Dámaso Alonso llegó a asegurar, en un estudio sobre la lírica de Leopoldo Panero, aunque lo aseguró también en otras páginas suyas, que anida una búsqueda directa o indirecta de Dios en toda creación poética. Semejante afirmación podría ser objeto de un severo cuestionamiento, o bien podría aceptarse con más o menos reticencias, puntualizaciones y salvedades. Sin embargo, el aserto deja de ser una hipótesis si nos adentramos en la obra poética de Javier Melloni (Barcelona, 1962), de quien Editorial Herder ha editado en 2025 el conjunto teosófico Somos su Secreto. Entre la copiosísima bibliografía generada por el autor en el género ensayístico, este libro es su segunda obra poética después de los doce años que median desde la primera, Sed de Ser, aparecida en 2013.
Una obra lírica que vaya a centrarse en temáticas concernientes a la religión ya provee de entrada, y por eso mismo, múltiples asuntos a quienes quieran llevarla a cabo. Lo demuestra la entera historia de la poesía española, pero sucede que Javier Melloni ha escogido para su libro la veta que más se ajusta a sus querencias, sentires, saberes y fidelidades personales y misionales. Esa veta es la de ir creando, para conjuntarlos en Somos su Secreto, poemas cuyos contenidos concuerdan con los que plantearon y plantean las diferentes tradiciones religiosas y de pensamiento, así como con el magisterio de grandes filósofos de la historia, pero incluyendo igualmente reflexiones de autores diversos, entre los que los estrictamente literarios apenas se consideran, con alguna que otra excepción.
La gama de citas paratextuales al frente de las diferentes secciones es amplísima y, como estoy diciendo, pertenecen a culturas varias, a credos varios, y a autores no menos varios. Desde esta perspectiva, a este libro ya le caracteriza de raíz una singularísima peculiaridad que le diferencia de otros conjuntos poéticos hispánicos de temática religiosa, tanto si contemplamos las letras del pasado como las del presente. Avezado Javier Melloni a profundizar en tantas lecturas de carácter místico, e instruido en místicas creadas a partir de diversas culturas del mundo, entre las que sin duda sobresale la mística castellana, y en ella la de san Juan de la Cruz, en Somos su Secreto ha repartido sus composiciones poéticas en siete ámbitos.
En esos espacios aspiró a ir textualizando Javier Melloni lo Real, lo Real en mayúscula simbólica, y en la tríada de dimensiones que lo constituirían, esto es la divina, la humana y la cósmica. A estas dimensiones las considera el autor como “destellos del Secreto teofánico que se despliega por doquier” (12), de ahí que él mismo se haya inclinado en el prefacio de su libro a calificarlo como cosmoteándrico. La procedencia del vocablo se la explicaba a un entrevistador en un vis a vis publicado por la revista Conversalitas en febrero de 2025, en la cual le dijo que esa palabra se la debe a Raimon Panikkar, filósofo y teólogo barcelonés que “logró condensar en un solo término las tres dimensiones de la realidad que están presentes en todas las religiones”, y a las que recién he aludido.
Obra de índole mística, los poemas están dirigidos a Dios, y en su textualización se presentizan los seres humanos, así como el cosmos a través de las teofanías mineral, botánica y animalística. El lenguaje poético se formula en líneas que en muy contadas ocasiones parecen preestablecidas, y en las que no se busca la plasticidad ni se acude a los recursos literarios frecuentes en los libros poéticos más consuetudinarios, sino que el poeta se adentra en honduras teológicas que se transmiten merced a condensaciones conceptuales. La repetición semántica se prodiga en el libro, una clase de insistencias que, según explicaba Melloni en la entrevista antecitada, no solo las soporta bien el lenguaje místico, “sino que las necesita para ir perforando lo que trata de expresar.”. Y por supuesto tampoco faltan en Somos su Secreto rasgos tan genuinos de la literatura de los místicos como lo son la paradoja, el oxímoron, de vez en cuando el paralelismo, amén de las constantes impregnaciones simbólicas del empleo de mayúsculas.
No me va a resultar fácil en absoluto escoger qué asuntos y de qué poemas me han llamado más la atención de entre tantos como me la llamaron al leer Somos su Secreto. Pero me decanto por dos tan solo. Uno podría ser el poema “Teofanía mineral”, donde el poeta enfatiza la espiritualidad pétrea al máximo, y lo hace apoyándose en el poeta y filósofo musulmán andalusí Ibn Arabi, de quien pondera la retadora idea de que “Supo ver en las piedras / seres espirituales / de una existencia superior a la humana.” (43).
Otro poema que escogería pudiera ser el titulado “El lento proceso”, en virtud de que se textualiza en él un visionarismo futurible que no se atisba como tan lejano. En el poema se plasman momentos bien sugestivos en los que el futuro más desconcertante aparece integrado en el “plan” divino de la creación, así cuando leemos que
somos el desarrollo
de las amebas
que fuimos una vez.
El proceso no ha terminado.
Se gestarán nuevas especies
a partir del relevo
que les demos. (30-31)
El poema prosigue, y continúa ofreciendo una visión que para muchos será tan desacostumbrada como desafiante sobre un asunto de rabiosa actualidad, el de la inteligencia artificial. El poeta la concibe incorporada al proceso de la creación del mundo, proceso durante el cual Dios habría querido despertar la mente de los seres humanos a fin de que contribuyan, como coautores, en ese proceso, en cuyo transcurso se generan ya y se irán generando problemáticas controversiales a más no poder y de toda laya. Desde esta perspectiva, la corriente de pensamiento denominada transhumanismo, la cual considera que va a producirse una modificación gradual en nuestra especie, queda dentro del referido proceso. Javier Melloni se lo dice a Dios así:
La inteligencia artificial
forma parte de este proceso.
El transhumanismo o posthumanismo
que estamos creando
participa del mismo despertar
que has puesto en nuestra mente
y en nuestras manos
para co-crear Contigo
el prodigio de manifestarte
a pesar del riesgo
de extraviarnos. (31)
El libro culmina con un poema titulado “Somos su Secreto”, espacio textual que dialoga con la obra entera y con cada una de sus vertientes, de ahí la coincidencia entre las dos titulaciones, la general y la de su parte última. Esa composición culminante va desplegándose merced a la praxis habitual de la obra, esto es a tenor de breves agrupaciones de líneas cortas y escalonadas entre las que aparece de vez en vez una suerte de estribillo, una de cuyas apariciones pondrá punto final al poema y al libro. Ese estribillo está conformado por afirmaciones dirigidas a Dios conteniendo una revisión semántica de dos polisémicos conceptos de gran raigambre y significaciones místicas, los de Agua y Fuente. Esta revisión fue explicitada por Melloni a su entrevistador diciéndole que “El agua revela el secreto de la Fuente. Eso es lo que somos respecto de Dios”, pero en el libro lo poetizó de la siguiente manera: “Nos necesitamos mutuamente / Somos el Agua en que te viertes / Sin nosotros dejarías de ser Fuente”. En las líneas previas el hablante le había anticipado también a Dios que estaba persuadido de que
El devenir
de nuestra vida
es la ocasión
de dar
a conocer
tu Secreto. (147).
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Autor: Javier Melloni. Título: Somos su Secreto. Editorial: Herder. Venta: Todos tus libros.


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