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Toda la vida de Borges en 12 momentos que se bifurcan (y II)

Toda la vida de Borges en 12 momentos que se bifurcan (y II)

Un primer plano de Borges desenfocado junto a María Kodama, en el Hotel Real de Santander, en 1983. foto: José María Plaza.

Continuamos, en esta crónica conjetural, con la segunda parte de la biografía personal de Jorge Luis Borges en doce escenas (el número debía ser múltiplo de tres, dada la fascinación del escritor por la Divina Comedia) o doce momentos amplios que, como un esqueleto, nos levanten al personaje y a la persona de Jorge Luis Borges, quien ya ha cruzado la mitad de su vida. Este recorrido biográfico es una síntesis, pero también una interpretación, que concede más relevancia a la vida que a la obra, en este caso, íntimamente unidas pese a las apariencias. Porque sin esa vida que tuvo y lo arrastró, su obra hubiera sido muy distinta.

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7.- 1951, PERONISMO

Los años en que el general Perón estuvo en el poder (de 1946 a 1955) significaron un cambio total en la vida de Borges. Para empezar, perdió su empleo de bibliotecario y, como antiperonista famoso, estaba bajo sospecha y siempre había algún policía que vigilaba las actividades y charlas del escritor. Porque Borges, que hasta entonces no se atrevía a hablar en público, se descubrió como un brillante conferenciante que despertaba el interés de su auditorio. Curiosamente, Estela Canto está detrás. Para mitigar su creciente ansiedad, Borges visitó a un psicólogo, que no solucionó sus problemas de pareja, pero sí su miedo escénico. Sus charlas se fueron multiplicando (Borges tenía la habilidad de hacer que sus oyentes se creyeran inteligentes) y a partir de entonces encontró una nueva manera de ganarse la vida.

"Cuando Borges quería estar junto a una mujer, con la esperanza de enamorarla, le proponía escribir un libro juntos"

Paralelamente, dirige la revista Anales de Buenos Aires, y allí acude un joven alto y con cara de niño que le lleva su cuento Casa Tomada. Borges será el primero en publicar a Cortázar. En este periodo empiezan sus particulares amistades literarias. Cuando Borges quería estar junto a una mujer, con la esperanza de enamorarla, le proponía escribir un libro juntos. Y así tenemos a Silvia Bulrrich (El compadrito), Delia Ingenieros (Literaturas germánicas), Margarita Guerrero (Martín Fierro y Zoología fantástico) y otras amigas. Estas colaboraciones se  convertirán en una práctica común hasta el encuentro definitivo con María Kodama. Seguía sin olvidar a Estela Canto, que iba y venía de su vida, pero en este tiempo tuvo, al menos, tres amores que finalmente no prosperaron. La traducción al francés de Ficciones, en 1951, será el primer paso para su reconocimiento internacional.

Jorge Luis Borges con Luisa Mercedes Levinson, con quien escribió el cuento ‘La hermana de Eloísa’.

8.1955, BIBLIOTECA NACIONAL

A finales de 1954 pierde la visión de un ojo y han de operarlo otra vez. No todo es tan negro, porque al año siguiente Perón deja el poder, con lo que devuelve la esperanza a tantos antiperonistas, como Borges, quien es nombrado director de la Biblioteca Nacional. Es esa ironía de Dios, que recrea en un poema, donde dice: «me dio a la vez los libros y la noche». A pesar de sus ojos, comienza una buena época en su vida, en la que escribe libros de lo más variado con sus múltiples amigas, e incluso un cuento a medias («La hermana de Eloísa») con Luisa Mercedes Levinson. También prosigue con sus exitosas charlas e imparte clases de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires ante la admiración de sus alumnas. Aparecen los tres primeros libros (de los miles futuros) que estudian aspectos de su obra.

