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Todo comenzó con Juliette

Todo comenzó con Juliette

Un coro de voces femeninas, de distintas edades y en circunstancias diversas, se alza en estas páginas para encarnar los dilemas que marcan la existencia. Cada historia se enlaza con las demás hasta trazar un mapa secreto de vidas cruzadas, un entramado de espejos donde lo individual se vuelve colectivo.

En este making of Ovidio Parades nos cuenta cómo escribió Frances Farmer no murió en Seattle (Tres Hermanas).

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Empecé a escribir este libro poco después de terminar el anterior, Mi madre y yo, un acercamiento a la vida compartida con mi madre durante casi cincuenta y dos años. Mi madre murió el 26 de junio de 2023. A veces la literatura, entre otras muchas cosas, también puede ser una tabla de salvación. Como lector, como escritor. Un lugar en el que adentrarse para tomar aire fresco cuando el dolor es tan intenso que por momentos consigue desbordarnos. El punto de partida de este nuevo libro, pese al título, no fue la actriz Frances Farmer (cuya vida me fascinó desde el primer momento que tuve conocimiento de ella), sino una de las mujeres del primer relato, Juliette. Frances se convirtió enseguida en el punto de llegada. Pronto lo tuve claro. Había que unir ambos puntos con historias entrelazadas. Ese era mi objetivo. A partir de ahí, de tener la idea clara y de comenzar la escritura, todo fue (relativamente) fácil. Me aislaba del mundo y de ese intenso dolor por la ausencia de mi madre con las historias de todas estas mujeres (y de algún hombre). Me levantaba temprano, preparaba café, echaba un vistazo a los periódicos y me ponía a escribir durante dos o tres horas, siempre antes del amanecer y del largo y necesario paseo (para la salud física y mental) de todos los días. El ejercicio, evocando los paseos de Robert Walser, que hacemos las personas que no hacemos ejercicio.

"El libro, escrito ya el primer relato de regreso a mi ciudad, iba tomando forma en el papel, en la pantalla del ordenador. Juliette, la hija de Ingrid, que así se titula el primero de los relatos que conforman este libro"

Juliette. Todo comenzó con Juliette. ¿Quién es Juliette? Sin duda, un personaje creado por mí. Pero que partió, como tantas otras veces, de una imagen real, de una mujer real, de la que, por supuesto, desconozco su verdadero nombre. El mismo verano de la muerte de mi madre, mi marido y yo paseábamos al anochecer por la localidad del sur en la que nos encontrábamos. El mismo mar de todos los veranos. Ya de retirada, cerca de nuestro hotel, vimos a dos mujeres hablar y fumar a la puerta de un bingo. Eran trabajadoras de aquel local. Llevaban el uniforme. Camisa azul, ajustada falda gris por debajo de la rodilla y zapatos cómodos. Una de ellas, alrededor de los sesenta años, rubia, atractiva y con una bonita voz, hablaba una mezcla de francés, alemán y español. Nos detuvimos cerca de ellas para fumar un último cigarrillo antes de subir a la habitación del hotel. Íñigo les daba la espalda y yo podía observarlas con la disculpa de la papelera donde iba a parar la ceniza de nuestros cigarrillos. Había algo fascinante en aquella mujer, en su físico, en la manera de mover su media melena, en apurar el cigarrillo. Me pregunté de dónde vendría, dónde habría nacido, cómo habría terminado trabajando en aquel lugar, cuál habría sido su vida anterior. Al subir a la habitación, antes de dormir, tomé algunas notas en mi cuaderno. Sabía que, cuando regresase a mi casa, me pondría a escribir sobre ella. Mejor dicho: sobre la imagen que aquella mujer proyectaba en mí. Y así lo hice. Invención, imaginación, literatura. Juliette ya era Juliette, incluso en aquellos apuntes en el cuaderno de tapas rojas. El lío ya estaba armado dentro de mi cabeza. El libro, escrito ya el primer relato de regreso a mi ciudad, iba tomando forma en el papel, en la pantalla del ordenador. Juliette, la hija de Ingrid, que así se titula el primero de los relatos que conforman este libro. Todos, por cierto, llevan nombre de mujer. Mujeres bajo la influencia, evocando ahora a Gena Rowlands y John Cassavetes.

"Frances Farmer no murió en Seattle es mi cuarto libro de relatos. El decimotercer libro que publico. Como todos ellos, si ustedes lo desean, ya es suyo"

Y así, después de Ingrid y Juliette, vinieron en aquellas gozosas madrugadas de trabajo una mujer tras otra, una historia tras otra. Mujeres que leen, que limpian, que buscan amor o sexo (o ambas cosas), que encuentran la enfermedad, que beben por placer o por tormento, que huyen… Mujeres que, como todo el mundo, intentan descifrar las complicaciones de la existencia y que intentan vivir a su modo, atrapando los máximos momentos de felicidad (¿serenidad?) posibles. Entre todas ellas, una fantasmal Romy Schneider en las calles de Viena. Otra mujer que lee a Javier Marías mientras operan a su pareja (por cierto, la primera versión de este relato quedó finalista en el concurso que Zenda organizó sobre la figura de Marías a los pocos días de su muerte). Y al final, Frances Farmer evocando su vida antes del prematuro y definitivo adiós.

Frances Farmer no murió en Seattle es mi cuarto libro de relatos. El decimotercer libro que publico. Como todos ellos, si ustedes lo desean, ya es suyo.

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Autor: Ovidio Parades. Título: Frances Farmer no murió en Seattle. Editorial: Tres hermanas. Venta: Todos tus libros.

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