Antonio Rivero Taravillo es un poeta, aforista, traductor y narrador nacido en Melilla en 1963 y residente en Sevilla. Ha realizado traducciones de Tennyson, Poe, Graves, Pound, Marlowe, Milton, Donne, Hopkins o James Wright, entre otros. Ha vertido asimismo la Poesía completa de William Shakespeare y la Poesía reunida de W. B. Yeats. Premio Andaluz a la Traducción Literaria por Poemas de John Keats (2006), ha obtenido igualmente el Premio Comillas de Biografía por Luis Cernuda. Años españoles (1902-1938) (2008) y el Premio de Biografía Antonio Domínguez Ortiz por Cirlot. Ser y no ser de un poeta único (2016). En 2011 recibió el Premio Feria del Libro de Sevilla, y en 2018 el Premio de Aforismos Rafael Pérez Estrada. Sus libros de poemas más recientes son Svarabhakti (Maclein y Parker, 2019) y Más tarde (Sloper, 2019); y el último de aforismos, La orfandad de Orfeo (Cypress, 2020). Dirige la revista Estación Poesía desde su fundación en 2014. También ha publicado biografías y libros de viajes.
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La felicidad solo puede darse en el presente. El pasado es víspera del gozo; el futuro, melancolía de la dicha.
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La palabra feliz está demasiado cerca del vocablo falaz, de ahí que a menudo la juzguemos engaño.
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Compartida con otro, la felicidad no se divide sino que se multiplica.
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Escribo un manual de poesía. Los manuales de poesía son muy útiles para sujetar la hoja suelta en que se escribe el poema y que así no se vuele.
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No me meto en esos charcos. A mí dadme océanos y entraré a discutir.
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Hay personas con tan mal oído que cuando cantan victoria pierden.
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Hace tanto calor que ya se ha secado la toalla que tenderé mañana.
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La inteligencia es volátil, como éter. Un aforismo robado del frasco de un sabio se convierte en lugar común en labios de un necio.
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Una coma bien puesta es un pájaro que se posa en un árbol a cantar.
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En el contrato de un libro de aforismos, todo es letra pequeña. Cuidado.
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Poesía no es decir: el sol luce y el león ruge. Poesía es decir: el sol ruge y el león luce.
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Cuando tantos se dedican a actos de barbarie, regar las plantas es un gesto de civilización.
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Llena de correspondencias, simetrías, ritmos, la naturaleza jamás escribe en prosa.
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Escribir un poema es lo contrario de redactar: los versos no se expanden, se concentran.
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La mayor satisfacción del profesor de un taller de poesía: que sus alumnos no le hagan sombra sino que le den luz.
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La reina de las erratas. O la más veterana: «Noeclasicismo». Una errata antediluviana.
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En los versos que nos impactan, el análisis métrico debería llamarse balística.
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