Dada su creciente ceguera, le aconsejan que no lea ni escriba, y en 1958 decide dejar la prosa y pasarse a la poesía, normalmente rimada, después de tres décadas de silencio poético. Si había editado solo tres poemarios (en los años 20), ahora y hasta el final de su vida publicará diez más; el más inmediato (1960) será El Hacedor, esa obra mixta de transición, que reúne prosas y versos. A partir de ahora, la dependencia de su madre, que se convierte en su lectora y escribidora, será constante.

9.1961, EL PREMIO

El Premio, así con mayúscula, es el Formentor, que en Mallorca concedían seis editores internacionales y que, en su primera edición, recayó en Jorge Luis Borges (tuvo un gran defensor en Roger Caillois, su traductor al francés) y Samuel Beckett. Este galardón cambiará su vida y la valoración y repercusión de la obra en todo el mundo. Le convierte, de repente, en un escritor consagrado. Sus obras se traducen constantemente, y las universidades lo llaman para encuentros, clases y homenajes. La primera, que marcará el camino, será la de Texas. En septiembre de 1961 acuden el escritor y su madre de 85 años a aquel campus a impartir un curso de seis meses.

"Ella era como una más del grupo y todos apostaban por el matrimonio, pero otro poeta se cruzó en el camino de la mujer"

En 1963 se encuentran Borges y la joven María Esther Vázquez, quien durante dos años será la confidente, amiga y compañera de viajes del escritor, y una de las personas que mejor lo ha conocido y querido. Borges se enamoró de ella, pero ese amor tuvo que transformarse en amistad.  En otoño, Vázquez le acompañaría en su largo viaje por Europa, al que seguirán otros para recoger premios, recibir homenajes o dar charlas. También se hará muy amiga de los Bioy. Ella era como una más del grupo y todos apostaban por el matrimonio, pero otro poeta se cruzó en el camino de la mujer y Borges, una vez más, se quedó hundido, a pesar de tantos reconocimientos. María Esther publicó en 1996 la biografía Borges, esplendor y derrota, uno de los mejores libros para conocer al escritor.

Con María Esther Vázquez, quien le acompañó en varios de sus viajes por el mundo y escribió una de las mejores biografías sobre Borges.

10.1967, MATRIMONIO

La madre de Borges había cumplido 90 años y estaba muy preocupada por el destino de su hijo cuando ella muriera. Había que buscarle una esposa con urgencia, y pensó en Elsa Astete, una mujer madura y ya viuda, que había rechazado dos veces a Georgie en su juventud. Se casaron en otoño de 1967 y viajaron a Estados Unidos, donde el escritor había sido invitado por la Universidad de Harvard a dictar un curso. Elsa, que no sabía nada de inglés, fue un problema y Borges empezó a darse cuenta de que no tenían nada en común y ni siquiera estaba enamorado de ella. Así que empiezan sus desencuentros y tres años después se separan.

Liberado de su mujer, concluye al fin El Congreso, aquella novela que se le ocurrió en 1940 y que finalmente se convertirá en su cuento más largo. Para su tristeza, el peronismo vuelve al poder y renuncia (1973) a su puesto de director de la Biblioteca Nacional.  Políticamente —le dolerá profundamente— son años nefastos en Argentina: Perón fallece enseguida y lo que sigue son el caos y los disturbios con Isabelita Perón y la cruel dictadura militar. De todos modos, en el mundo siguen suspirando por Borges, quien acude de nuevo a Estados Unidos, donde los más importantes autores del momento van a escucharlo y admirarlo.

11.1975, HUÉRFANO

Esta es otra de las fechas claves en su vida. A los 99 años fallece su madre Leonor Acevedo y Borges se quedará huérfano, sólo en su departamento de Maipú con su fiel sirvienta Fani Úveda, que le atendió durante cuatro décadas. Tras este abismo, Borges se sujetará a dos personas: María Kodama, con quien había sentido una conexión muy especial en su encuentro en Islandia en 1971, y Roberto Alifano. Este joven periodista, amigo de su madre, se convierte en su amanuense diario y será el que lo acompañe en sus abundantes charlas por Argentina, que impartirán en forma de diálogo. Incluso, insistió Borges en compartir los ingresos, ya que siempre fue despreocupado con el dinero.  Al igual que Bioy, Alifano anotó, en forma de diario, sus encuentros con el escritor, y este otoño aparece el primer tomo del voluminoso Cuaderno Borges. ¿Por qué el escritor, que siempre había elegido a mujeres para sus colaboraciones, pidió a Alifano que fuera su amanuense y confidente, y hasta tradujeron juntos? Se nos antojan tres razones.

