada, quizá por eso, verse sobre la crisis de identidad de Mabel, la sombra de la vejez y la enfermedad que pende sobre Charles y… bueno, del narcisista Oliver mejor no hablamos. Los personajes parecen conscientes de que algo empieza a desmandarse dentro de Solo asesinatos en el edificio, y para demostrarlo, la llegada de un robot. El nuevo conserje artificial refleja las angustias de los guionistas, preocupados sin duda (como tantos otros colectivos, como sin ir más lejos los plumillas de series de televisión) de una IA que sustituya sus servicios. Probablemente escrita después de la huelga de guionistas de Hollywood debido a esos sinsabores, yo no apostaría en contra de ello. Pero, como en Rocky IV, donde Stallone ya introdujo un robot mayordomo en la mansión (alejándose de forma indefiniblemente payasa de los postulados realistas de su primera entrega), el robot da la clave de ese salto que mencionábamos antes.

"Solo asesinatos en el edificio pervive como una de las creaciones más vivas, dinámicas y recomendables del panorama televisivo actual"

Solo asesinatos en el edificio sigue presumiendo de diálogos rápidos y acertados, un tono de misterio acogedor que entronca perfectamente con un género clásico (y todo un subgénero de arrollador éxito en librerías actuales, el cozy mystery) y, gracias a Dios, de un trío de actores en perpetua ebullición. Bien es cierto que los secundarios famosos, convertidos ya en fórmula, cantan un poco: Renée Zellweger y Christoph Waltz están excesivos, sin acabar de sintonizar esa tecla entre lo humano y lo absurdo de Gomez, Martin y Short. La trama, además, sirve en bandeja demasiado pronto y demasiado rápido las soluciones, para que la acción nunca decaiga, y esa metáfora social sobre los empleados que viven bajo el Arconia (y los empresarios devenidos en nuevos mafiosos) resulta un tanto afectada y tópica.

Pero es que la acción nunca decae, y pese a estar ya camino de saltar el dichoso tiburón (cinco temporadas en cinco años, no está nada mal) Solo asesinatos en el edificio pervive como una de las creaciones más vivas, dinámicas y recomendables del panorama televisivo actual, quizá una de las pocas a realmente atesorar en los libros de la televisión de este último lustro. El cómo afrontarán Steve Martin y John Hoffman, creadores de la serie, el futuro de sus queridos personajes es todavía un enigma, como también la resolución del doble asesinato y si, aquí sí, maravillosa idea puramente visual del casino en los subterráneos del edificio, abrochará bien con ese carácter puramente neoyorquino de la serie.

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