Con María Kodama, una antigua alumna, ya había tenido encuentros anteriormente y existía entre ellos un fervor secreto. La vida les ofrece, de pronto, una oportunidad: en 1977 Borges tenía que hacer un largo viaje, pero no estaba libre ninguno de sus acompañantes habituales, así que Fani, sirvienta y secretaria, pensó en María Kodama, la única mujer que Elsa Astete soportaba en su época de casados. Este será el primero de una serie ya interminable de viajes alrededor del mundo. Como era inevitable, Borges la convirtió en su nueva musa.

Tras recibir el Premio Formentor, en 1961, Borges viajará por las universidades americanas y europeas junto a su madre, Leonor Acevedo.

12.1984, RUPTURAS

No es fácil hablar de esta relación, ya que existen dos versiones contrapuestas. Lo cierto es que Borges, ciego, viejo, huérfano, había dejado su destino exterior en manos de aquella muchacha extraña y silenciosa que le enamoró, y de quien se enamoró, y ahora dependía totalmente de ella —y de su eficacia japonesa— para moverse por el mundo. Porque las dos últimas décadas de la vida del escritor se habían convertido en una sucesión de viajes internacionales de aclamación y reconocimientos. Quizás, una huida. Kodama le acompañaría durante los últimos diez años, pero cuando regresaban a Buenos Aires las cosas cambiaban y apenas si se veían semanalmente, acaso porque se sentía una intrusa en el mundo social de Borges y nunca fue aceptada por su círculo.

"No sabemos si María Kodama intentó separar al escritor de sus amigos y familiares, o simplemente luchaba por tener un espacio propio"

Borges seguía viviendo con su fiel sirvienta, charlando y corrigiendo sus textos con Alifano, viendo a sus amigos que se iban muriendo, frecuentando la librería La Ciudad, al lado de su casa, donde entabló amistad e ilusión (le recordaba sus primeros amores) con Viviana Aguilar, una dependienta de veinte años con la que le gustaba charlar, y le pidió que le acompañara a un viaje a Colombia, que ella aceptó, pero no pudo ser. También acudía puntualmente a las cenas a casa de los Bioy, como llevaba haciendo 44 años, hasta que María Kodama, en 1984, le aconsejó que renunciara a esa costumbre. Bioy y Borges siguieron viéndose, pero casi de incógnito.

No sabemos si María Kodama intentó separar al escritor de sus amigos y familiares, o simplemente luchaba por tener un espacio propio; lo cierto es que se llegó a una especie de dualidad —un sendero que se bifurca—, donde Borges ya no tenía fuerzas ni entusiasmo para elegir. No era libre. Tan solo se dejó llevar. Y la decisión de abandonar Buenos Aires, ya enfermo, para ir a morir a Ginebra, donde murió el sábado 14 de junio de 1986, es algo que ninguno de los que le conocieron y amaron entendieron bien.

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Epílogo. Existen millares de fotos de Borges, y en las que parece más feliz son las de la década de los años 20, tiempo de amistad y vanguardia; las imágenes junto a Bioy Casares; y las fotografías de la época de María Esther Vázquez.  Hay que resaltar, por otra parte, que el tiempo favoreció su figura y fotogenia, y se volvió más atractivo físicamente al entrar en los 60; además, Kodama se preocupó de que vistiera con buenos trajes. Las dos fotos inéditas, que se presentan en esta biografía, se tomaron en Santander en 1983.

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